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El machismo en la seguridad vial: ¿por qué tienen más probabilidades de morir las mujeres en la carretera?

El cinturón y el airbag son dos elementos de seguridad que están diseñados para cuerpos masculinos

Miguel Moreno Mendieta
Una recreación de un accidente de tráfico con muñecos que representan el cuerpo de una conductora y de un hombre copiloto.
Una recreación de un accidente de tráfico con muñecos que representan el cuerpo de una conductora y de un hombre copiloto.

La escritora británica Caroline Criado Pérez publicó hace tres años el libro Invisible Women (Mujeres Invisibles) sobre cómo el diseño de las ciudades, los edificios e incluso las máquinas nunca ha tenido en cuenta una perspectiva de género, lo que provoca innumerables problemas y discriminaciones respecto a las mujeres. Uno de los asuntos que abordaba es el de la movilidad. ¿Influye que casi todos los ingenieros de la industria automovilística hayan sido tradicionalmente hombres? ¿Qué efecto tiene sobre las mujeres conductoras o pasajeras? Pues, al parecer, muchos. Muchos más de los que se podría imaginar, de acuerdo de un estudio presentado por la Fundación Línea Directa.

El mundo del coche sigue siendo hoy eminentemente masculino. No solo el 56% de los conductores son hombres en España sino es que, cuando van en pareja, son ellos quienes conducen (en un 76% de las ocasiones). Y de media recorren un 70% más de kilómetros a lo largo del año. Eso hace que también sufran más accidentes, como es lógico. De acuerdo con los datos facilitados por la aseguradora, nueve de cada 10 fallecidos por accidente de tráfico en la última década son hombres (9.600 muertos, por solo 900 mujeres). Además de un mayor uso, también hay una mayor irresponsabilidad en la conducción. El 92% de los fallecidos en accidentes de tráfico con positivo en alcoholemia o drogas eran hombres y el 86% de los motoristas sancionados por no llevar el casco son hombres.

Ahora bien, pese a esta mayor siniestralidad masculina, lo cierto es que los coches son más peligrosos para ellas que para ellos. Para demostrarlo, Fundación Línea Directa ha realizado una serie de simulaciones de accidentes, utilizando muñecos que reflejan fielmente cuerpos medios de hombres y de mujeres. Los resultados son sorprendentes. El riesgo de lesión cerebral muy grave es el doble en mujeres que en hombres. Y el de fractura craneal es un 50% superior para ellas.

Mar Garre, directora general de la Fundación Línea Directa, explica que estas diferencias se deben a un diseño de los sistemas de seguridad que ha tenido más en cuenta el cuerpo de los hombres que el de las mujeres. “Uno de los problemas viene de los cinturones de seguridad. La cinta más baja no está pensada para una fisionomía pequeña lo que hace que en caso de impacto sea más probable que las mujeres se escurran más por debajo del cinturón, que lo les retiene bien a la altura de las caderas”, explica la experta.

Este es el denominado efecto submarino, que hace que el principal elemento de seguridad de los vehículos de motor sea menos efectivo para ellas que para ellos. “En parte se puede limitar este efecto ajustando bien el asiento, sobre todo subiéndolo, más que acercándolo al salpicadero, pero como el anclaje inferior del cinturón no se puede mover, no se puede corregir del todo”, apunta la directiva de Línea Directa.

Airbags diseñados por y para hombres

Otro elemento de la seguridad que está pensado para el cuerpo de los hombres es el airbag. En las simulaciones de accidente realizadas se ve que en el caso de los hombres, sus cuerpos impactan mejor contra la bolsa, con lo que se absorbe más el golpe. En el caso de las mujeres, al conducir más pegadas al volante, el airbag no da tiempo a que se infle por completo. “Esto, unido al peor diseño del cinturón, hace que el cuerpo de las mujeres sufra una mayor torsión, especialmente en la zona del cuello”, apunta Garre.

En la zona cervical, la probabilidad de tener una mayor lesión es del 45% en el caso de ellas, según el informe de Línea Directa. Y un 22% en lesiones de cabeza. Y un 80% en las piernas. Finalmente, la fundación ha calculado que las probabilidades de morir son un 18% superiores para ellas, teniendo en cuenta idénticas condiciones en el accidente de tráfico.

Pese a todo, poco a poco las cosas van mejorando. Desde hace unos años ya hay muñecos para simular impactos (los famosos dummies) que representan el cuerpo de mujeres, aunque todavía se utilizan poco. La ingeniera sueca Astrid Linder está trabajando en un dummy femenino que se parezca a la fisionomía femenina más frecuente.

“Creo que en los próximos años podremos ver avances, como airbags que tienen dos configuraciones, para diferentes tipos de cuerpos, o un mejor diseño en los cinturones de seguridad. No me cabe duda de que la industria automovilística, que ha hecho enormes esfuerzos por mejorar la seguridad, seguirá por esta senda”, concluye Garre.

Como bien recordaba Criado Pérez en Invisible Women, el machismo no se limita únicamente a pensar en objetos por y para los hombres. También afecta al planeamiento de las ciudades: ellas utilizan mucho más el transporte público, caminan más, tienen más trayectos intermedios por su mayor dedicación a los cuidados (del trabajo al colegio, del colegio al supermercado, de casa a la residencia de mayores o el hospital...), pero el espacio urbano sigue estando pensado sobre todo para la movilidad en coches. Es decir, para la movilidad de los hombres.

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Sobre la firma

Miguel Moreno Mendieta
(Madrid, 1979) es licenciado en Derecho y Economía por la Universidad Carlos III. También cursó el Máster de Periodismo de El País. Se incorporó al periódico Cinco Días en 2006, tras pasar por la web de El País y Mi cartera de Inversión. Escribe sobre el sector financiero, con un foco especial en fondos de inversión y los seguros.

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