El impulso chino al alquiler podría acelerar la caída del inmobiliario
El Estado podría comprar las casas inacabadas, terminarlas y arrendarlas a precios asequibles
Las autoridades chinas, que luchan por completar 300.000 millones de dólares en proyectos de casas paralizados, están valorando ponerlos en alquiler. Es bueno a largo plazo, pero el declinante mercado inmobiliario necesita más compradores que arrendatarios.
Xi Jinping lleva años intentando cambiar la actitud hacia el alquiler. La mayoría de los dueños siguen prefiriendo dejar sus pisos vacías a alquilarlos. La rentabilidad puede alcanzar tres dígitos con el tiempo, pero alquilar puede perjudicar el valor de reventa, dado el desagrado de muchos chinos por las casas habitadas. Y como la mayoría de los inquilinos son pobres o muy jóvenes, los retornos son de los más bajos de Asia. Antes del Covid, en Pekín o Shanghái eran inferiores al 2%.
Así, el país tiene suficientes unidades vacías para unos 90 millones de personas, estima Logan Wright, de Rhodium Group. Eso no incluye los 500- 600 millones de metros cuadrados de proyectos inacabados por promotores endeudados que se han quedado sin dinero. Muchos de los que han precomprado pisos amenazan con dejar de pagar las hipotecas.
Circula la idea de que el Estado compre esas unidades, las acabe y las convierta en viviendas de alquiler asequible, contribuyendo así a los 6,5 millones de unidades de alquiler de bajo coste que Pekín planea poner en el mercado para 2025. El momento, sin embargo, es pésimo, dada la caída de la inversión de los promotores, y de las ventas por superficie: se contribuiría a la recesión.
En tiempos normales, la conversión de espacios no usados en pisos asequibles no afectaría mucho a la confianza de los compradores. Pero el riesgo es que la gente se convenza de que la propiedad va a alcanzar su pico antes de lo previsto, y espere. Después de todo, la formación de familias se está ralentizando, y el impulso de Pekín para hacer del alquiler una alternativa respetable podría funcionar. La incorporación de pisos públicos al alquiler reducirá aún más los retornos, lo que disuadirá a inversores privados, como el fondo soberano de Singapur GIC. Aprovechar los pisos vacíos es un objetivo loable, pero no hay razón para apresurarse.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías