El BBVA admite a los inversores de deuda que la opa al Sabadell puede fracasar o no tener el efecto esperado
El banco reconoce en un folleto de emisión riesgos por un efecto mayor en el capital o unos mayores costes
El BBVA admite ante sus inversores de renta fija de los riesgos de la opa hostil sobre el Banco Sabadell. La entidad reconoce que la oferta “puede no completarse” en el tiempo previsto. Y que, de hacerse, “puede no tener los efectos previstos”, según reza el folleto de emisión de 750 millones en bonos cocos (convertibles en acciones si el capital cae de un determinado nivel) que el banco colocó durante el mes de julio en la Bolsa de Irlanda.
El tiempo es precisamente uno de los elementos que determinarán el éxito de la opa. El BBVA preveía, cuando lanzó la opa, que esta se resolvería en entre seis y ocho meses, tomando como referencia las fusiones de Bankia y CaixaBank o de Unicaja y Liberbank. Sin embargo, todo apunta a que los plazos se dilatarán más de lo esperado. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) puede llevar el análisis a una segunda fase, lo que retrasaría su aprobación incluso hasta un año. Más sencillo se prevé el visto bueno del Banco Central Europeo (BCE) y de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Por el momento, el BBVA sí ha conseguido salvar el primer escollo de la oferta, la aprobación en la junta de accionistas, que consiguió el pasado 5 de julio por un alto porcentaje.
Otro de los riesgos que afronta la transacción es la oposición expresa del Gobierno. De un lado, si la CNMC lleva el análisis a una segunda fase, el Ejecutivo deberá avalar o ampliar las condiciones que le imponga. Por el otro, el BBVA ya ha declarado que tras la opa promoverá una fusión con el Sabadell, una operación que deberá contar con la autorización del Consejo de Ministros. La CNMV obligará al BBVA a detallar en el folleto de la opa el efecto de una opa sin una fusión posterior.
Entre los posibles riesgos que conlleva la oferta si esta se lleva a cabo está, según el folleto, la posibilidad de abonar cargos extra para el pago de contingencias, como reclamaciones de empleados, clientes o terceros. El banco calcula unos costes de 1.450 millones de euros. Esta cifra computa el posible recorte laboral, pero no incluye ni el acuerdo en la depositaría con BNP Paribas ni el de la gestora con Amundi. El mercado duda de estos cálculos e incluso un informe de Citi los eleva al doble.
La operación le permitiría aflorar unas sinergias de 850 millones, de los cuales 750 millones corresponderían a la reducción de costes y 100 millones con mejoras de financiación. Si bien el propio presidente del BBVA, Carlos Torres, ha admitido que la transacción conllevará un recorte de empleo, “consensuado y no traumático”, también ha explicado que la mayor parte de esas sinergias no vendrán por el lado del recorte de la plantilla.
El folleto de la emisión incorpora otros riesgos. Uno de ellos es que el impacto sobre el balance del BBVA sea diferente del estimado, dado que el banco no es aún accionista del Sabadell sin acceso a sus cuentas. “Hay una incertidumbre necesaria sobre el efecto real que el cierre de la oferta tenga sobre la posición financiera del BBVA y los resultados de sus operaciones y hay un riesgo de que las condiciones financieras y los resultados de las operaciones del grupo combinado con la entidad objeto, si la oferta es aceptada, pueden ser materialmente diferentes de lo que deriva de una simple combinación aritmética de las cuentas anuales históricas”, reza el folleto.
El documento reconoce también que la oferta supondría un incremento del balance del BBVA. Y que esto puede traducirse en un incremento en los requerimientos de capital exigidos al banco, el conocido como MREL, al ser percibido el banco resultante como con una mayor importancia sistémica. Esto, según reconoce el folleto, puede obligar al banco a emitir más instrumentos computables como capital que absorbe pérdidas (como bonos cocos o deuda subordinada, entre otros) e incurrir en costes extra. El banco ha calculado un efecto de la opa sobre su ratio de capital CET 1 de 30 puntos básicos, que el banco admite puede ser superior por todos estos factores.
Habitualmente los bancos y las empresas avisan a los inversores sobre los posibles elementos de riesgo que pueden entrañar la inversión en acciones o bonos de la sociedad para los inversores. Se trata, en realidad, de un blindaje ante posibles demandas de estos inversores y no tanto su posición sobre las cuestiones a tratar.
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