Un banquero sin miedo a las situaciones difíciles para Carlyle
Harvey Schwartz, nuevo CEO del 'private equity', aspiró a dirigir Goldman Sachs
Le atraen las dificultades. Harvey M. Schwartz (Morristown, Nueva Jersey, EE UU, 1964) es el nuevo CEO de Carlyle, uno de los mayores private equities del mundo. Antes fue alto directivo de Goldman Sachs. Los dueños de Carlyle, dicen los analistas, quieren alguien que encuentre el ritmo adecuado para la estrategia de diversificarse más allá de las compras corporativas (en tarjetas de crédito, por ejemplo). Intentos anteriores de renovar la dirección no funcionaron: Michael Cavanagh en 2014, que se fue un año después a Comcast; Kewsong Lee y Glenn Youngkin fueron nombrados co-CEO en 2018, pero el segundo renunció en 2020 por la política (es gobernador de Virginia), y el primero fue cesado en verano, dejando al cofundador Bill Conway como CEO interino.
Schwartz mide 1,90 de alto; está dos veces divorciado y tiene una hija de 34 años. Su pareja es Annie Hubbard, a quien conoció en 2003, un año después de que ella recibiera un disparo ayudando a reducir a un secuestrador en un bar de Manhattan. Al ejecutivo le gusta madrugar para ir en bici por Central Park; es un golfista con más entusiasmo que calidad: dicen sus conocidos que es porque el trabajo no le deja mucho tiempo para practicarlo.
Fue un alumno mediocre en el instituto, y llegó a la pública Universidad Rutgers, de Nueva Jersey, sin saber muy bien qué hacer. Se le daban bien los números, así que hizo Económicas; tuvo que pedir un préstamo para pagárselo.
Comenzó su carrera en la firma de gestión de patrimonios J. B. Hanauer, coincidiendo con el lunes negro de 1987, y pasó unos meses en First Interregional Equity Corporation. En 1989 se incorporó a Citicorp (luego Citigroup), que estaba inmersa en un recorte de miles de empleos. Trabajó en el programa de formación crediticia y se especializó en estructurar derivados de materias primas. En 1996 hizo un MBA por la Columbia Business School, de Nueva York, y se incorporó a Goldman Sachs en 1997 como vicepresidente de J. Aron, su negocio de trading de materias primas, dirigido entonces por Lloyd Blankfein.
Cuentan quienes trabajaban con él que nunca rehuía las situaciones difíciles; que aprendía rápido y demostraba conocimientos en terrenos que no eran el suyo; que adoptaba una mirada global sobre los temas, sin fijarse en detalles sin importancia. En la crisis de 2008, insistía al personal de ventas sobre la importancia de mantener conversaciones difíciles, pero necesarias con los clientes. Se ocupó de una demanda de la SEC, que acusaba al banco de haber engañado a los inversores con un instrumento ligado a hipotecas, y de las relaciones con el Gobierno en torno a la nueva regulación financiera poscrisis.
En 2012 fue nombrado jefe financiero, en pleno recorte de costes. Cuatro años después pasó a presidente y cojefe de operaciones, mano a mano con David Solomon. Schwartz se marchó de Goldman en 2018, poco antes de que Solomon fue designado sucesor del CEO, Blankfein.
Ahora, el consejo de Carlyle ha optado, tras meses de debate interno, por buscar la frescura de alguien de fuera, capaz de ahorrar gastos y buscar nuevas fuentes de ingresos. El nuevo CEO se enfrentará a las subidas de los tipos, que afectan a las valoraciones de las empresas, las cotizadas y las que no.
Jonathan Guilford, analista de Reuters, señala la falta de experiencia de Schwartz en operaciones corporativas, pero cree que su experiencia en la crisis financiera debería tranquilizar a los inversores y clientes de Carlyle. El gigante está perdiendo terreno bursátil respecto a KKR o Apollo; mientras, la propia Goldman está creciendo en el terreno de Carlyle, las inversiones alternativas.
La trayectoria de Schwartz en Goldman, repleta de personalidades fuertes, le será útil. Dos de los fundadores de Carlyle, Conway y David Rubenstein, son copresidentes; otro, Daniel D’Aniello, es presidente emérito. Entre los tres poseen el 26%. La salida de Lee se debió, según Reuters, a que no les consultó lo suficiente los movimientos. Schwartz, al menos, no evitará las conversaciones incómodas.
Otras ocupaciones
En 2021, debutó como presidente y consejero no ejecutivo de The Bank of London, que ofrece servicios de compensación y mayoristas. También es consejero de la fintech SoFi desde su salida a Bolsa en 2021.
Está en el consejo de One Mind, organización de investigación y protección de la salud mental.
Financió con al menos 100.000 dólares a Joe Biden en las elecciones presidenciales de EE UU de 2020.