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Los países del golfo Pérsico buscan pymes especializadas

España aporta solo el 6% de los envíos de la UE a estos mercados Empresarios presentes en la zona destacan su seguridad jurídica

Getty Images

Multicultural, social, segura. Esas son las tres primeras palabras que le vienen a la cabeza a Ignacio Sáenz cuando describe Omán, el país donde vive y trabaja desde hace siete años. Es director comercial para la zona del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) y norte de África para Nova Internacional, una consultora que presta servicios a empresas españolas que quieren establecerse fuera. “Les damos apoyo comercial, conocimiento del mercado y de la zona. Y ahora, el CCG es una zona predilecta”, cuenta.

Omán es uno de los seis países que han sido señalados como mercados prioritarios en el último plan de acción para la internacionalización de la economía española. Este, junto a Arabia Saudí, Baréin, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait, cuenta con el 30% de las reservas mundiales de petróleo y son productores del 23% que se consume en el mundo.

El avance fue progresivo: en 2008 dieron el paso de crear un mercado conjunto compuesto por más de 60 millones de personas; en 2015 establecieron una unión aduanera, y ahora avanzan hacia la modernización y la diversificación. No obstante, y pese a que la cuota se ha duplicado en la última década, España aporta únicamente el 6,3% de las exportaciones de la UE a esta región, superada por países como Alemania, Francia e Italia.

Bajo esta premisa y con el ánimo de reflexionar sobre las relaciones económicas, se ha presentado en mayo una monografía de la mano del Club de Exportadores e Inversores Españoles, la Casa Árabe e Iberglobal. En el informe sobre las relaciones comerciales de la UE con los países del Golfo y sus implicaciones para España se incide en los pros, las características y las particularidades de una región cuyo producto interior bruto asciende a 1,6 billones de dólares.

Es un gran centro económico y de negocios a nivel mundial. Están interesados en el desarrollo de infraestructuras y de nuevas tecnologías

La liberación de las economías, la normalización de relaciones con Qatar o el Rally Dakar en Arabia Saudí son algunos de los acontecimientos que están abriendo las puertas al CCG. Tomás Guerrero Blanco, director del Halal Trade and Marketing Centre del Gobierno de Dubái, ha resaltado su crecimiento: “En 2020 exportamos 4.276 millones de euros. La balanza, que históricamente tenía un saldo negativo, dio una vuelta con 1.107 millones de euros a favor de España”.

Sáenz se centró en Omán hace casi una década ante el desarrollo de la región. “Nos establecimos a raíz de la ampliación de los dos principales aeropuertos y varios regionales. Hemos trabajado también en Kuwait y en Emiratos Árabes”, señala. El motivo es que la zona cuenta con recursos y mucha necesidad de especialización técnica. “Buscan empresas de fuera con conocimiento para apoyarles en el desarrollo del país”, resume el empresario.

Polo industrial

José Redondo, responsable de proyectos de Grupo Cuñado, una distribuidora de válvulas y suministros, describe la zona como un polo industrial. “Es un gran centro económico y de negocios a nivel mundial. Están interesados en el desarrollo de infraestructuras y de nuevas tecnologías”, apunta sobre unos interlocutores “muy bien preparados que facilitan la comunicación”.

Las cifras

57% es el porcentaje de las inversiones españolas en el sector petrolero, el principal mercado del Consejo de Cooperación del Golfo hasta 2019. Los países más beneficiados (90% de ese total) han sido Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí.

42,4% creció el intercambio comercial de 2010 a 2019 entre el CCG y la Unión Europea. La UE era el principal socio comercial de este bloque de países hasta que en 2020 fue desbancado por China.

6.248 millones de euros invir­tieron los países del CCG en España en 2019.

“Es una zona segura tanto como destino de inversiones como a nivel profesional”, añade. Pero también atractiva para la vida privada. Por ejemplo, cuando Sáenz tiene que hacer una compra rápida, aparca el coche y lo deja encendido mientras entra a la tienda: “No hay problemas de seguridad, hasta dejas la casa abierta”.

En Mascate, la capital de Omán, el director se topa con un crisol de nacionalidades muy amplio: gente del entorno árabe que se relaciona con europeos. “Trabajas con personas de distintas culturas, religiones, idiomas… Es un aspecto positivo”, resalta. A su vez, el omaní es amigable, familiar, abierto, de fácil trato, y prefiere las relaciones cara a cara. “La pandemia ha obligado a adaptarse a la tecnología, pero aquí la relación personal sigue siendo esencial”, reconoce.

Blanco insiste en la importancia de estar presente físicamente en el CCG. “Hay una reticencia a asentarse, pero hay que estar y mostrar la vocación de permanencia”, anima. Aun así, critica la falta de apoyo institucional: “Nuestros competidores vienen de la mano de sus respectivos Gobiernos. Nosotros hemos quedado hasta cierto punto huérfanos”.

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