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La deuda, el petróleo y el IPC hunden en apenas dos meses las previsiones del Gobierno

Ningún organismo o think tank cree que España crezca al 7% en este año Los analistas creen que la brecha daña la fiabilidad de la política económica

Previsiones hechas por el Gobierno en los Presupuestos Generales del Estado para 2022 y otros organismos
Infografía: Belén Trincado
Denisse López

Cuando apenas llevamos mes y medio de este ejercicio, los efectos económicos de la variante ómicron y el probable endurecimiento de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) han derrumbado el escenario económico que el Gobierno barajaba para 2022. La aparición en el escenario mundial de la crisis ucraniana ha agravado el panorama al provocar una elevada volatilidad en la Bolsa y los mercados de deuda, elevando de manera sustancial la prima de riesgo.

Según los economistas consultados por este diario, la presión de la inflación unida a la incertidumbre en el mercado del petróleo y la posible subida de los tipos, hacen prácticamente imposible que se cumplan los vaticinios del Ejecutivo.

En este momento, ningún organismo internacional ve plausible que el país alcance el crecimiento del 7% que el Gobierno mantiene para este año. En cambio, el consenso general sugiere que será de un 5,6%, suficiente como para convertir a España en el segundo país con mejor evolución anual, según la Comisión Europea, pero muy lejos de lo fijado en las cuentas públicas.

Para que la situación se revirtiera sería necesario un importante shock positivo de oferta, la máxima eficiencia en la implementación de los fondos europeos, y a la vez, que no se materializaran algunos riesgos pendientes como los efectos de segunda ronda en los precios, mayores restricciones a las condiciones de financiación o las subidas impositivas. Así lo detalla tanto el Instituto de Estudios Económicos (IEE) como Funcas.

El petróleo es clave en la ecuación. Las estimaciones gubernamentales de julio de 2021 apuntaban a que el coste del barril en este año sería de 60,4 dólares. Sin embargo, está a punto de rozar los tres dígitos y la tensión entre Rusia y Ucrania sólo fomenta la escalada de los precios. Un barril en 100 dólares elevaría las previsiones de inflación en medio punto porcentual, según los cálculos de Bloomberg. A estas estimaciones se suma Funcas, que espera que la inflación se dispare hasta el 7,1% en febrero como consecuencia del aumento del precio del oro negro.

La gasolina también está en máximos históricos. En este mes se ha situado en los 1,538 euros el litro, superando el tope de 1,522 euros que alcanzó en 2012. Hoy llenar el depósito cuesta casi 16 euros más que hace un año. Lo peor es que ante tal situación, el Gobierno no tiene nada que hacer. Esa es la máxima de María Jesús Fernández, economista de Funcas, quien explica que cualquier intento por mitigar la subida solo aumentaría el déficit público y la deuda. “En cualquier caso se pagaría menos por la gasolina a cambio de pagar más impuestos”, agrega.

La fuerte escalada en los precios se ha dejado sentir en los salarios, otro indicador clave en los Presupuestos Generales. Los datos de la estadística de convenios colectivos indican una subida media del 2%. Es el incremento retributivo más alto desde 2019, justo antes de la pandemia, y se debe a que muchos trabajadores han negociado cláusulas de garantía salarial que compensan parte del incremento del IPC, trasladándolo a los sueldos.

Prima de riesgo y bono a 10 años

Por si fuera poco, el alza de precios ha propiciado que el BCE abra las puertas a una posible subida de los tipos de interés en este año. El efecto inmediato de este anuncio en España ha sido el repunte de la prima de riesgo, que ha superado en esta semana los 100 puntos, algo que no ocurría desde 2020. A su vez el bono a 10 años ha alcanzado el 1,3% de rendimiento, con lo que se sitúa en niveles pre-pandemia. En contraste, las estimaciones oficiales eran del 0,9%. Esto significa que el país está pagando más de lo estimado por vender su deuda, si bien los expertos recuerdan que su tipo medio se encuentra en mínimos históricos y el vencimiento se ha ampliado hasta unos ocho años.

El monstruo de la inflación sumado a la última ola pandémica y los problemas en las cadenas de suministro también han impactado en las previsiones del consumo privado. Aunque los organismos internacionales y el BdE auguran un elevado dinamismo para este año, las cifras se quedan en promedio dos puntos por debajo de las dadas por el Gobierno, que esperaba una tasa del 6,9%.

La tasa de paro es de las pocas estimaciones oficiales que cuadran con el escenario actual. En general, los expertos creen que el desempleo se mantendrá entre el 14% y el 14,3%, es decir en niveles previos a la pandemia.

Ante el desfase entre las previsiones y los datos actuales, hay analistas que consideran que el Gobierno debería modificar sus previsiones. Gregorio Izquierdo, director general del IEE, recuerda que en el pasado era habitual que se hicieran dos revisiones al año (en primavera y otoño) a fin de incorporar información adicional del ejercicio en curso. Sin embargo, piensa que en esta ocasión la actualización de los datos será solo en octubre, pues la actual administración es “menos flexible” en esta materia. El problema, según Izquierdo, es que el desacople “perjudica la credibilidad de la propia política económica”.

No obstante, hay otras voces que son menos críticas. Ese es el caso de Valentín Pich, presidente del Consejo General de Economistas, que recuerda que cuando se redactaron los presupuestos nadie barajaba un escenario con una inflación tan alta ni la aparición de la variante ómicron. Se trataba, en suma, de “un horizonte desconocido para todos”. A pesar de estos problemas, el analista confía en que el turismo repuntará y la liberación de los fondos europeos impulsará la recuperación. Se suma otro factor, y es que el resto de las economías europeas tampoco están en su mejor momento, por lo que no prevé que se impongan restricciones económicas importantes en el corto plazo, aunque sí son posibles en los siguientes dos años.

Los riesgos de la deuda pública

La evolución de la deuda es el gran indicador de la salud financiera de las Administraciones Públicas. Para 2022, el Gobierno espera que la ratio de deuda reduzca hasta el 115%, pero actualmente se sitúa en el 121,5%. Las cifras alejan a España de las normas de estabilidad y aumenta su vulnerabilidad. Así lo explica María Jesús Fernández, de Funcas. La analista recuerda que es un problema que se arrastra de hace años y que en el actual ejercicio no se ha hecho un esfuerzo por corregir la debilidad financiera el Estado.

Sobre la firma

Denisse López
Es redactora de la sección de Economía de EL PAÍS y CINCO DÍAS. Escribe habitualmente de macroeconomía y coyuntura. Se incorporó a esta casa en 2022, después de haber trabajado en distintos medios digitales en México. Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de México, y el Máster de Periodismo UAM-El País.

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