César Franco: “El Perte de chips no debe ser flor de un día, es clave generar ecosistema”
“Es un proyecto imprescindible, porque si no seríamos incapaces de atraer las inversiones que necesitamos para ser relevantes en este sector clave” “El mayor riesgo que veo ahora mismo es que alguna de nuestras iniciativas pueda llegar tarde al mercado”
El pasado 24 de mayo el Gobierno aprobó el Perte de Microeletrónica y semiconductores, el más ambicioso del plan de recuperación con 12.250 millones de inversión pública hasta 2027), un proyecto que surge en plena crisis por la falta de microchips y que resulta “importantísimo para no quedarnos rezagados en un sector clave”, asegura César Franco Ramos, decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid y vicepresidente del Consejo General de Ingenieros Industriales. En una entrevista con CincoDías, este experto en la materia habla de la necesidad de que España apueste por esta industria y plantea los riesgos a evitar. Entre otros puntos alerta de que este Perte “no puede ser flor de un día, y para ello es clave que generemos ecosistema”.
- R. ¿Ve acertado el Perte? ¿Cree que le sobra o le falta algo?
- R. Sí, creo que es un Perte imprescindible, porque si no seríamos incapaces de atraer las inversiones que necesitamos para ser relevantes en un sector clave como el de los semiconductores. Piense que España a nivel industrial es muy fuerte en automoción, en industria agroalimentaria y en fabricación de electrodomésticos, sectores cada vez más automatizados, inteligentes y con un componente más fuerte de electrónica, sin embargo los componentes que les dotan de esa inteligencia vienen todos del sudeste asiático, lo cual está generando un gran desequilibrio. Los chips son cada vez más necesarios para nuestra propia industria, como gran consumidor de electrónica, y poder tener todos los elementos de la cadena de valor de esta industria es clave. Por eso era importante no quedarnos en un Perte cuyo único objetivo sea montar fábricas y ensamblar chips, aunque esta sea la parte que más inversiones atraiga; necesitamos abordar la parte del I+d+i y la de diseño, donde dependemos de países como EE UU, muy relevante aún en este último aspecto.
- R. ¿Llegamos a tiempo con el Perte?
- R. Es posible que España como país haya empezado un poco tarde frente a otros países como Alemania, Francia, Reino Unido o Italia. Y se ha visto en el anuncio de inversiones en Europa de Intel. Los 200 millones que han anunciado de inversión en España está lejísimos de los 17.000 millones que destinarán a una fábrica en Alemania. Pero esos países empezaron a apostar por el sector de los chips antes incluso que la Comisión Europea aprobara la Ley Europea de Chips; habían visto que sus grandes industrias requerían de esos componentes. Por eso creo que uno de los objetivos del Perte era comunicar de forma contundente al mercado que España está aquí para apostar por un sector donde tenemos muchos elementos de la cadena, pero nos faltaba algo que catalizara nuestro propio tejido productivo y la tracción de grandes inversiones del exterior. Aún así los plazos van a ser largos, pues las inversiones incluidas en el Perte llevan una fase previa de estudio, de análisis de interés, hay que contactar con los distintos sectores implicados y debe pasar el visto bueno de la CE. Por ello, desde la perspectiva de gobernanza, es clave haber creado un alto comisionado para organizar y coordinar todo lo necesario con las distintas administraciones para ponerlo en marcha.
- R. ¿Y qué valoración hace de la persona que lidera el alto comisionado, Jaime Martorell Suárez?
- R. No le conozco personalmente, pero su curriculum es impecable. Es una de las personas que hizo posible montar la última gran fábrica de chips que se montó en España, en Tres Cantos (Madrid). Tiene los contactos, los conocimientos y sigue estando en el sector, con lo cual entiendo que será capaz de contactar y atraer a las empresas relevantes del sector.
No descarto que empresas que ahora no están invirtiendo en Europa incorporen a España en sus planes de expansión con el Perte
- R. ¿Cree adecuada la creación por el consejo de ministros de la sociedad estatal de microelectrónica y semiconductores ligada al Perte?
- R. Sí, porque llevamos mucho tiempo invirtiendo muy poco en esta industria y, a diferencia del sector de las telecos o de las TIC en general, donde hay muchas asociaciones sectoriales de peso, aquí no ocurre eso, así que es bueno que la administración coja ese papel y haya una entidad de referencia, que actúe de dinamizadora. Pero también será fundamental que una vez ejercido ese papel se vaya derivando hacia el mundo de las empresas.
- R. ¿Qué fortalezas y debilidades tiene España en la cadena de valor?
- R. Estamos bien posicionados en la parte académica y de laboratorios para el I+D+i. Tenemos el Centro de Supercomputación de Barcelona e importantes centros de investigación en distintas universidades. En 2021 se presentó la iniciativa Quantum Spain para crear un ecosistema de computación cuántica para la inteligencia artificial, y tenemos grandes investigadores en fotónica y cuántica, pero muchas veces se han tenido que ir fuera de nuestras fronteras porque aquí no tenían posibilidad de desarrollar proyectos. Y la otra fortaleza estaría al final de la cadena. Los chips se diseñan y fabrican para algo y España tiene industrias capaces de definir el diseño y las especificaciones técnicas de los mismos. Por tanto, nos falta fortalecer la parte intermedia, donde tenemos empresas trabajando en el sector, como las que forman parte del Valencia Silicon Cluster, pero no tenemos ni las dimensiones ni el volumen que tienen en otros países.
- R. ¿Ve riesgos de sobreproducción futura si se hacen todas las inversiones anunciadas?
- R. Ahora mismo el mayor riesgo no es la sobreproducción sino la agilidad, que alguna de nuestras iniciativas pueda llegar tarde al mercado, que irá estando más copado con la puesta en marcha de esas inversiones anunciadas por muchos países. Pero, ese es un riesgo a medio plazo. A largo plazo no veo ningún problema, pues vamos a un mundo cada vez más sensorizado, y la demanda de microelectrónica seguirá siendo creciente. El de los chips siempre ha sido un mercado cíclico, que ahora se ha complicado por la pandemia, la demanda con el 5G y la demanda del sector de la automoción, y seguirá siéndolo, por eso el problema es que te pille en el momento adecuado del ciclo.
- R. ¿Algún otro riesgo detectado?
- R. Este es un sector que requiere inversiones continuas, y hablamos de inversiones milmillonarias, así que si queremos estar en la carrera -sobre todo la de los chips de última generación- necesitamos hacer inversiones de manera continuada. Además, debemos crear un ecosistema potente, que diseñe y consuma lo que fabriques. El Perte no puede ser una flor de un día, porque si luego no la riegas por muy espectacular que nos salga se terminará marchitando.
- R. Las empresas fabricantes de chips son las que más se benefician de la escasez, con beneficios récord. ¿Podrían ellas estar provocando ese problema de falta de semiconductores?
- R. No lo creo. Si tu eres un productor lo que te interesa es tener la mayor de las capacidades posibles. Más en un mercado como este en el que te compran todo lo que sacas de tus fábricas. Pero no hay que olvidar que la capacidad productiva que hay en estos momentos es prácticamente la misma que hace dos años, lo cual hace difícil lograr un reequilibrio en el mercado. Aunque ya entonces se detectó una necesidad de ir generando más capacidad de producción, el tiempo de poner en marcha una fábrica de chips de última generación es de dos años mínimo. Además, conviene recordar que solo hay un fabricante, ASML, capaz de fabricar con calidad las grandes máquinas que luego se utilizan en las factorías para producir los chips, y esto también produce un cuello de botella.
Con las subvenciones corremos el riesgo de convertir esto en una subasta, pero España debe jugar con las mismas herramientas que otros países
- R. ¿Son correctas las fuertes subvenciones que se están dando a fabricantes de chips con grandes beneficios? ¿No deberían afrontar las inversiones por sí mismos?
- R. Es una pregunta sin respuesta. En un entorno como el actual con tantos desequilibrios de oferta y demanda, las empresas están viendo dónde instalar sus siguientes fábricas y lo están haciendo por talento, marco jurídico, estabilidad de la fuerza laboral y por la apuesta de los gobiernos. El riesgo es que convirtamos esto en una subasta, pero qué haría usted para que una inversión que puede generar miles de puestos de trabajo y dinamizar todo un sector viniera a España: prácticamente cualquier cosa. ¿Las empresas tienen capacidad para abordarlo? Sí. ¿Estas ayudas pueden decantar que se instalen en un país u otro? También. En un mercado global como en el que estamos o trabajamos con las mismas herramientas que el resto de países o no estaremos en igualdad de condiciones, y seguiremos siendo un país de servicios.
- R. ¿Prevé que vaya a haber una batalla entre los distintos países para atraer estas inversiones?
- R. No sé si llamarlo batalla, lo que sí es cierto es que todos los países se han dado cuenta de que este es un sector clave y que las economías occidentales, con aquello de que fabriquen otros basándose en una estrategia continuada de vamos a fabricar donde sea más barato, se han ido desindustrializando y tenemos que dar la vuelto a esto, y la forma de hacerlo es con inversiones decididas en sectores estratégicos. No se trata de buscar la autonomía, porque en una economía globalizada y en una industria tan compleja como esta va a ser imposible que un país, e incluso una región, vaya a ser autosuficiente. Pero sí hay que coger peso en todos los elementos de la cadena viendo como va a ser la industria del futuro.
- R. ¿Qué empresas ve factible que inviertan en España con el Perte?
- R. El presidente del Gobierno Pedro Sánchez ya se reunió en el foro de Davos con varias compañías, pero no me atrevo a dar nombres. Todo depende de en qué momento de ejecución de su plan estratégico les haya pillado, pero no descarto que empresas que ahora no están invirtiendo en Europa o España, como Samsung o TSMC, el Perte les permita incorporar a España en sus planes de expansión. En cualquier caso, es importante no ver el Perte español o la apuesta europea como una reacción puntual a un problema de escasez, y si lo hiciéramos nos estaríamos equivocando, pues cuando se pongan en marcha estas iniciativas la situación de escasez posiblemente esté resuelta. Se trata de un movimiento estratégico: si en los años 90 Europa tenía un 40% de cuota de mercado en producción de chips, debemos intentar de aquí a diez años tener al menos el 20%. No debemos olvidar que este es un sector de presente, pero claramente de futuro.