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El grupo húngaro Magyar Vagon desafía al Gobierno y presenta la opa por Talgo con el núcleo duro de accionistas a favor

El Ejecutivo califica de “estratégico” al fabricante de trenes y recuerda que cuenta con “un marco reforzado el año pasado para el análisis y control de inversiones”

El logotipo de Talgo ante el Palacio de la Bolsa de Madrid.
El logotipo de Talgo ante el Palacio de la Bolsa de Madrid.Pablo Monge

El consorcio húngaro Ganz-Mavag ha dado el paso de presentar su esperada oferta pública de adquisición (opa) por el fabricante de trenes Talgo ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El intento de compra es por el 100% (123,8 millones de acciones) y hasta el momento no crea más que recelo en el Gobierno. En el entorno del presidente Pedro Sánchez se analizan posibles vínculos del hombre que lidera la opa, el empresario András Tombor, con el primer ministro húngaro Víktor Orban, del que fue asesor de seguridad nacional durante su primer mandato, o incluso con el líder ruso Vladímir Putin. El ministro de Transportes, Óscar Puente, afirmó ayer ante un grupo de periodistas que el Ejecutivo hará “todo lo posible” para evitar que Magyar Vagon, empresa detrás de la operación, tome el control de Talgo.

El punto fuerte de la opa, a 5 euros por título, es contar con el visto bueno de los partícipes de la instrumental Pegaso, titular del 40% del capital de Talgo y dispuestos a vender, tal y como se explicita en el documento publicado en el portal de la CNMV. El consejo de administración de Talgo califica la opa de amistosa y pone el apelativo de “atractiva” a la contraprestación. De hecho, la española “prestará al oferente toda la asistencia que éste razonablemente requiera para el buen fin de la oferta, en particular en lo que se refiere a la preparación y tramitación de las autorizaciones y consentimientos necesarios para su efectividad”

Ganz-Mavag reconoce que el triunfo de su ofensiva depende del plácet del Consejo de Ministros y de la Comisión Europea, en este último caso por una cuestión de defensa de la competencia. La parte compradora trata de despejar temores y afirma que su intención es que Talgo siga cotizando en España, además de mantener aquí su sede y actividades.

Fuentes del Gobierno explican que “se van a analizar todos los detalles de la operación sobre Talgo”. El argumento es que actúa en un sector estratégico “que tiene un papel fundamental en la movilidad ferroviaria, y siempre vamos a defender los proyectos industriales estratégicos y los puestos de trabajo”. Las mismas fuentes recuerdan que España cuenta “con un marco reforzado el año pasado para el análisis y control de inversiones, garantizando que las operaciones no afectan a los intereses de España en materia de salud, seguridad y orden público, y que busca guardar el equilibrio para seguir siendo atractivos como destino inversor”. Con el proyecto húngaro ya sobre la mesa, el Ejecutivo dice trabajar “para garantizar la estabilidad futura de Talgo. Y eso supone estar vigilante ante esta operación”.

La Junta de Inversiones Exteriores es el órgano interministerial, adscrito a la Secretaría de Estado de Comercio, que analiza las implicaciones de inversiones procedentes de fuera, como sería esta opa sobre Talgo. Este ente está presidido por Alicia Varela Donoso, directora general de Comercio Internacional e Inversiones.

La oferta valora al icónico fabricante de trenes, especializado en el segmento de la alta velocidad, en 619 millones de euros y está supeditada a la aceptación por parte del 50% del capital. El movimiento toma firmeza, después de semanas de negociación entre la parte compradora y los acreedores de Talgo: 18 bancos cuentan con capacidad para exigir la amortización anticipada de créditos por 227 millones si se da un cambio de control. Una vez asegurado el terreno que pisan Magyar Vagon y su compañero de viaje, el fondo soberano húngaro Corvinus (se reparten un 55% y un 45% del consorcio que lanza la opa, respectivamente), el avance de operación depende ahora del visto bueno de la CNMV al folleto informativo, y de que el el Gobierno no frene la entrada de capital extranjero en Talgo.

“El oferente iniciará el proceso de solicitud de autorización ante las autoridades competentes tan pronto como sea posible tras la publicación de este anuncio [por el enviado esta tarde a la CNMV] y en colaboración con dichas autoridades [en referencia al Gobierno español]”, se puede leer en el documento que oficializa el lanzamiento de la opa. El Consejo de Ministros podría tener capacidad de veto en virtud del escudo antiopas procedentes del extranjero, regulado a través del real decreto 571/2023, de 4 de julio, sobre inversiones exteriores. Este blindaje fue activado en los primeros tiempos de la pandemia, y posteriormente ampliado, ante la pérdida de valor de importantes cotizadas, con lo que el Ejecutivo puede cerrar la puerta de entrada a partir de la toma de un 10% del capital. Pero también protege a empresas no cotizadas en operaciones superiores a los 500 millones.

La empresa pretendida por Magyar Vagon tiene 82 años de historia y fábricas en Las Matas (Madrid) y Rivabellosa (Álava). Su capitalización bursátil es de 553 millones y ganó 12,2 millones al cierre de 2023. La cotización ha vuelto a levantar el vuelo este jueves, apuntándose un 5,28%, hasta los 4,39 euros. Así, la opa ofrece todavía una prima del 13,9% con sus 5 euros. El oferente resalta el sobreprecio del 14,4% sobre los 4,37 euros que transitaba la acción de Talgo el 7 de febrero, cuando fue suspendida la cotización ante informaciones de prensa que hablaban de la preparación de la oferta; una prima del 27,7% respecto al valor el 15 de noviembre de 2023, día previo a que Talgo desvelara el potencial interés de un inversor; y alcanza el 35,7% sobre el precio medio de 3,68 euros correspondiente al mes anterior a ese 15 de noviembre.

El consejo de administración de Talgo esperará a conocer el folleto informativo de la oferta “para analizarlo en detalle en base a cuatro cuestiones básicas y esenciales: preservar el empleo y la capacidad industrial en España; mantener la sede y la dirección de Talgo en España; conservar la titularidad de Patentes Talgo, SLU sobre los derechos de propiedad intelectual y patentes, y conseguir la mejor opción para todos los accionistas y otros grupos de interés”.

Falta de volumen

El pequeño tamaño de Talgo para disputar pedidos de trenes a referencias como la francesa Alstom, la suiza Stadler, la china CRRC o la española CAF, hace preciso un impulso industrial a una empresa que, además de crecer en alta velocidad, quiere desarrollarse en el negocio del material rodante ligero. Con todo, Talgo tiene pedidos en cartera por 4.200 millones, de los que 2.100 millones fueron contratados el año pasado.

A la necesidad de ganar capacidad de producción se suma el deseo de salida de uno de los accionistas de perfil financiero, el fondo Trilantic. Principal integrante de la instrumental Pegaso, titular de un 40% de Talgo, la venta de acciones por parte de Trilantic arrastra a sus otros dos socios: la familia fundadora Oriol y Torreal, vehículo inversor de Juan Abelló. Este núcleo de accionistas han expresado ya al consejo de Talgo su intención de aceptar la opa con todas sus acciones. Otros inversores son la familia Torrente Blasco, con un 5,03% a través de la instrumental Torreblas, y la aseguradora Santa Lucía con un 2,86%. Entre los miembros del consejo se reparte otro 3,5% de la empresa.

El acercamiento de Magyar Vagon a Talgo se considera amistoso por cuanto fue anunciado al consejo de administración del fabricante e incluso cuenta con el beneplácito de los accionistas de referencia.

La preocupación del Gobierno por este caso se produce tras la entrada el pasado mes de septiembre, esta sin aviso previo, de la saudí STC en Telefónica con un 9,9% entre capital y derivados. Jugando a la defensiva, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) recibió permiso del Consejo de Ministros para hacerse con un 10% de Telefónica, al tiempo que se está creando una SEPI digital como vehículo que podría tomar el papel de accionista de referencia en Telefónica.

El sentido industrial de la opa es dotar de mayor capacidad al fabricante húngaro DJJ (Dunakeszi Jarmüjavító), propiedad de Magyar Vagon, especializado en trenes ligeros y de mercancías con su planta en Dunakeszi (Hungría). Tombor compró esta compañía en 2020, de manos rusas, en el marco de la invasión rusa de Ucrania. La marca de la española se mantendría, así como sus dos plantas en España. Un mayor tamaño de ambos fabricantes les dotaría de mejor posición ante la inversión prevista en ferrocarril en toda Europa. Magyar Vagon ha expuesto ante la CNMV que busca una combinación industrial “que cree valor para Talgo a nivel europeo”.

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