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Una tecnología que revive y reconstruye las carreteras de España

Las carreteras españolas tendrán una vida más larga y serán más seguras gracias a los nuevos materiales y los métodos que permiten reparar el asfalto de manera más rápida y eficiente

Getty Images
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Una de las bases para el desarrollo de un país está en sus vías de comunicación y la calidad de las mismas. Las calles y carreteras articulan la vida y la economía de una sociedad. Permiten el tránsito de vehículos que llevan mercancías que van desde materias primas hasta tecnología avanzada, pasando por productos de alimentación, y por supuesto, transportan a las personas. Aunque es una infraestructura que la mayoría de los ciudadanos damos por descontada, requiere un mantenimiento para garantizar la seguridad de quienes la transitan. Para que su calidad y su duración sean mayores, son necesarios también mejores materiales que permitan reducir costes y esfuerzos.

Hacer del mantenimiento de las vías principales una tarea más eficiente y eficaz es algo que preocupa tanto a las Administraciones públicas como al sector privado. Gracias al desarrollo tecnológico y la investigación, propuestas como las emulsiones de betún permiten reparar baches en frío. Al mismo tiempo, las nuevas posibilidades para reciclar el asfalto desgastado hacen que repararlo sea un proceso cada vez más eficiente.

Carreteras cuya vida nunca acaba

Las carreteras tienen una piel que está hecha de varias capas que contienen diversos materiales. La más expuesta es la capa de rodadura, por la que transitan todos los días los vehículos y que tiene que soportar las condiciones atmosféricas. Está formada por mezclas bituminosas, una mezcla de áridos: roca machacada de canteras o cantos rodados de cauces de río; y betún, un derivado del petróleo que empasta el compuesto. Gran parte de esta mezcla se fabrica con estos elementos reutilizados.

El asfaltado de las carreteras es un buen ejemplo de economía circular. Así lo ve José Luis Peña, responsable del área técnica de la Asociación Española de Fabricantes de Mezclas Asfálticas (Asefma): “No lo sabemos, pero nos movemos por carreteras reutilizadas todo el tiempo. Desde hace décadas convertimos los áridos [las rocas] y el betún en materias primas nuevas. En principio, las carreteras con material reutilizado son indistinguibles de las vírgenes”.

El proceso se inicia con la extracción del viejo asfalto. Durante la remodelación de una carretera, la máquina fresadora rasca y tritura la capa superior, y todos los materiales extraídos del trabajo se llevan a una planta para ser reciclados. Se tratan y se procesan para fabricar un nuevo asfalto y que este tenga la calidad necesaria para poder resistir de nuevo el paso del tráfico diario.

Carreteras infinitas
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Este proceso, conocido como reciclaje en caliente, se utiliza principalmente en vías de baja y media intensidad de tráfico. Las vías más transitadas, como las autopistas con mucho tráfico pesado, cuentan todavía con una alta proporción de materiales nuevos, es decir, de rocas y betún, pero progresivamente la Administración va autorizando un mayor uso de material reutilizado, mientras se comprueba su evolución durante los 10 ó 12 años de vida útil del asfalto.

“La nueva ley de residuos exige más circularidad en la fabricación”, señala Peña. En la actualidad, aproximadamente el 20% del material de las carreteras proviene de la reutilización. Asefma calcula que, en 2020, se reutilizaron 1,9 millones de toneladas de materiales procedentes de pavimentos asfálticos y prevé que esta cifra se eleve en los próximos años.

Alargar la vida del pavimento con asfalto cicatrizante

El reciclaje en caliente tiene una técnica complementaria que se aplica en otros casos, el reciclaje en frío. España y Francia son pioneras en el empleo de esta tecnología, que lleva utilizándose más de treinta años, y conlleva un proceso más rápido ya que se realiza “in situ”. La técnica consiste en la aplicación de una emulsión bituminosa (una mezcla estabilizada de betún y agua) que recubre los áridos (gravilla reutilizada) y los adhiere al pavimento formando una capa de rodadura renovada.

Un paso más allá en la reparación de carreteras consiste en utilizar materiales avanzados que permiten rejuvenecer la superficie: la autorreparación. En la Universidad de Delft (Países Bajos)se investigó un método para prolongar la vida de las carreteras sin tener que cambiar el firme y reduciendo los costes del proceso. Su equipo de investigadores logró desarrollar un pavimento que incorpora cápsulas milimétricas repletas de un agente cicatrizante. Así que cuando se producen grietas en la superficie, el compuesto se libera y esparce sellando las fisuras del asfalto.

En España, Repsol y Acciona han desarrollado un compuesto rejuvenecedor aplicado en el asfalto, que ya se está usando en las principales vías. Este mecanismo permite prolongar la conservación del firme y reducir el gasto en reparaciones.

El asfalto es como un ser vivo. Nace, crece y muere. Pero no muere del todo. Podemos resucitarlo”, afirma Francisco José Lucas Ochoa, responsable técnico y de desarrollo de negocio de de Asfaltos en Repsol y presidente de Eurobitume (European Association of Bitumen Producers). “Esta tecnología permite rejuvenecer las carreteras. Se restituyen determinadas características que con el paso del tiempo se han perdido”, añade.

Un compromiso ético con la innovación y la seguridad

Aumentar la vida útil de los productos es una de las cuestiones principales a la hora de planear el diseño de cualquier producto, también de las carreteras que representan uno de los servicios fundamentales de un país. José Luis Peña, de Asefma, lo llama un “compromiso ético”. El ecodiseño ya se está incorporado en los firmes de las autovías para reducir su impacto ambiental e incluso el ruido que provoca la fricción de los neumáticos con la superficie

En este sentido, los materiales sonorreductores que se están desarrollando pueden restar hasta entre 3 y 5 decibelios, lo que reduce a la mitad la percepción del ruido que se produce comúnmente en las carreteras. Una ventaja que mejora de manera significativa la calidad de vida en las zonas periurbanas.

La innovación en la producción y diseño de materiales para los firmes de las carreteras aspira incluso a crear sistemas para purificar la atmósfera. “Hay asfaltos que incorporan fotocatalizadores que, cuando reciben luz solar, son capaces de destruir los óxidos de nitrógeno”, explica Deborah García Bello, química y divulgadora científica.

Otras alternativas investigan el uso del grafeno o de residuos vegetales para generar materiales que puedan suponer un ahorro energético en el momento de su fabricación. Francisco José Lucas Ochoa, de Repsol, cree que es donde más se necesita poner el foco hoy en día. “Estamos en una dinámica de industria 4.0, de digitalización de todos los procesos, de manera que haya un mayor control en la cadena de valor, así como en las emisiones que se producen a lo largo de todo el proceso”, concluye el experto.

A los avances en los materiales del pavimento se suma la innovación tecnológica para mejorar otros elementos de las vías. Ya se están poniendo las calles y carreteras del futuro, que cuentan con sensores para evaluar el estado del tráfico y dispositivos para regular cruces inteligentes o el alumbrado recargable gracias al paso de vehículos. Otras carreteras pueden enviar señales inalámbricas que aparecen en el salpicadero de los coches para avisar de posibles infracciones, e incluso se estudia que puedan generar la energía necesaria para recargar la batería de un coche eléctrico. Esta conectividad entre carreteras y vehículos será esencial para prevenir embotellamientos, evitar accidentes o reducir los tiempos de respuesta ante emergencias. Aunque las carreteras del futuro nos lleven por las mismas rutas, lo harán de la manera más eficiente, segura y sostenible.

 

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