¿Cómo nos afecta la subida del tipo de interés?
Los poderes públicos deben proteger a las personas más vulnerables, para favorecer la cohesión social
Los precios están subiendo rápidamente en todo el mundo. La inflación se ha convertido en un fenómeno mundial, provocado primero por la recuperación pos-Covid, ya que los consumidores gastan más, y posteriormente por la guerra en Ucrania, debido a un fuerte aumento en los costes del petróleo y el gas. Así, la tasa de variación anual del índice de precios de consumo (IPC) en Estados Unidos fue del 8,5% en julio, frente al 8,9% de la UE.
España también se ve afectada por el aumento de los precios en todo el mundo (10,8% en el mes de julio). De este modo el dinero en nuestros bolsillos cada vez vale menos. La inflación se va a comer parte de nuestro poder adquisitivo, y el precio del dinero ya no tiene nada que ver con los tipos cero que alimentó el Banco Central Europeo (BCE) durante tanto tiempo.
Una forma de tratar de controlar el aumento de los precios es aumentar las tasas de interés. Por ello, los bancos centrales están subiendo con fuerza los tipos. Es decir, el coste del dinero, lo que en la práctica se traduce en un encarecimiento del crédito. Así, la Reserva Federal de EE UU, recientemente, ha aumentado el tipo de interés un 0,75%. También el BCE elevó sus tipos de referencia en 0,5 puntos, una subida histórica (por primera vez desde hace 11 años), y posiblemente prepara más aumentos en el corto plazo.
Si anteriormente los bancos centrales establecían los tipos de interés al mínimo para favorecer la economía, ahora se produce el efecto contrario. El BCE ha iniciado su ciclo de subida de tipos con el objeto de controlar la subida récord de los precios. De esta forma, la política monetaria actuará, en los próximos meses, para moderar el crédito, el crecimiento y el empleo. En definitiva, se trata de disminuir la liquidez con la que funciona el sistema económico.
Solicitar dinero a préstamo tiene un coste y su aumento encarece los préstamos para las personas, lo que repercute en una reducción de su demanda y, por consiguiente, en un gasto menor. Es decir, una disminución en las expectativas de la demanda de bienes y servicios. Así, la oferta se verá obligada a bajar los precios para adecuarse a la nueva demanda.
Llegados a este punto y a pesar de que el aumento de los tipos de interés es una necesidad, es lógico que nos hagamos la siguiente pregunta: ¿cómo nos va a afectar el aumento de los tipos de interés?
La primera conclusión que se extrae es que solicitar dinero a préstamo es más caro, sobre todo, entre aquellos hogares que tienen suscrita una hipoteca de tipo variable (30% del total de hipotecas suscritas). Por ejemplo, en un escenario en el que los tipos de interés se sitúen en el 2% (más un 0,5% o un 1% adicional) para una hipoteca media de 150.000 euros (importe medio de las hipotecas en el mes de julio), podría suponer un gasto adicional del orden de 4.500 euros anuales, es decir, unos 370 euros mensuales, solo en intereses hipotecarios.
Incluso si no se tiene una hipoteca, los cambios en los tipos de interés también nos pueden afectar. Los bancos nos cobran interés por las tarjetas de crédito, préstamos bancarios al consumo corriente y préstamos para automóviles. Sin olvidar la comisión por descubierto bancario que nos cobra el banco por no tener saldo suficiente (4,5%). De este modo, los bancos podrían aumentar sus ganancias como consecuencia del aumento de los tipos de interés.
Por lo que respecta a los ahorros, las decisiones del BCE también afectan a los tipos de interés que obtienen las personas por mantener sus ahorros bancarios y, por lo tanto, pueden ver aumentar sus rentas. Aunque este proceso no es tan ágil y sus efectos no son tan inminentes como la subida de los tipos de interés para frenar la inflación, es decir, la repercusión de los tipos de interés en el ahorro es lenta, mientras que en las hipotecas variables se transmite velozmente.
Con relación a las empresas, su financiación va a resultar más cara cuando recurran al crédito con el fin de ejecutar sus programas de inversiones, sobre todo para las pequeñas empresas (97% del total en España), que tienen más dificultades para autofinanciarse.
Por último, desincentivar el consumo tiene efectos para controlar la inflación, pero también puede impactar negativamente en el crecimiento económico. Es evidente que el aumento de los tipos de interés tiene daños colaterales, y puede afectar a las personas de diferentes maneras y, a menudo, genera costes y preocupaciones adicionales. Por eso es deseable que los poderes públicos impulsen las medidas más adecuadas para proteger a las personas más vulnerables, con el fin de favorecer la cohesión social.
Vicente Castelló Roselló es profesor de la Universidad Jaume I y miembro del Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local