El silencio de Renault sobre Nissan socava su gran renovación
El riesgo es que la larga disputa de gobernanza con su socio japonés arrastre los sueños eléctricos de De Meo
Luca de Meo parece querer ignorar el elefante en la habitación. El director general de Renault presentó ayer una nueva estrategia para el fabricante de automóviles francés, basada en una revisión completa de las operaciones del grupo. La reorganización, que implica una escisión y una joint venture, es bastante compleja. Además, las tensiones aún no resueltas con su viejo socio japonés Nissan Motor pueden explicar la tibia acogida que los inversores han dado al plan: el martes cayó un 3% en Bolsa.
Dos años después de tomar el mando, De Meo parece estar convirtiendo el fabricante de automóviles de 9.000 millones de euros en un holding. En el futuro, Renault se compondrá de cinco empresas. Las principales serán una unidad de vehículos eléctricos escindida, llamada Ampere, que podría salir a Bolsa en el segundo semestre de 2023, y una empresa conjunta de motores de combustión e híbridos al 50%, bautizada como Horse, con la china Geely Automobile Holdings, abierta a otros inversores en el futuro.
También habrá una rama de servicios financieros, una división de coches de carreras de alta gama y de lujo, y una empresa dedicada al reciclaje, también abierta a inversores externos.
Renault mantendrá una importante plantilla dedicada a diseñar la estrategia global, coordinar los proyectos comunes y “mantener las piezas juntas”, dijo de Meo. El grupo pretende aumentar su margen operativo a más del 8% en 2025, desde el 5% actual, y al 10% en 2030. Volverá a pagar dividendos el próximo año.
La gran incógnita es cómo entra Nissan en estos planes. El fabricante de automóviles japonés posee el 15% de su socio francés. Renault ha insinuado que la participación en la nueva empresa podría ser más o menos similar. Pero el proyecto está enredado en una negociación más general sobre la reducción de la propia participación del 43% de Renault en el grupo japonés.
El riesgo para los inversores es que esta larga disputa de gobernanza arrastre los sueños eléctricos de De Meo. Eso puede explicar por qué los inversores dan poca credibilidad a Renault ahora. La capitalización bursátil del grupo, de unos 9.000 millones de euros, no es muy superior al valor nominal de su participación en Nissan, que ronda los 6.000 millones. El valor implícito de 3.000 millones de euros para las operaciones propias de Renault significa que los inversores están menos entusiasmados con el futuro que De Meo. Aclarar la situación de Nissan debería ser ahora su clara prioridad.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías