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Competencia contempla analizar la opa al Sabadell en un plazo más largo del previsto por el BBVA

La CNMC prevé estudiar la transacción en segunda fase, lo que puede dilatar los plazos hasta un año

Una oficina de BBVA en Bilbao.
Una oficina de BBVA en Bilbao.Vincent West (REUTERS)

El BBVA se expone a un largo proceso de autorización para culminar el asalto al Sabadell. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) analizará concienzudamente la transacción, que previsiblemente será revisada en segunda fase y sus conclusiones deberán ser avaladas por el Consejo de Ministros, según indican fuentes próximas a la institución. Esto prolongará los plazos más de lo esperado.

El banco que preside Carlos Torres afirmó cuando lanzó la opa que esperaba un proceso de entre seis y ocho meses. En este tiempo necesita el visto bueno del Banco Central Europeo (BCE), la Comisión del Mercado de Valores (CNMV) y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). La pasada semana el BBVA remitió las solicitudes de autorización a estas tres instituciones, lo que pone el reloj a andar. Los plazos, según indican fuentes de mercado, serán sustancialmente más largos de los previstos inicialmente, fundamentalmente por el lado de Competencia.

Fuentes oficiales de este regulador indican que aún es pronto para saber qué pasos seguirá este proceso y cuánto se demorará. Sin embargo, desde fuentes próximas al organismo se indica que la previsión interna es que la transacción se analice en una segunda fase. La ley establece que la CNMC debe decidir en el plazo de un mes en una primera fase, mientras que en la segunda fase este plazo se prolonga a tres meses más. A partir de ahí, los tiempos se pueden alargar, en tanto puede parar el reloj y ampliar el proceso siempre que solicite nueva información a las partes. De hecho, es el momento en que todos los afectados pueden presentar alegaciones, que deberán estudiarse.

El ejemplo directo es la fusión entre CaixaBank y Bankia. En este caso, la autorización de Competencia llegó en marzo de 2021, cuatro meses después de que remitiesen la operación a este organismo y seis meses después de que los consejos de administración de ambas entidades aprobasen la fusión. En este caso, sin embargo, la transacción fue más sencilla, puesto que las partes ya habían pactado ciertos compromisos para allanar la transacción, y se autorizó en una primera fase. Los plazos para la de Unicaja y Liberbank fueron similares y también se aprobó en una primera fase. Se trataba de fusiones, no de una oferta hostil.

Con todos esos condicionantes, fuentes del mercado apuntan a que, en el caso del BBVA y el Sabadell, la autorización de la CNMC puede demorarse en torno a un año. Fuentes internas de la CNMC estiman que se trata de una estimación razonable. Esto abre la puerta a que incluso la CNMV autorice la transacción antes y los accionistas del Sabadell deban decidir si acudir o no a la opa antes de que Competencia se haya pronunciado o establezca qué condiciones debe contar el nuevo banco fusionado en este aspecto.

La posibilidad de que, en esta segunda fase, la CNMC imponga duras condiciones e incluso obligue al BBVA a vender una parte del negocio conjunto es otra de las cuestiones que valora el mercado. El Gobierno se vería forzado a intervenir si este organismo autoriza con condiciones la operación en una segunda fase. La ley establece que debe dar cuenta de la decisión al ministro de Economía, para que la avale el Consejo de Ministros, que puede endurecer las condiciones. Esto supondría que el Ejecutivo, que se ha pronunciado en repetidas ocasiones en contra de la operación, pueda lastrarla ya durante el proceso de la opa y no tenga que esperar a la prevista fusión posterior entre ambas entidades para bloquearla.

En las dos operaciones bancarias más recientes (la fusión entre CaixaBank y Bankia y la de Unicaja y Liberbank) el análisis de la CNMC se basó en identificar los códigos postales en los que la entidad resultante pasaría a ostentar una posición de monopolio en cuanto a presencia física, ya que sería la única en tener una oficina y estableció varias exigencias. Entre esos requisitos, pidió a las entidades que no cerrasen la sucursal en aquellas zonas donde no hubiese otra oficina. También, que se mantuvieran las mismas condiciones contractuales que ya tenían los clientes de Bankia y Liberbank durante un periodo de tiempo.

Pero las fuentes financieras consultadas explican que en el caso del BBVA y el Sabadell no se trata de una operación de las mismas características. Por un lado, destacan que no es lo mismo aceptar una operación para pasar de cinco grandes entidades a cuatro, que hacerlo cuando el sector ya está concentrado y la operación llevaría de esas cuatro grandes bancos a tres.

El mercado bancario español está dominado por CaixaBank, Santander, BBVA y Sabadell. Si la opa y la posterior fusión prosperan, las tres primeras entidades pasarían a copar el 70% del crédito y de los depósitos a nivel nacional. En Cataluña, que es la región en la que más se concentraría el negocio del BBVA y Sabadell, los datos son todavía mayores. Según la Autoridad Catalana de Competencia, la entidad pasaría a contar con una cuota del 40%, y los tres primeros bancos tendrían el 85% del mercado.

“Sin unos compromisos adecuados, implicaría un notable incremento del grado de concentración que ya es elevado. Aunque la banca digital y los bancos de otros países pueden ejercer cierta presión competitiva, hasta el momento esta presión parece limitada. Este cambio supondría un aumento del poder de mercado en el sector en su conjunto y podría provocar un encarecimiento del coste del endeudamiento de las empresas y las familias de Cataluña”, señalaba el organismo de competencia en un informe publicado la semana pasada.

Por otro lado, las mismas fuentes explican que mientras en las fusiones anteriores la concentración de negocio estaba en el segmento de particulares, en esta será importante el análisis de la cuota que ostentaría la entidad en el segmento de empresas. Banco Sabadell es líder del mercado español en crédito a pymes. Habitualmente las empresas operan con varias entidades para contar con varias fuentes de financiación y repartir las posiciones de riesgo. Por ello, los expertos consideran que una buena parte del análisis de Competencia se centrará en esta unidad de negocio para valorar de qué forma se reduce la oferta y el número de oficinas.

“Lo que nos transmiten los empresarios es que tienen miedo de que al reducirse la oferta se pierdan opciones de financiación. BBVA ya absorbió Catalunya Caixa y las posiciones de financiación de las empresas no se mantuvieron. Siempre decimos que es más fácil conseguir cinco préstamos de 100.000 euros que uno de 500.000. Si ya no hay cinco ventanillas donde ir a pedirlo, sino que solo hay dos, es más complicado”, explicó a este diario Pere Cots, director del área de financiación de Pimec, la patronal catalana de las pequeñas empresas.

Según los datos del Sabadell, una de cada dos pequeñas empresas españolas es cliente de la entidad. Y en Cataluña y Comunidad Valenciana, dos de cada tres pymes tiene cuenta en el banco.

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