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Las eléctricas aprovechan las redes de las centrales de gas para instalar solar ante la escasez de conexiones

Engie e Iberdrola ya tienen varios proyectos en marcha en Teruel, Toledo y Cádiz. Muchos ciclos combinados solo entran cuando no luce el sol

Ignacio Fariza
Central de ciclo combinado de Castelnou, Teruel.
Central de ciclo combinado de Castelnou, Teruel.Wikimedia Commons

La escasez de puntos de acceso en el mallado eléctrico español está llevando a las empresas del sector a apostar por soluciones imaginativas para poder sacar adelante sus nuevos proyectos renovables. Entre ellas, la combinación (o hibridación, en la jerga energética) de dos tecnologías de muy distinta naturaleza pero cada vez más complementarias: la fotovoltaica, que por definición solo opera cuando hace sol, y las centrales de gas, que en los últimos tiempos están viendo reducida su entrada en combate a las madrugadas y a la hora del desayuno y de la cena, cuando las renovables y las nucleares no se bastan por sí solas.

Los primeros proyectos de este tipo están aún en fase de desarrollo, pero el camino parece trazado. Dos grandes eléctricas con presencia en la península Ibérica —Engie e Iberdrola— avanzan. La primera anunció en marzo una inversión de 100 millones de euros en una planta fotovoltaica de 155 megavatios (MW) para aprovechar la red a la que vierte energía —en los últimos tiempos, de forma intermitente— su ciclo combinado de 800 MW en Castelnou (Teruel). El emplazamiento en el que está asentada la instalación, un área rural con mucho recurso solar y terreno disponible en los alrededores, es particularmente bueno para la puesta en marcha de paneles.

Iberdrola, por su parte, cuenta con otros dos proyectos de hibridación de centrales de gas y fotovoltaica en cartera: en Aceca (Toledo) y en Arcos de la Frontera (Cádiz). Ambos, en fase de “tramitación avanzada”, cumplen la máxima de buen recurso solar y terreno disponible. “En España, existen limitaciones de acceso a la capacidad de la red eléctrica, y la hibridación es una manera de promover renovables. Además, los ciclos tienen un bajo factor de carga, puesto que funcionan como tecnología de respaldo y así se evitan también efectos ambientales de las líneas de conexión”, expone un portavoz de la eléctrica. “La hibridación tiene varias ventajas, como un menor impacto ambiental, un mayor aprovechamiento renovable y el apoyo a las comunidades sociales que acogen las instalaciones energéticas”, completa.

Naturgy, el mayor operador de ciclos combinados de la Península, se limita a señalar que “analiza” opciones que le permitan “evolucionar” sus activos. “En este tipo de proyectos en concreto, estamos analizando diferentes alternativas de forma preliminar”, apunta un portavoz de la antigua Gas Natural Fenosa. Algo similar deslizan desde Endesa: “Tenemos en estudio estas hibridaciones, pero aún no hay ningún proyecto concreto”.

En España, apunta Susana Sánchez Orgaz, profesora del departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), “hay mucho ciclo combinado y para las eléctricas hibridarlos es una oportunidad para obtener un mayor rendimiento de estas instalaciones con una menor utilización de combustible”. “La hibridación con fotovoltaica es una de las mejoras posibles para reducir sus emisiones, con un gran potencial que merece la pena explorar”, expone.

“Es algo muy lógico: los puntos de entronque de red son cada vez más complicados de conseguir, y los ciclos combinados se utilizan, cada vez más, solo en las horas pico de demanda”, completa Javier Muñoz Antón, de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la propia UPM. “Es como si hubiera una autopista de cuatro carriles para ir de Madrid a Algete y solo se utilizaran esos cuatro carriles unas horas al mes... Así que sí, es una idea bastante sensata tratar de utilizar esa capacidad ociosa de conexión a la red para inyectar energía limpia y mucho más barata que la que genera el ciclo“.

Emplazamientos ya reservados

“Más que que falte red, lo que ocurre es que muchos de los emplazamientos ya están reservados por proyectos de eólico y, sobre todo, de solar que han llegado antes”, matiza Javier Revuelta, senior principal de la consultora energética Afry, que cifra en 100 gigavatios (GW) los accesos a la red actualmente bloqueados. “Hibridar ciclos con fotovoltaica es una manera rápida de construir proyectos solares sin tener que pedir red nueva, porque la mayoría de sitios buenos para generar con sol o con viento están ya copados”.

Aunque varios de ellos están cerca de aglomeraciones urbanas o industriales, o en los aledaños de estaciones de regasificación, los ciclos combinados están bastante repartidos por la geografía nacional, con un buen número de instalaciones en el Levante y el sur, donde el recurso solar es ingente. “En esas instalaciones, se dan las condiciones para evitar años de tramitación, porque las eléctricas ya tienen acceso a la red en esos puntos”.

Una solución nueva

Hasta ahora, la hibridación más habitual era entre fuentes renovables —eólica con solar, y eólica y solar con baterías—, no entre fósiles y renovables. Pero las citadas restricciones de red por la enorme demanda para desarrollos renovables está abriendo una espita inimaginable hace unos años, cuando los ciclos combinados operaban prácticamente todo el día. Eso ha cambiado en los últimos tiempos, en los que la eclosión de las energías verdes ha reducido el uso de las centrales de gas a unas pocas horas al día.

“Tiene toda la lógica del mundo: hibridar ciclos combinados con fotovoltaica permite aprovechar nudos de acceso a la red con mucha evacuación, porque los ciclos tienen entre 400 y 800 MW, con una gran complementariedad entre dos tecnologías que rara vez trabajan a la vez”, desarrolla Óscar Barrero, socio responsable de Energía de la firma de servicios profesionales PWC.

Las centrales de gas, dice Barrero, están quedando ociosas unas 6.000 horas al año —muchas de ellas, solares—, mientras que una fotovoltaica tipo trabaja algo más de 2.000. “No obstante, es algo que solo se puede hacer en algunos ciclos, los que no están cerca de regasificadoras o de zonas industriales o urbanas, en las que las posibilidades de encontrar terreno ocioso para fotovoltaicas de gran tamaño no es evidente. Tampoco en el norte de España, donde el recurso solar es menor”.

Al margen de la fotovoltaica, el socio de PWC ve potencial a la hibridación de ciclos combinados con baterías. “Aunque su rol es equivalente, el de funcionar cuando no hay sol, es una solución que permite aprovechar al máximo la red y no tener que utilizar siempre el ciclo o que no entre cortos periodos de tiempo, con costes disparados”, detalla. “Las baterías permiten meter 40 o 50 MW de almacenamiento en espacios pequeños y pueden tanto evitar que el ciclo se encienda para solo un par de horas o tres como suavizar los arranque del ciclo combinado. Es un concepto nuevo, no como la habitual hibridación entre renovables. En ambos casos hay espacio”.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.
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