El aumento del 25% del gasto militar empuja la economía mediante el I+D+i
El retorno fiscal del sector se estima en 1.400 millones El presupuesto en modernización del ejército crece un 60% en 2023
Un caza Eurofighter vuela a dos veces la velocidad del sonido, tiene una autonomía de 3.500 kilómetros y una unidad cuesta alrededor de 100 millones de euros. Pero el caza no solo son sus especificaciones técnicas, también es la suma del esfuerzo de un puñado de empresas que lo diseñan y las ingentes cantidades de dinero que desde el sector público y el privado se han dedicado a financiarlo. Además de armas, los productos de defensa son activos de alto valor añadido para las economías. En el caso de España, estos generaron en 2021 un retornó al Estado de 1.434 millones de euros vía ingresos fiscales, según la patronal mayoritaria de defensa TEDAE, y el Ministerio del ramo estima que las inversiones de este año crearán 22.667 empleos de forma directa o indirecta.
Desde hace décadas, solo 10 de los 29 países que componen la OTAN cumplían el compromiso de gasto del 2% del PIB en sus ejércitos. España ocupaba el número 28 del ranking. La invasión de Ucrania ha conseguido que en cuestión de meses se plasme en los presupuestos europeos ese compromiso que sobrevolaba las reuniones de la alianza.
En España, tras años de congelación, el gasto en estas partidas aumentará desde los 9.763 millones de euros hasta los 12.827 millones de euros este año y, en porcentaje del PIB, se pasará del 0,77% al 1,06% con datos del PIB de 2022 en los Presupuestos. El compromiso alcanzado por el Gobierno de Pedro Sánchez, suscrito por el PP, es seguir aumentando ese porcentaje, hasta llegar al 2% del PIB en 2029.
Los incrementos presupuestarios han dado alas al sector. En concreto, solo este año ha aumentado un 60% el capítulo VI de inversiones reales hasta los 5.868 millones de euros y en un 72% hasta los 4.900 millones de euros las partidas dedicadas a programas especiales de modernización. La industria espera que los aumentos de este año se afiancen en los próximos presupuestos.
Del ejército a la calle
El dinero de Defensa no solo se destina a la compra de armas. En torno al 42% del presupuesto se destina a gastos de personal y del resto en armamento, no todo se dedican a la compra de armas en el sentido estricto, sino a software, ópticas o sensores que tienen utilidad en la industria civil.
En este terreno, la inestabilidad presupuestaria que se ha vivido en el pasado ha generado dificultades para establecer ciclos de inversión previsibles que hagan que los desembolsos lleguen a buen puerto. Como afirma el investigador principal de Defensa del Real Instituto El Cano, Félix Arteaga: "Francia y Alemania buscan que el tirón de su industria se traslade al conjunto de la población. Todas las inversiones que hacen en tecnología de defensa, rápidamente la rentabiliza en el sector civil, esa es la asignatura pendiente en España".
El valor añadido a la industria civil es lo que da sentido a las inversiones en armas, añade el profesor de Economía Aplicada de la UCM Antonio Fonfría: "El impacto en cascada en otras industrias es muy interesante. El mercado de Defensa es muy pequeño, sin embargo, al dedicar esas mismas tecnologías en el mercado civil, el mercado se amplía y el impacto económico puede ser mayor".
Gastar mejor
Los expertos indican que los problemas en la gestión de las prioridades en las inversiones y de la organización de las fuerzas productivas limitan el impacto de esas inversiones. Arteaga explica que el ecosistema español es incapaz de sincronizar las diferentes industrias para saber qué producir y qué sectores movilizar para alcanzar los objetivos: "Si la Comisión Europea solicita proyectos para crear, por ejemplo, un dron europeo, que puede servir para mejorar las cámaras o que puede tener utilidad en la agricultura, cuando otros países europeos van a solicitar fondos saben qué pedir, nosotros no". "Las mejoras en los presupuestos son una oportunidad para crecer", añade.
Desde las instituciones, el compromiso con el aumento nominal del gasto en Defensa es alto. Sin embargo, los expertos advierten que, además de gastar más, se necesita gastar mejor. "Hay un compromiso de aumentar el presupuesto, pero otra cosa es a qué se va a dedicar ese presupuesto", afirma Fonfría.
A largo plazo
En Defensa el dinero se invierte mucho y se retorna mucho, pero al largo plazo. Recientemente, se anunció la compra de un lote de 20 cazas Eurofighter para destinarlos a las Islas Canarias por un coste de unos 2.000 millones de euros, que se pagarán hasta 2031. Pero, en lo referente a lo económico, el retorno financiero del programa Eurofighter es del 50% y representa una inversión en I+D+i del 35%, como destacó la secretaria de Estado de Defensa, Amparo Valcarce, en sede parlamentaria.
Con base en estos proyectos tan alargados en el tiempo, si los ciclos de inversión son impredecibles, habrá "momentos donde la carga de trabajo de las empresas esté al límite y momentos de exceso de capacidad productiva", explica Fonfría.
Esta situación genera un clima de incertidumbre entre las empresas. "Nuestras compañías ponen dinero y se meten en consorcios internacionales, lo que ayuda a que se incluyan en las grandes cadenas de valor internacional. Pero la mayor parte de la inversión la pone el Gobierno y su compromiso es una incógnita. Falta visión global, de invertir en Defensa no como un fin en sí mismo, sino como una forma de obtener mayor competitividad internacional", cuenta Arteaga.
Las inversiones a la baja no solo son un problema español. Entre 1999 y 2021, el gasto en defensa del conjunto de la UE aumentó un 20% hasta los 282.000 millones de euros, frente al 66% en Estados Unidos, un 292% en Rusia y un 592% en China, según la Comisión Europea.
Sin embargo, el ejército español ha estado particularmente financiado a la baja. España ha sido hasta 2021 el segundo país tras Luxemburgo de la OTAN que menos porcentaje del PIB destinaba a defensa. "La inversión, tanto pública como privada, es la mínima necesaria para sacar adelante los programas", indica Arteaga. Lo que genera que "las empresas no pueden hacer planificaciones a muy largo plazo, porque se pueden ver con el presupuesto en contra".
Las dinámicas de inversión del pasado han provocado que las compañías armamentísticas europeas sean cautas a la hora de aumentar sus líneas de producción, de cara al aumento de la demanda por la invasión de Ucrania. Los expertos confirman que, de acabarse el conflicto, las empresas temen que los presupuestos vuelvan a los niveles previos a la invasión y los problemas del pasado persistan.
Problemas logísticos y retornos
Pedidos
Las fuentes consultadas del sector indican que, de momento, los pedidos que realiza Defensa están enfocados hacia la reposición del material enviado a la guerra de Ucrania, aunque no descartan que en un futuro el Ministerio les solicite aumentar los pedidos.
Empleo
Esta situación puede generar que, en el medio y largo plazo, el ejército tenga la necesidad de contratar personal: "Va a caer por su propio peso. Podemos ver una situación en la que invertimos más, que haya más armas nuevas y necesitamos mayor personal para operarlos", indica Antonio Fonfría.
Retorno
Según datos publicados en los Cuadernos de Política Industrial de la Defensa y un análisis realizado por la consultora Kearny el conjunto de actividades relacionas con la Defensa presenta un efecto multiplicador de retorno económico, por el que, por cada euro invertido, se generan de media 2,5 euros en efectos directos e indirectos de la actividad económica nacional.