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El fuego también arrasa la economía: la deuda subirá cinco puntos por el cambio climático

Es el país europeo más expuesto a los efectos del cambio climático Junto a Francia e Italia, registra el mayor número de catástrofes entre 1980 y 2020

Incendios forestales
Infografía: Belén Trincado
Denisse López

El impacto económico de los desastres naturales y el cambio climático es un hecho incuestionable. Con cada incendio o inundación se pierden bienes de capital e infraestructura como viviendas, escuelas y caminos. Las catástrofes también incrementan los niveles de endeudamiento, terreno en el que España es especialmente vulnerable. Un reciente informe de la Comisión Europea estima que la ratio deuda sobre el PIB nacional crecería más de cinco puntos porcentuales respecto a la ratio original en un evento catastrófico asociado al repunte de las temperaturas. Es, según el organismo, el miembro del bloque más expuesto.

En una situación normal, la CE cree que la deuda española se situará en 2024 en el 120,3% del PIB, pero se eleva hasta el 126,2% en caso de un desastre natural, con un aumento de la temperatura de 2º celsius. En las mismas condiciones, la cifra se dispara hasta el 131,3% en 2032. Pueden parecer escenarios lejanos, pero la evidencia científica muestra un aumento en la severidad, duración y extensión de las olas de calor, inundaciones, sequías e incendios. 2022 es el ejemplo más claro de esta tendencia, al registrar la peor ola de quemas forestales en al menos una década.

En 2012 se perdieron casi 138.000 hectáreas en los primeros siete meses del año. Desde entonces no se registraba un saldo tan negativo como el de ahora. Según los últimos datos del Ministerio para la Transición Ecológica, hasta el 17 de julio se habían contabilizado 20 grandes incendios y casi 79.000 hectáreas afectadas. No obstante, las estadísticas del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFIS, por sus siglas en inglés) duplican las gubernamentales y confirman que España se enfrenta a la peor ola de incendios del siglo.

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España es, junto a Francia e Italia, el país en el que más desastres naturales se han registrado entre 1980 y 2020, según la Comisión Europea. La catástrofe que más se repite en los países del sur del continente son los incendios, seguidos por las sequías. Si bien los gastos han sido manejables, el empeoramiento de las condiciones climatológicas en los próximos años implica, según el organismo, costes fiscales anuales adicionales de al menos el 4,5% del PIB en España. Esto, según Moody’s, implicaría “efectos crediticios negativos a largo plazo”.

En el corto plazo, la urgencia no está en aumentar el presupuesto, sino en reorientar las políticas para apoyar la transición hacia economías climáticamente neutras, así como de políticas de adaptación, dirigidas a anticipar los efectos adversos del cambio climático y tomar acciones apropiadas para prevenir o minimizar los daños. Sin embargo, son retos que han pasado a segundo plano debido a la guerra en Ucrania.

La falta de gas ruso ha llevado a la UE a relajar el control de las emisiones a fin de poder comprar otros combustibles, aunque sean más contaminantes. Bruselas ha ofrecido además computar como cero emisiones dióxido de carbono, a efectos del mercado de emisiones, el aumento de la capacidad en el sector del refino. En paralelo, algunos países, como Alemania, han vuelto a autorizar la producción eléctrica en plantas de carbón; otros, como Bélgica, han aplazado el cierre de algunas centrales nucleares.

De seguir así, cabe esperar una mayor exposición a los riesgos climáticos. Así lo cree Ruben Laína, profesor de gestión ambiental y forestal en la Universidad Politécnica de Madrid, quien asegura que el país no está preparado para enfrentarse a la capacidad destructiva de los próximos incendios. No solo se adelantan, también son más peligrosos y requieren de tecnología con la que no se cuenta, detalla.

La ola de calor y el terreno quemado este año evidencian dicha situación: España y Portugal han registrado más de 1.000 muertes relacionadas con el calor desde el 19 de julio, sin contar las torres de humo que transportan los vapores contaminantes del fuego.

Las pérdidas materiales y humanas han hecho que el presidente Pedro Sánchez anunciara el viernes la aprobación de un real decreto ley para favorecer la coordinación de todas las administraciones en la prevención y extinción de incendios forestales, y establecer unos mínimos para que no existan diferencias comunitarias en cuanto a los servicios. La norma, que se aprueba este lunes, coordinará también las tareas de restauración. Al igual que otros analistas y el propio Laína, el Ejecutivo reconoció durante su intervención que las campañas de prevención ya no pueden durar cuatro o cinco meses. Auguró, por contra, que deberá ser todo el año.

Sobre la firma

Denisse López
Es redactora de la sección de Economía de EL PAÍS y CINCO DÍAS. Escribe habitualmente de macroeconomía y coyuntura. Se incorporó a esta casa en 2022, después de haber trabajado en distintos medios digitales en México. Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de México, y el Máster de Periodismo UAM-El País.

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