Bruselas busca un plan para contrarrestar las ayudas verdes de EE UU
El objetivo es contrarrestar las multimillonarias ayudas de EE UU y mejorar su competitividad y evitar un éxodo empresarial
Las empresas europeas se encuentran expectantes ante el Consejo Europeo extraordinario que se iniciará este jueves en Bruselas. Europa quiere abrir la billetera para contrarrestar las ayudas mil millonarias de EE UU de su Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) y mejorar su competitividad para evitar un éxodo empresarial hacia el otro lado del charco, para lo que la próxima reunión de los líderes de los 27 tratará de establecer de dónde vendrán los billetes y cuántos hay para repartir.
La deslocalización de las inversiones hacia EE UU ha llevado a los ministros de Finanzas francés, Bruno Le Maire, y alemán, Robert Habeck, a Washington, dónde se reunieron este martes con representantes estadounidenses para mostrar el malestar europeo sobre el IRA. En España, Siemens Gamesa, por ejemplo, va a reactivar dos plantas de producción en Estados Unidos, donde la Ley de Reducción de la Inflación, que alcanza los casi 350.000 millones de euros para subvenciones a renovables, ha provocado un repunte de la demanda.
La Unión Europea tiene claro que la respuesta pasa por contrarrestar las ayudas estadounidenses con ayudas europeas, centradas en el gasto verde y la mejora de la competitividad de las empresas europeas, tarea para la que la Unión tiene músculo. "Tenemos las condiciones económicas y los instrumentos de fomento para promover la transformación industrial", declaró este miércoles el canciller alemán, Olaf Scholz, ante el Parlamento Europeo. Sin embargo, las posiciones de los Estados sobre cómo llevarlo a cabo son ambivalentes.
Alemania y Francia captan casi 8 de cada 10 euros de los paquetes de ayuda destinados tras la invasión de Ucrania. La propia Comisión Europea teme que una relajación mayor de las reglas de subvenciones de los Estados podría aumentar, aún más, la diferencia entre las dos locomotoras europeas y el resto de países. Los países ricos -pero pequeños- del norte temen que el tamaño de sus billeteras no pueda competir con las de París y Berlín y apuestan por la profundización en el mercado interior europeo. Los países del sur, España entre ellos, aunque son grandes, no tienen margen fiscal para lanzarse a subvencionar su industria.
España teme que las ayudas se conviertan en "café para todos", advierte una fuente oficial del Ejecutivo. La propuesta que llevará el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la mesa estará en línea con la de la Comisión y será la de flexibilizar las ayudas a través de los fondos europeos ya disponibles, lo cual cubriría dos necesidades: que la financiación se pueda apoyar en el maná europeo y esté focalizada en sectores concretos y, además, la de acotar un límite temporal en el que las ayudas puedan estar operativas.
Por otra parte, España insistirá en su propuesta de reforma del mercado eléctrico para mejorar la competitividad del mercado europeo, la cual ya propuso el mes pasado. El Gobierno espera que antes del verano haya acuerdos concretos y textos legislativos en marcha para permitir que las inversiones se queden en Europa.
Reglas fiscales
Si bien las reglas fiscales no se encuentran entre los puntos de la próxima jornada, el resultado de las negociaciones de las ayudas para contrarrestar el IRA puede servir para establecer un mecanismo constante de inversión. Esta idea ha revivido en Bruselas gracias al debate sobre las ayudas estadounidenses, donde ahora se plantea la creación de un fondo soberano europeo de inversión.
La vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ya advirtió de que la intención del Gobierno es que las reglas fiscales se aprueben durante la presidencia española del Consejo, en la segunda mitad del año, y que la apuesta de España, a la que se suma Portugal, es la "establecer reglas que sean compatibles con el crecimiento económico y el empleo", indicó Calviño el lunes.
El mecanismo empleado para financiar el paquete europeo puede influir en el diseño final de las reglas fiscales, indican desde el Gobierno, ya que de establecerse de forma permanente sería un primer paso para que los países del sur puedan estabilizar su economía y, eventualmente, llevar a cabo inversiones que impulsen el crecimiento, explican fuentes oficiales.
Posturas enfrentadas
Los ministros de Finanzas alemán y francés recibieron "garantías" de que EE UU se hace cargo de las demandas europeas con respecto al IRA. Sin embargo, las posturas están lejanas de estar cerca. "La construcción de una industria fuerte en EE UU no puede hacerse a costa de los países de la UE", declaró Le Maire antes de las reuniones. Pero el mensaje de los funcionarios de Washington en vísperas de las conversaciones fue desafiante. Brian Deese, director del Consejo Económico de la Casa Blanca, afirmó que los aliados de Estados Unidos no tenían "nada que temer... y bastante que ganar" con el IRA.
Según Deese, el paquete estadounidense "acelerará la reducción de costes en el despliegue de tecnologías energéticas de nueva generación que son fundamentales para el mundo". "No tenemos nada de lo que disculparnos y, francamente, mucho de lo que sentirnos orgullosos", añadió.