Los inversores deben ser pacientes, dejando que prevalezca el medio plazo
Los shocks geopolíticos tienden a ser cortos en el tiempo
Venimos de un panorama para 2022 de vuelta a la normalidad, independientemente de problemas de inflación, con mucha liquidez, crecimiento económico sólido, beneficios empresariales y creación de empleo. Pero la situación del mercado está siendo muy complicada. No preveíamos para 2022 niveles de volatilidad por encima del 35 %.
De hecho, el conflicto bélico en Ucrania es una tragedia que ha cambiado la perspectiva, fundamentalmente para Europa. Rusia y Ucrania tienen un papel modesto en el comercio y una pequeña proporción del PIB mundial, aparte de exportaciones de energía rusa a Europa y algunas materias primas. 21 % de las importaciones de energía de la euro zona proviene de Rusia. Europa tiene exposición a través de su sector bancario, aunque modesta y Rusia solo supone 2,6 % de las exportaciones de la euro zona. De todas formas varias industrias mundiales se pueden ver afectadas: fabricantes de automóviles, productores de alimentos, siderurgia y fabricación de chips.
El caso es que estamos ante una situación distinta de etapas muy complicadas de anteriores crisis. De hecho, no he vivido un conflicto geopolítico que arrastre tanto los mercados. Ahora bien, por la experiencia de casos como el de la guerra de Irak los shocks geopolíticos tienden a ser cortos en el tiempo y de efecto limitado. De momento, los fundamentales económicos son mucho más sólidos que en otras etapas. Si se produce una reducción de la escalada y conversaciones constructivas, las perspectivas de crecimiento e inflación pueden no variar mucho de lo que preveíamos para 2022. En EE. UU. y Europa el aumento del PIB podría seguir cómodamente por encima de la tendencia a largo plazo, con la inflación tocando máximo este trimestre. Aunque puede mantenerse el ajuste monetario, puede ser a ritmo más lento de lo que los mercados han estado descontando, pues los bancos centrales pueden considerar prudente limitar el ajuste. En este escenario la renta variable podría ser la clase de activos de mejor comportamiento, especialmente las acciones de valor cíclico. De hecho, por primera vez en mucho tiempo, los mercados de renta variable no exhiben lecturas extremas de valoración relativa, ni por regiones ni por sectores.
Ahora bien, si la situación se alarga puede tener consecuencias económicas perniciosas para la economía europea. El mayor riesgo es un aumento de inflación por interrupciones del suministro de petróleo y gas rusos que conduzca a pérdida del impulso económico y, en el peor de los casos, a una recesión en Europa.
De momento, a nivel global seguimos favoreciendo mercados de valor cíclico barato, como Reino Unido y China. La recuperación económica de China se ve confirmada por los datos y esperamos que se acelere la segunda mitad del año. Las acciones chinas ofrecen diversificación y cobertura contra una profundización de la crisis en Ucrania, pues muestran menor correlación con regiones en tiempos de aumento del riesgo geopolítico. De hecho, China e India son economías muy autodirigidas y pueden ofrecer estabilidad en esta crisis. Asia, a primera vista, puede verse afectada, pues es uno de los mayores importadores de materias primas, pero el impacto puede ser relativamente limitado.
Por su parte Latinoamérica se ve afectada por elecciones este año 2022, aunque la región va a ser un gran beneficiada de los altos precios de las materias primas, junto con Oriente Medio.
El caso es que la situación cambia día a día y hay ver cómo evolucionan los acontecimientos. Los inversores deben ser pacientes, dejando que prevalezca el medio plazo. Más que estilos o sectores, convienen compañías con balances sólidos, poca deuda y sólida generación de caja. Hay que ser cautelosos, pero una idea interesante en estos momentos pueden ser grandes compañías de alta rentabilidad por dividendo con negocios sólidos, capaces de combatir la inflación y con las que navegar la alta volatilidad e incertidumbre.