Motores y calderas de hidrógeno: Bosch pretende revolucionar su negocio de cara a 2030
El gigante alemán busca operar en España a lo largo de toda la cadena de valor de esta tecnología. Presiona a Europa para acelerar la producción y desarrollar infraestructura
La era del hidrógeno. Con inversiones previstas por casi 2.500 millones de euros en el desarrollo y la fabricación de sus tecnologías relacionadas, el grupo Bosch está convencido de que su apuesta le generará ventas por el doble de este importe hacia 2030. Las propuestas, entre las que se encuentran las pilas de combustible y el motor de hidrógeno para el transporte pesado, están concentradas en el sector de soluciones de movilidad, que en España representa alrededor de la mitad del negocio de la compañía. En el país, además, participa en el consorcio impulsado por Repsol para impulsar este combustible.
Las inversiones anunciadas por Stefan Hartung, presidente del consejo de administración de Bosch, están concentradas en sus centros alemanes, así como otras dos plantas en China. Sin embargo, la transformación propuesta también afecta a España de forma directa. El fabricante alemán tiene como objetivo ser parte de toda la cadena de valor de este vector energético, lo que incluye también tecnología para la producción de hidrógeno a través de la pila de electrólisis, un elemento central de un electrolizador, que espera tener en el mercado a partir de 2025. La expectativa es que la demanda de hidrógeno se dispare un 510% en el Viejo Continente hacia 2030, frente a la década anterior.
A nivel local, la perspectiva del grupo es fortalecer su negocio de hidrógeno a través de proyectos y colaboraciones en el consorcio SHYNE, donde además de Repsol participan Alsa, CELSA Group, Enagás, Scania y Talgo como socios promotores. Junto con estas firmas, Bosch espera integrar sus tecnologías de generación en un país con fuerte potencial para la producción de este vector energético, aunque la firma señala que el mercado aún se encuentra en estado “latente”. El valor del mercado de sistemas de electrolizadores llegará en 2030 a los 26.000 millones a nivel global y estará concentrado en los sitios donde la energía renovable sea más barata, por lo que España toma particular relevancia. La consolidación del mercado del hidrógeno permitiría un salto relevante de la facturación local de Bosch, que en 2022 alcanzó los 2.482 millones de euros solo en España.
De igual manera, la empresa ya ofrece calderas para sus clientes industriales capaces de funcionar inicialmente con gas natural y, posteriormente, convertirse al hidrógeno cuando la infraestructura hogareña esté disponible. En tan solo una hora, los instaladores podrían convertir los artefactos con solo cambiar un quemador.
Sin embargo, el futuro tanto por la producción como del uso del hidrógeno en Europa aún es frágil, afirman desde la compañía. “Europa tiene grandes ambiciones, pero observamos contradicciones preocupantes entre los ideales y la realidad”, afirmó Hartung en un evento con periodistas. El mensaje para Bruselas ha sido claro, algo extraño para una compañía alemana: “Estados Unidos nos está mostrando como debería hacerse”, en referencia al paquete de ayudas verdes aprobado el año pasado por Washington.
Tecnología
La empresa, con 137 años en el mercado, deja claro que la apuesta por el hidrógeno debería ser transversal y descarta otras alternativas con las que coquetea el resto de la industria. “Las soluciones puramente eléctricas se enfrentan a sus propios límites”, ha destacado Hartung. Por ejemplo, mencionan que las bombas de calor pierden sentido cuanto más viejos son los edificios. Lo mismo con los vehículos pesados, donde una solución basada en baterías es considerada ineficiente.
La expectativa es alta: Bosch espera que uno de cada cinco nuevos camiones pesados sea propulsado por pilas de combustible. Esta tecnología, donde el hidrógeno reacciona con el oxígeno para producir electricidad y agua, ya está siendo producida en serie por la compañía tanto en China como en Alemania, en una de las fábricas donde antiguamente se desarrollaban motores diésel. Estos camiones permitirían, con una carga de 70 kilos de hidrógeno, recorrer hasta 800 kilómetros sin repostar y con una demora de solo 20 minutos en la carga de combustible. Lo más destacado es que esta solución podría ser también aplicada a vehículos pesados que ya recorren las carreteras, ya que puede ser integrado a unidades existentes.
El interés de los fabricantes parece claro. Nikola, la promesa estadounidense de los camiones verdes, será el principal cliente de los módulos de hidrógeno producidos por Bosch. El lanzamiento de los modelos con esta tecnología será en pocos meses, en el tercer trimestre de 2023. En cuanto a las compañías europeas, Daimler y Stellantis avanzan también en desarrollos a base de esta tecnología.
Al mismo tiempo, y mientras la infraestructura de recarga para los vehículos eléctricos enfrenta obstáculos en España y en buena parte de Europa, el fabricante alemán busca desarrollar soluciones para el repostaje del hidrógeno. El desafío de esta tecnología es la compresión del gas, que Bosch busca simplificar a través de una solución específica que pueda funcionar en estaciones de servicio, depósitos de almacenamiento y tuberías. Los ingenieros de la firma destacan que esto podría reducir a la mitad el coste total frente a las alternativas disponibles en la actualidad.
En el ámbito de los coches, también se desarrollan pruebas para llevar directamente el hidrógeno a los turismos. La solución propuesta está compuesta por cilindros de acero que podrían situarse bajo el suelo, espacio que normalmente ocupan las baterías en un coche eléctrico.
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