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El cambio climático retrasará el cierre de la brecha de género

Las mujeres solo ocupan un 29% de los puestos de la llamada economía verde

Participación de la mujer en los empleos verdes

Los efectos ambientales del cambio climático afectan especialmente a las mujeres. Un ejemplo es el campesinado en África subsahariana, con una representación femenina del 65%. “Si llegan las sequías, son ellas las más perjudicadas, pues se enfrentan a una pérdida de la productividad y, en consecuencia, de su independencia económica”, explica la socia de BCG María López, quien también lidera el grupo Women@BCG en Iberia. Las mujeres sufren también en mayor medida las consecuencias de los desastres naturales: el 80% de las víctimas en el ciclón Sidr (en Bangladesh) fueron mujeres, así como el 61% de las del ciclón Nargis, que devastó Birmania.

Pero el problema va más allá del impacto directo del cambio climático y se encuentra también en la forma de combatir el mismo. La mayoría de profesiones enfocadas en buscar soluciones para esta cuestión se enmarcan dentro del ámbito de las STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), un campo en el que las mujeres están infrarrepresentadas. No es solo que sufran más las consecuencias, sino que se quedan fuera también de la búsqueda de paliativos. Tal es así que, según el informe Por qué la acción climática necesita perspectiva de género, elaborado por BCG, si no se incorpora a las mujeres a la estrategia para frenar el calentamiento global, el cierre de la brecha de género, previsto para dentro de 135 años, según el Foro Económico Mundial, se retrasará 15 años más.

Retraso en igualdad de género por el cambio climático

La economía verde comprende ahora mismo 88 millones de empleos, solo un 29% de los cuales ocupados por mujeres. Pero, de mantener el ritmo actual, la situación podría empeorar: 155 millones de empleos pertenecerán a este ámbito en 2050, pero solo tendrán un 25% de representación femenina.

La buena noticia es que no se trata de un destino inevitable. Aplicar la perspectiva de género en la búsqueda de soluciones para el cambio climático no solo equilibrará esta situación de inequidad, sino que disponer de más talento en este ámbito acelerará el desarrollo de proyectos que puedan atajar el problema. Esto pasa por invertir en startups de mujeres y fomentar las vocaciones tecnológicas entre las mismas.

Solo el 20% de la financiación va a parar a proyectos con alguna mujer en el equipo, un porcentaje que cae al 15% en el caso de iniciativas relacionadas con el cambio climático. “Sin embargo, las empresas que están gestionadas por mujeres tienen un impacto financiero mejor que el de los hombres. Sobre todo por una cuestión de comunicación: ellos suelen ser más ambiciosos, mientras que ellas son más conservadoras en los retornos de inversión que venden”, justifica López. En los próximos años se invertirán más de 88 billones de euros en propuestas destinadas a lograr ser neutros en emisiones, con lo que es importante que ambos sexos sean tenidos en cuenta de la misma manera a la hora de elegir qué apoyar.

Por otra parte, solo el 36% del alumnado de carreras STEM son mujeres. Tanto desde el sector público como desde las empresas privadas deben trabajar para paliar esta brecha porque, de lograrlo, se emitirían 1,5 gigatoneladas de CO2 menos al año, lo que es lo mismo al conjunto de las emisiones de Indonesia, Brasil y Sudáfrica. Una cifra a la que se le sumaría media gigatonelada más si se equilibrase el número de startups con presencia femenina. Un cambio que también tendría un efecto positivo en la economía: “Cerrar la brecha de género en la economía verde haría crecer el PIB global un 1,7%”, concluye López.

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