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Europa salva la crisis del gas natural en invierno, pero ya se prepara para el próximo verano

Los precios del gas en el continente han caído a los niveles previos a la invasión a Ucrania, lo que da alas al optimismo e invita a pensar que lo peor de la crisis energética ha pasado. Los expertos estiman que los problemas podrían volver a aparecer hacia el verano.

Getty
Leandro Hernández

Los temores por un invierno negro en 2023 parecen haberse esfumado antes de llegar al continente europeo. Esto parecía casi imposible en octubre, cuando el comisionado europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarčič, aseguró que el Ejecutivo comunitario se preparaba para los peores escenarios, incluidos apagones generalizados. Con reservas al alza por encima del 82% (frente a una media histórica del 70%), unas temperaturas cálidas al menos 7% por encima del promedio de los últimos diez años y un consumo que acumula cinco meses a la baja, con un descenso adicional del 12% en diciembre según datos de Morgan Stanley, el fantasma de los altos precios y cortes en el suministro parece haberse alejado, al menos temporalmente. 

La combinación perfecta de factores lleva a que la cotización del hidrocarburo en el mercado holandés, aún el de referencia en Europa, haya caído este lunes un 14% hasta los 55 euros el megavatio-hora, un nivel por debajo al que tenía antes del comienzo de la guerra en Ucrania. Y la caída parece no tener fin: este martes continúa en números rojos, dejándose un 2% adicional.

Pero el lado B de esta buena fortuna puede estar a la vuelta de la esquina. “Existen condiciones de mercado que podrían causar otro aumento de precios durante los meses de verano de este año”, afirma a CincoDías Norbert Rucker, jefe de Economía del banco suizo Julius Baer. 

Pedro Cantuel, analista en IGNIS Energía, estima que la moderación actual podría verse afectada por dos grandes factores, además de las temperaturas actuales. "En abril se iniciará la temporada de inyección del mercado del gas, periodo en que todos los esfuerzos se centrarán en llegar al siguiente invierno con un nivel adecuado de reservas. Hasta septiembre, la demanda industrial y los niveles de aprovisionamiento por gasoducto y barco determinarán la evolución de las reservas y los niveles de precios”, resalta en conversación con este periódico  

Números en rojo 

La presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, reconoció a finales de 2022 el desafío que los Veintisiete tenían a futuro. “Sabemos que 2023 será más difícil y es posible que enfrentemos un déficit potencial de casi 30.000 millones de metros cúbicos el próximo año”. Esta insuficiencia, que representa el 7% de la demanda total prevista para este año, puede llegar tan pronto como el próximo verano, estima en un reciente informe la Agencia Internacional de Energía

De momento, el peor escenario no ha llegado. Aunque el suministro ruso de gas en la primera semana del año fue de menos de un tercio de lo que llegaba un año atrás, el Kremlin aún no cierra definitivamente el grifo a Europa. El problema es que parece poco probable que los países de la UE cuenten con mayores envíos desde Moscú, que en 2022 representaron el 18% de las importaciones europeas.  

El sabotaje, aún bajo investigación, de los gasoductos de Nordstream I y II, por donde el bloque comunitario podía recibir en 2021 el 14% del total de su consumo, pone más presión sobre los envíos de gas natural licuado (GNL) 

Infraestructura 

El primer buque de GNL que llega a la nueva terminal de regasificación de Wilhelmshaven, al norte de Alemania. La central es la primera de las tres que Berlín ha decidido construir en 2022 para reducir su dependencia del gas ruso.
El primer buque de GNL que llega a la nueva terminal de regasificación de Wilhelmshaven, al norte de Alemania. La central es la primera de las tres que Berlín ha decidido construir en 2022 para reducir su dependencia del gas ruso.DPA

Parte de la apuesta europea para suplir esa brecha está justamente en la puesta en marcha de nuevas terminales de regasificación de GNL, así como el restablecimiento de todos los soportes que el año pasado no funcionaron. 

Las inversiones de los gobiernos nacionales permitieron aumentar en un 5% la capacidad de importación de gas en 2022, y se espera un 12% adicional en 2023, según datos del centro de estudios Bruegel. La mayor parte de la infraestructura que se pondrá en marcha son plantas de regasificación de GNL, que dependen de la capacidad de los gobiernos y las compañías de atraer buques a sus costas en un mercado internacional fuertemente competitivo. 

Rucker se mantiene optimista que estas nuevas inversiones sean acompañadas por la solución de los problemas (no previstos) que sufrió la infraestructura europea el último año. “La crisis en Europa puede desaparecer tan rápido como llegó porque sus raíces son cíclicas y no estructurales. La combinación del año pasado, especialmente la escasez de energía en China, los problemas nucleares de Francia y el impacto de la guerra en Ucrania fue excepcional y no puede repetirse”, afirma a CincoDías. 

La generación nuclear en Francia ya alcanza el 73% de la capacidad instalada, lejos del magro 40% al que se hundió en agosto del año pasado. Esto llevó al país galo a requerir grandes importaciones desde Alemania y el Reino Unido, aumentando la tensión en el continente. La mayor disponibilidad de los 56 reactores aumentaría la generación en 16%, estima la agencia S&P Global. A nivel local, España vivió en 2022 “el peor año hidráulico en décadas”, según afirmó la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Esto aumentó la dependencia española a las centrales de ciclo combinado y aumentó la presión sobre el gas. 

Sin embargo, las buenas noticias son más cautas del otro lado del Atlántico. La central de GNL Freeport, ubicada en la ciudad de Houston, continúa cerrada desde su explosión (aún bajo investigación) el último verano. Las autoridades preveían originalmente volver a operar en noviembre del año pasado, pero el mercado estima que faltan “varios meses más” hasta que esto sea una realidad. Su impacto no es menor: Freeport representa el 15% de la capacidad exportadora de GNL estadounidense, central para el nuevo mix energético europeo. Además, bloquea la posibilidad de que Europa se beneficie del crecimiento en la producción estadounidense, que el regulador local estima en más del 3% para 2023. 

Volatilidad 

La comisaria europea de Energía, Kadri Simson, junto con el ministro de Industria de la República Checa, Jozef Sikela. Ambos fueron los responsables durante el segundo semestre de coordinar la respuesta comunitaria a la crisis energética.
La comisaria europea de Energía, Kadri Simson, junto con el ministro de Industria de la República Checa, Jozef Sikela. Ambos fueron los responsables durante el segundo semestre de coordinar la respuesta comunitaria a la crisis energética.Getty Images

La otra parte de la respuesta de Bruselas corresponde a cambios en la forma del mercado de gas europeo. Bruselas planea poner en marcha solo durante el primer trimestre tres grandes cambios: la implementación al controvertido tope al precio del gas, el inicio de las compras conjuntas por un mínimo del 15% de sus reservas y un nuevo índice de precio que desplace al TTF para el GNL. Bruselas espera con este trío de medidas tener una mayor capacidad de control y evitar así la competencia entre los Veintisiete, un escenario común este año.

El temor de los analistas es que la puesta en marcha de los cambios en el contexto político y regulatorio, así como los eventos en el frente de batalla, pueda generar un nuevo verano de altos precios. Los valores de futuro del índice TTF alcanzaron el 25 de agosto pasado su punto máximo de 311 euros MWh, un 235% por encima de los valores promedios finales del año.  

Por el momento, las entregas de gas en el mercado de futuro TTF para el verano cotizan solo un 4,7% por encima del valor de referencia. Sin embargo, esto no necesariamente un indicador de relevancia. Miguel Gil Tertre, jefe de la unidad de Análisis Económico de la dirección de Energía de la Comisión Europea, es escéptico respecto al impacto de este bajo diferencial de cara al verano. “Los precios de los futuros han demostrado ser consistentemente incorrectos en los últimos 15 meses para pronosticar los precios futuros”, asegura en su cuenta de Twitter.  

Efectivamente, los valores del mercado de futuros no coinciden con la expectativa de los analistas, que ven valores por encima de los 100 euros. Pero el verdadero temor tiene que ver con que se mantenga la fuerte volatilidad del año pasado. La variación de los precios del gas en el mercado TTF fue levemente superior al 6% durante todo 2022, tanto hacia valores al alza como en caída. Esto es un fuerte contraste con el barril de Brent, cuya variación se limitó a un tercio, al 2%. 

De cara a los próximos meses, "la mayor volatilidad se espera en el lado de la oferta, y podría estar afectada por expectativas de escasez en el suministro de GNL y, por lo tanto, de menores reservas de gas natural de las esperadas”, explica Cautel. 

Consumo

2022 ha confirmado que los cisnes negros, hechos fortuitos que provocan sorpresa, existen. “2022 ha sido uno de los cinco años más cálidos de la historia y es un recordatorio de los riesgos del cambio climático y su impacto en los patrones del clima”, señala un pronóstico de materias primas del banco suizo UBS. Nada impide pensar que las altas temperaturas que hoy alegran a los Veintisiete se conviertan en la temporada estival en un grave problema.

El uso de la electricidad para climatizar edificios está al alza y ha aumentado un 212% en la última década en el continente, según datos de la Comisión Europea. Esto pone a los gobiernos ante el doble reto de llenar los depósitos de gas para el siguiente invierno mientras la demanda para la generación de electricidad se mantiene alta. 

En el último verano, el 33% de la generación de electricidad en España se produjo a partir del gas, según datos de julio a septiembre de Red Eléctrica. En contraste, en igual periodo de 2021 el nivel se limitó a 21% y en 2020 a 25%. En particular, la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) destaca que España y Portugal, al igual que Grecia e Italia, son los países más afectados por las frecuentes olas de calor y los altos precios de la electricidad. En estos países los hogares podrían consumir el 71% de su uso total de energía anual promedio en refrigeración. 

Que el consumo doméstico continúe en niveles moderados, así como la seguridad de aprovisionamientos, es central para evitar que un aumento en la demanda industrial dispare por los aires. La actitud de los hogares junto con el optimismo de los mercados y la cautela de los reguladores puede dejar atrás definitivamente los temores.

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Sobre la firma

Leandro Hernández
Periodista económico. Interesado en entender más de criptoactivos, transformación digital y energía. Se incorporó a este periódico en 2022 después de haber trabajado en diferentes países de América Latina y en Estados Unidos. Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Torcuato Di Tella (Argentina), y el Máster de Periodismo UAM-El País.

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