Los riesgos del imperio de Gautam Adani estaban ocultos a simple vista
Deutsche Bank o Barclays no deberían extrañarse del desplome bursátil del grupo indio que ayudaron a financiar
Los problemas de Gautam Adani han confirmado las persistentes dudas sobre el ascenso del magnate indio. Con los bonos de su grupo epónimo cotizando a niveles de riesgo, los bancos internacionales que financiaron el ascenso de este hombre de 60 años se enfrentan a preguntas cada vez más incómodas.
Para Deutsche Bank, Barclays o Standard Chartered, la caída de más de 110.000 millones de dólares en el valor de las siete principales firmas cotizadas de Adani, provocada por el crítico informe de enero del vendedor en corto Hindenburg Research, no debería haber sido una sorpresa. Las señales de advertencia estaban ocultas a plena vista.
Antes de que el fondo de EE UU lanzara su ataque, el valor combinado de las empresas de Adani se había multiplicado por siete en tres años, hasta los 218.000 millones, un rápido ascenso que lo convirtió en sinónimo de las ambiciones de crecimiento de India. Este empresario de primera generación que abandonó la universidad posee la mayor cartera nacional de activos de renovables, siete de los aeropuertos, incluido el Internacional de Bombay, y opera un cuasiduopolio –junto con el Estado– en puertos y transmisión eléctrica.
Las valoraciones estaban por las nubes. Antes de la liquidación, tres de las cotizadas de Adani estaban entre las 10 grandes firmas más caras del mundo, según los múltiplos de los beneficios previstos para los próximos 12 meses, lo que lo convirtió brevemente en el tercer hombre más rico del planeta. Adani Enterprises, la minera-de-carbón-incubadora-de-nuevos-proyectos, desde carreteras a centros de datos, estaba valorada en 136 veces.
Hindenburg acusa a Adani de la “mayor estafa de la historia empresarial”, usando paraísos fiscales para cometer fraudes y manipular los mercados. El grupo lo considera una “maliciosa combinación de desinformación selectiva y acusaciones rancias, infundadas y desacreditadas”. Que no sean del todo nuevas es lo que pone a los banqueros en una situación incómoda.
La caída es una versión sobredimensionada de la venta masiva de acciones de Adani en 2021, provocada por un reportaje que insinuaba que fondos opacos con sede en Mauricio habían inflado el valor. Adani dijo que la noticia era “descaradamente errónea”. Pero la tormenta es la razón por la que muchos inversores evitaron el grupo, pese a que su peso combinado, del 5%, en el MSCI India supuso que los gestores prudentes obtuvieran un retorno inferior al del índice. En cambio, otros gigantes indios como Reliance Industries y los que llevan el nombre de Tata son más populares entre los institucionales.
El escaso interés de las agencias de valores era otra señal de alarma. Cuando analizamos de cerca el grupo en agosto, el proveedor de datos Refinitiv no mostraba estimaciones de beneficios para tres empresas de Adani con un valor total de más de 100.000 millones.
Los bancos internacionales, ávidos de comisiones, fueron mucho menos exigentes. Profundizaron su relación con el magnate, ayudándole a diversificar sus fuentes de financiación. Los bancos y bonos extranjeros suponen, respectivamente, el 18% y el 37% de los créditos del grupo, frente al 0% y el 14% de hace seis años, según Jefferies. Deutsche, Barclays y StanChart se han embolsado 57 millones de los 260 millones de ingresos de banca de inversión generados por el grupo desde que se iniciaron los registros de Dealogic. Junto con State Bank of India y el banco privado nacional ICICI Bank, son los cinco principales generadores de comisiones. Citi es desde 2014 uno de los principales asesores en sus operaciones de mercados de deuda. Obligado a ponerse a la defensiva, el grupo señala ahora esas relaciones internacionales como señal de su fortaleza.
Los bancos foráneos guardan silencio, pero tenían alguna justificación. El Securities and Exchange Board of India (SEBI) siguió aprobando todas las propuestas del grupo, pese a que la respuesta escrita de un ministro del Gobierno, divulgada en el parlamento en 2021, revelaba que el regulador estaba investigando algunas de sus compañías. El ascenso de Adani durante el mandato del primer ministro Narendra Modi, y el hecho de que estuviera desarrollando cosas que India necesita, puede haber convencido a los bancos de que gozaba de un apoyo estatal implícito.
Mientras, sus vínculos con inversores estratégicos internacionales ofrecían una fuente adicional de consuelo. Desde 2019, sus empresas se han asegurado miles de millones de TotalEnergies y de International Holding Company, de Abu Dábi (Emiratos Árabes).
Además, Adani compraba sobre todo activos generadores de efectivo. La adquisición en 2022 del negocio cementero indio de la suiza Holcim por 10.000 millones se financió con unos 5.000 millones en préstamos suscritos por Barclays, Deutsche y StanChart. Otros miembros del consorcio son DBS, de Singapur, Mitsubishi UFJ Financial Group, de Japón, e Intesa Sanpaolo. Esos créditos están totalmente garantizados por empresas que tienen poca deuda, según una fuente cercana. Y aunque el endeudamiento del grupo creció un 40%, hasta 27.000 millones, en el año transcurrido hasta marzo, su deuda neta parece manejable: 4 veces el ebitda. Así que las recompensas de invertir en Adani parecen justificar los riesgos.
Pero los bancos extranjeros se están distanciando del grupo. Muchos han suspendido sus préstamos sobre los bonos en dólares de Adani o han dejado de ofrecer préstamos sobre los valores del conglomerado. El regulador indio y las agencias de rating también se están moviendo. La SEBI estudia posibles irregularidades en torno a la abortada venta de acciones de Adani Enterprises por 2.400 millones. Mientras, S&P ha cambiado a negativa la perspectiva de dos emisores: los bonos en dólares de Adani Ports cotizan a entre 66 y 90 centavos por dólar. La agencia afirma que los vencimientos de los próximos 12 meses son manejables, pero admite que la preocupación de los inversores por la gobernanza puede ser mayor de lo que había considerado. En un movimiento que ayudó a calmar el mercado, Gautam Adani pagó esta semana más de 1.000 millones para liberar pignoraciones sobre algunas de sus acciones, y sus empresas están trazando planes para afrontar los reembolsos de deuda.
Los bancos tienen un historial de dejarse absorber por relaciones lucrativas que luego salen mal. El escándalo del fondo soberano de Malasia 1MDB, hace una década, se resumía en la incapacidad de casas como Goldman Sachs para diferenciar entre los negocios que pueden y que deben hacer. Acabó costándole casi 6.000 millones.
Cualquiera que hiciera un poco de due diligence sobre Adani sabía que los problemas de reputación podrían dificultar su capacidad para recabar apoyo externo si su acceso al capital se pusiera alguna vez en duda. Mientras, los inconvenientes de la implicación de de los bancos siguen aumentando. El martes, los políticos de la oposición que exigen una investigación sobre el grupo interrumpieron la sesión del parlamento por cuarto día consecutivo. Los bancos nacionales restan importancia al riesgo de impago, pero los extranjeros parecen menos cómodos. La pregunta de por qué hicieron negocios con Adani se oirá cada vez más.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías