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Renfe se ahorró 1.150 millones en 2016 cuando adjudicó a Talgo los nuevos trenes que disparan las incidencias

El entonces Gobierno del PP eligió al fabricante español por encima de Siemens, Alstom y CAF con una rebaja del 43% sobre el precio de licitación. La canadiense Bombardier llevó el proceso a la Audiencia Nacional, pero desistió en 2018

Interior de un tren Avril S106 adquirido por Renfe.
Interior de un tren Avril S106 adquirido por Renfe.
Manu Granda

Suele decirse que lo barato sale caro y Renfe lo está experimentando con los nuevos trenes de alta velocidad de Talgo que comenzó a recibir el pasado 21 de mayo. El contrato de fabricación y mantenimiento de estos aparatos llamados Avril S106, los cuales han causado ya 479 incidencias en apenas dos meses y medio, se lo adjudicó Renfe a Talgo en un megaconcurso resuelto en 2016 bajo el Gobierno del Partido Popular. En ese entonces, Talgo se impuso a sus rivales Siemens, Alstom y CAF, quienes no pudieron competir con el fabricante español, que se llevó la mejor puntuación tanto en la oferta técnica (con 29,62 puntos) como en la económica (65 puntos). En el apartado económico, el proyecto de Talgo supuso una rebaja del 43% sobre el precio de licitación, que era de 2.642 millones de euros, un descuento inalcanzable para el resto. Así, por 30 trenes y por el mantenimiento de estos durante 40 años, Renfe debería abonar hasta 1.495,4 millones.

El megaconcurso fue un proceso cargado de polémica, en el que tanto la francesa Alstom como la canadiense Bombardier se quejaron por distintos motivos. En el caso de la primera, esta presentó alegaciones en noviembre de 2016 en las que expresó sus dudas tanto técnicas como económicas sobre la oferta del fabricante español, porque entendía que contenía varias contradicciones. En ese entonces, todavía no se había resuelto el concurso, pero ya se sabía que ganaría Talgo. Dichas alegaciones no fructificaron. La francesa compitió con su tren Euroduplex, el cual recibió la segunda mejor puntuación, con 81,7 puntos en total, frente a los 94,6 de Talgo. CAF y Siemens quedaron últimos, mientras que la canadiense Bombardier, que había presentado en un principio a su tren Zefiro, terminó quedándose fuera de la competencia.

Esta última, meses antes de resolverse la licitación, puso una reclamación ante el tribunal administrativo central de recursos contractuales, el cual admitió parcialmente las quejas de la compañía. Concretamente, Renfe tuvo que reformular el concurso y anular la cláusula que premiaba la fabricación nacional de los trenes, ya que esto suponía una restricción de la competencia y era contrario a la legislación europea. Una vez cambiado, Bombardier, que criticó que el concurso siguiera su marcha con el Gobierno en funciones, fue expulsada más tarde del proceso por no reconocer la validez del mismo. El conflicto entre la canadiense y Renfe no se resolvió hasta 2018, cuando la canadiense decidió retirar su demanda presentada ante la Audiencia Nacional.

Sonoros retrasos y averías

La adjudicación del contrato a Talgo comprometía a esta a entregar 15 trenes a Renfe y al mantenimiento de estos durante 30 años por 786,5 millones. A esto se añadía una cláusula por la que Renfe podía pedir otros 15 trenes y que el mantenimiento se extendiese hasta los 40 años, como así hizo la compañía de ferrocarril pública, totalizando los anteriormente citados 1.495,4 millones. El primer lote de trenes debía llegar en 38 meses, aunque eso no sucedió. En su lugar, Talgo fue encadenando continuos atrasos en la entrega de los convoyes y los primeros diez llegaron a manos de Renfe el 11 de abril de este año, después de que Renfe pusiese una reclamación a Talgo de 116 millones más 50 millones por el lucro cesante.

Ese primer lote de los S106 se puso a rodar el 21 de mayo con el estreno del AVE a Asturias y a varias ciudades gallegas, entre ellas Vigo y A Coruña. A día de hoy, Renfe afirma tener 11 trenes Avril S106 en funcionamiento y otros 11 detenidos “por diversos fallos y otras circunstancias”. Entre esos fallos está la avería de este lunes que dejó a casi 500 personas atrapadas en uno de estos trenes que cubría la ruta de Valencia a Madrid. La avería dejó sin electricidad y consecuentemente sin sistema de climatización el tren, lo que llevó a que varios pasajeros rompieran algunas de las ventanas para tratar de ventilar y combatir el calor que había dentro.

De las 479 incidencias originadas por este modelo desde que comenzara a prestar servicio, 28 de ellas provocaron retrasos de más de una hora y 14 necesitaron del rescate o trasbordo de los pasajeros, como sucedió el lunes. Solo esa avería, que afectó a 11.768 pasajeros de 34 servicios, le costará a Renfe unos 390.000 euros en indemnizaciones. La compañía pública pagó el año pasado 42 millones en reclamaciones por los retrasos de sus viajes.

Esta situación ha puesto a Renfe en una situación comprometida, con un ministro de Transportes, Óscar Puente, afirmando en su cuenta personal de X, que el último incidente ha “colmado el vaso”. Desde que se pusieron en marcha, los S106 tienen una puntualidad muy baja, de apenas el 40,72%, frente al 76,2% del conjunto de la flota de Alta Velocidad y Larga Distancia de Renfe, en la que los S106 suponen el 9% de los trenes.

Las reclamaciones económicas que pueda llevar a cabo Renfe, que se sumarán a los millones ya solicitados por los retrasos, suponen una losa para Talgo, que se encuentra en medio de un proceso de venta. Por ella pujan dos compañías, una húngara y otra checa. La primera de ellas, Ganz-Mavag (Magyar Vagon) presentó una oferta pública de adquisición (opa) por Talgo en marzo en la que valoró al fabricante de trenes en 619 millones más los 330 millones de deuda que tiene. Sin embargo, el Gobierno se opuso a esta operación por los posibles lazos entre András Tombor, el hombre tras la opa, y el Gobierno húngaro de Viktor Orbán, país a su vez muy cercano a Rusia. En mitad de ese rechazo del Gobierno es donde aparece el fabricante de trenes Skoda Transportation, que ha mostrado su interés en una integración industrial con Talgo, pero no ha entrado en una guerra de opas. El consejero delegado de esta última afirmó en una entrevista con este diario esta semana que se plantearán la presentación de una oferta económica concreta si Talgo les da “acceso a información detallada”.

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Sobre la firma

Manu Granda
En la actualidad cubre la industria del automóvil en la sección de Empresas. Previamente pasó por el área de Economía, donde escribió de laboral. Como 'freelance', cubrió la temporada de incendios del verano 2019-2020 en Australia para EL PAÍS. Es graduado en periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y cursó el Máster de periodismo de EL PAÍS.
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