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La autolimitación de crudo de Occidente es un arma inestable

La renuncia voluntaria a comprar energía rusa eleva los precios y puede generar rechazo en los votantes

Campo petrolífero de Lukoil en Kogalym, Siberia (Rusia).
Campo petrolífero de Lukoil en Kogalym, Siberia (Rusia).reuters

Los mercados de materias primas han invertido el guion. El gran temor de los líderes europeos ante el ataque ruso a Ucrania era que las sanciones occidentales les impidieran comprar el petróleo y el gas del que dependen sus economías. Sin embargo, el actual repunte de los precios se debe principalmente a que los propios clientes no lo quieren.

Las sanciones occidentales se diseñaron cuidadosamente para que los Estados importadores pudieran pagar el petróleo y, sobre todo, el gas ruso, que constituye más de un tercio del suministro europeo. A pesar de las relaciones cada vez más tensas entre los líderes occidentales y el presidente Vladímir Putin, Gazprom ha aumentado recientemente los suministros a través de sus gasoductos.

La reticencia de algunos compradores se debe en parte a que a los accionistas le preocupan cada vez más los principios ambientales, sociales y de gobernanza. Ahora que Moscú se ha convertido en un paria, algunos consejos de administración ya no pueden lidiar con ello. Por eso, la empresa de Reino Unido Centrica dijo el martes que dejaría de comprar gas de la rama británica de Gazprom. Grupos como BP se han comprometido a vender activos rusos.

El otro factor es práctico. Los comerciantes de petróleo no encontraron compradores para las partidas de crudo ruso de los Urales el martes, a pesar de un descuento inusualmente amplio de 19 dólares con respecto a su homólogo Brent, porque los compradores no quieren tocarlo. Les preocupa quedarse con petróleo que no puedan vender si los líderes occidentales intensifican las sanciones, o incluso si el mero temor a nuevos castigos hace que otros comerciantes se mantengan al margen.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, puede estar tranquilo respecto a la autosanción de los mercados. Si Putin se enfrenta a un mes o más de no poder vender muchos de los 4,2 millones de barriles diarios de crudo que exporta Rusia, los costes económicos de la guerra serían más difíciles de soportar, sobre todo ahora que Occidente también ha congelado una gran parte de los 630.000 millones de dólares de reservas de divisas del banco central ruso.

El inconveniente es que la eliminación de incluso una fracción del suministro ruso podría hacer que los precios se mantuvieran por encima de los 120 dólares el barril la mayor parte de este año, según el Instituto de Estudios Energéticos de Oxford. El Brent ya supera los 115 dólares por barril, más de un 50% por encima del nivel de diciembre, y los futuros del gas europeo se dispararon más de un 40% el miércoles.

Si la autolimitación va demasiado lejos, los votantes occidentales pueden empezar a culpar a sus políticos de la crisis, y los socios de Biden en Europa pueden presionarle para que se comprometa a proteger las importaciones rusas, tensando la alianza occidental. Eso lo convierte en un arma arriesgada.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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