Guerra larvada en los gasoductos: el dilema del suministro ruso
El empeoramiento de la crisis diplomática entre EE UU y Rusia a causa de Ucrania dispara las alertas sobre una posible interrupción del suministro de gas hacia Europa
En el mercado del gas, el conflicto entre Rusia y la OTAN ya ha estallado hace meses. La escasez de gas en Europa, producida en parte por los recortes del suministro ruso, ha impulsado una subida de precios en la región y contribuido a disparar el coste de la electricidad, un bien de consumo básico. Hoy, ante la posibilidad de un conflicto armado abierto en Ucrania, la tensión crece y también despierta miedos entre los inversores. En Blackrock advierten que la tensión bélica podría contribuir a una posible escalada de los precios o incluso a una interrupción del suministro energético a Europa.
El Kremlin, proveedor de alrededor del 40% del gas europeo, presiona para que Occidente renuncie a interferir en Ucrania, a la que considera su zona histórica de influencia. Sus recortes en el suministro de gas a la UE, que según la Agencia Internacional de Energía habrían llegado al 25% interanual en el último trimestre de 2021, se han dado principalmente en dos de las cuatro rutas que se utilizan para los envíos: el gasoducto “Yamal-Europa”, que atraviesa Bielorrusia y Polonia para llegar a Alemania, y el corredor ucraniano, que conecta Rusia con los países al sur de Alemania.
Su estrategia pasaría por tanto por llevar el gas a Europa, en menor cuantía, por vías alternativas que eviten el tránsito por Ucrania, que pierde así los ingresos por su paso, en una jugada de presión sobre Kiev. Pero la guerra larvada de los gasoductos tiene un frente de debilidad para Moscú: Alemania paralizó en noviembre el permiso para el gasoducto Nord Stream 2, que transcurre por el fondo del Mar Báltico sin pasar por Ucrania, alegando problemas regulatorios. Y en el clima actual casi de guerra fría, esa autorización pendiente en manos de Berlín se convierte también en un elemento de presión sobre Moscú, puesto que se trata de una infraestructura de la rusa Gazprom.
Aliona Osmolovska, asesora del Ministerio de Energía de Ucrania, afirma en declaraciones a Cinco Días que las reducciones de suministro de gas a Europa son parte de la estrategia rusa para mantener a Ucrania en su órbita. Osmolovska, que se encuentra en Bruselas coordinando con la UE una respuesta a la crisis diplomática, añade que Rusia siempre estuvo en capacidad para enviar todo el gas necesario por el corredor ucraniano, pero que ha decidido reducirlo en un 50% desde 2019 para presionar a la región.
Cabe destacar en todo caso que estos recortes se dan en el contexto de un nivel anormalmente bajo en las reservas de gas europeas, que se encuentran solo en un 45% de su capacidad en contraste con el 70% de inviernos anteriores, según información de la agencia Gas Infrastructure Europe. Según la Fatih Birol, jefe de la Agencia Internacional de Energía, este déficit está principalmente localizado en los depósitos alimentados por Gazprom, que ha elegido mantener sus envíos al límite permitido por sus contratos incluso en el entorno de precios altos.
Nada indica que la situación en los mercados vaya a mejorar en el corto plazo. Si bien el precio de los futuros en el mercado neerlandés, que es el referente del gas europeo, ha caído alrededor de un 58% desde su máximo el 21 de diciembre gracias al aumento de importaciones de gas natural licuado, su valor sigue más que duplicando el promedio histórico. De hecho, el precio no se normalizará hasta verano de 2023, según Intercontinental Exchange.
Un informe reciente de Bank of America advierte que si los envíos rusos no aumentan es muy posible que los precios se mantengan altos durante 2022: “Si bien esperamos que los precios bajen con la normalización de los inventarios de almacenamiento, los riesgos de cola siguen sesgados al alza debido a los bajos niveles de existencias”, afirma el banco. Los principales riesgos para los precios que cita la institución son la posibilidad de un clima más frío, futuras interrupciones en el suministro de Rusia o un aumento en la demanda asiática.
En este sentido, cabe destacar que el reciente descenso de los precios europeos es sostenido por el aumento suministro de gas natural licuado que llega por mar. Desde diciembre, China e India han decidido utilizar sus reservas y esto ha permitido que los metaneros estadounidenses opten por dirigir sus reservas a Europa, un mercado de precios más elevados.
Las alusiones al gas también han aparecido en la escalada de declaraciones entre Washington y Moscú. El presidente de EE UU Joe Biden ha descartado que el Kremlin esté en capacidad de cortar drásticamente las exportaciones de gas a Europa, incluso en el contexto de una posible invasión de Ucrania: “Todo el mundo habla del control que tiene Rusia sobre el suministro de energía europeo. Pero, adivinen qué, esos ingresos representan alrededor del 45% de su economía. La relación no es unilateral. Adelante, que corten el suministro y vamos a ver cómo les va”, ha ironizado el mandatario.
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