Óscar Arce, el economista que llevará la teoría a la práctica en el BCE
El próximo director general de economía del BCE, ahora jefe del servicio de estudios del Banco de España, lleva toda su carrera “en modo crisis”
Salvo sus primeros años en el Banco de España, Óscar Arce (Burgos, 1973) tiene la sensación de haber estado siempre achicando agua. La crisis financiera, que vivió directamente desde el gabinete económico de Zapatero y luego en la CNMV, y ahora la del Covid, desde la dirección del servicio de estudios del banco central español, serán una experiencia clave para su próximo destino: la dirección general de economía del BCE.
Su elección, tras un concurso de méritos abierto, supone una reivindicación del papel de España y del Banco de España en la parte de política monetaria de la entidad dirigida por Christine Lagarde. Arce es de los que dan titulares, con un estilo claro y didáctico, y desde siempre ha adoptado un enfoque práctico y útil del academicismo, en línea con su vocación de servicio público.
La despoblación es uno de los asuntos que ha abordado en sus investigaciones. Nació en Burgos capital y se escapa en cuanto puede a la zona “tranquila” de la provincia de donde procede su familia: Contreras, un pueblecito de 97 habitantes de la comarca de La Demanda pegadito a Santo Domingo de Silos y al cementerio ficticio de Sad Hill, donde se rodó El bueno, el feo y el malo.
Estudió Económicas y Empresariales en la Universidad de Burgos y en la de Valladolid, donde completó los cursos que aún no se daban en su ciudad. Volvió a ella brevemente como profesor ayudante, pero enseguida, siguiendo el “honesto” consejo del catedrático José María Martínez, emigró. “En aquellos años no era en absoluto fácil saltar de Burgos a las universidades inglesas, que son las que elegí”, cuenta. Hizo un máster en el University College londinense y el doctorado en la London School of Economics, bajo la dirección de Nobuhiro Kiyotaki, habitual de las listas de candidatos al Nobel, y una “gran persona, muy aficionado a la historia de España”. Su tesis versó sobre interacciones entre política monetaria y política fiscal, “un tema que vuelve a estar de moda unos cuántos años después”.
Eso le abrió las puertas del departamento de investigación del Banco de España, donde conoció a gente que sería clave en su carrera: el gobernador actual, Pablo Hernández de Cos, con el que labró una buena amistad, o jefes como Fernando Restoy y Javier Vallés, así como a José Manuel Campa, que sería secretario de Estado de Economía. “Fue posiblemente el único periodo de mi vida profesional en el que no estuve en modo crisis, y pude tener cierta calma para desarrollar proyectos de investigación”.
En 2008, José Luis Rodríguez Zapatero nombra a Vallés director de su oficina económica, y este pide a Arce que le ayude a afrontar aquellos tiempos convulsos. Él acepta, por un tiempo acotado, en parte para vivir la experiencia de estar en primera línea. Da el sí dos días antes de la quiebra de Lehman Brothers. “Fue una experiencia tremendamente intensa y también enriquecedora”. Recuerda en especial el trabajo con el G20, y el orgullo de que las invitaciones a España se convirtieran en una membresía permanente.
“Me queda la satisfacción de que en ese puesto tienes una sensación fuerte de que lo que haces y lo que escribes puede tener un impacto relativamente directo en la realidad”. Nunca ha tenido afiliación política, subraya. “Mi trabajo siempre se condujo por criterios absolutamente técnicos, de la mano de un profesional con el que tenía una relación muy buena”.
La vivencia fue tan intensa como breve: un año, al cabo del cual Restoy, nombrado vicepresidente de la CNMV, se lo lleva con él para potenciar y reestructurar el gabinete de estudios del supervisor, así como para ayudar a ganar peso relativo en las instituciones internacionales. “Fueron tres años fantásticos. Empezamos a hacer un informe anual con un contenido analítico bastante potente, y por ejemplo trabajamos para combatir el estrangulamiento financiero de las pymes, explorando alternativas para que pudieran acceder a fondos en mejores condiciones. Trabajamos bastante con el Tesoro, y de ahí surgieron proyectos como el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF). También impulsamos un programa de contratación de economistas doctores en Finanzas, a imagen del que había en el Banco de España”.
Restoy volvió al supervisor bancario en junio de 2012, y Arce hizo lo propio en otoño, al agotarse el mandato de Julio Segura en la CNMV. Se hizo cargo de la división de previsiones económicas “en un momento también durísimo”, el de las negociaciones con Bruselas sobre el paquete de ayuda. En paralelo, Hernández de Cos se ocupaba de los temas estructurales. “Establecimos una muy buena colaboración”.
En 2015, el banco decide sustituir al veterano José Luis Malo de Molina como director general del servicio de estudios, y nombra a De Cos en su lugar, con Arce de adjunto. “Fue una apuesta atrevida, pues éramos relativamente jóvenes, y un cambio grande en una entidad poco dada a ellos”. En 2018 De Cos es nombrado gobernador y Arce asume la dirección general de economía y estadística, el nuevo nombre del servicio de estudios. Ahí ha tenido que vivir una nueva crisis, la de la pandemia, que durante las primeras semanas ocupó todo su tiempo, y que teme que seguirá entre sus tareas durante bastantes años.
Ahora ha sido elegido director general de economía del BCE, cargo al que se incorporará en el primer trimestre de 2022. “Es uno de los puestos que están en la cocina de las propuestas de política monetaria”. Se trata de un concurso público abierto a todo tipo de economistas, “muy duro, con muchas pruebas”. Ha contado con el apoyo de De Cos, que considera que es una forma de ganar influencia en la política monetaria y económica del BCE, en la que escasea la presencia española. “Cuando se creó el Mecanismo Único de Supervisión, en 2014, sí que se hizo bien y entraron muchos inspectores españoles, pero en la fundación del BCE se movió poca gente, y los que estuvieron duraron poco”. El contrato inicial es el estándar del banco, de cinco años, que puede convertirse en permanente si hay acuerdo de las dos partes. Después de la burbuja financiera y el parón covidiano ahora la preocupación principal es la inflación. Para Arce, un día más en la oficina.
Rigor y sensatez
El economista José Carlos Díez considera que como persona Óscar Arce es “espectacular, sencillo, humilde”, con un gran “rigor” profesional. “Todo lo que dice es hipersensato, no va a haber movimientos bruscos con él en el BCE”.
Ha dado, añade, “un cambio muy potente al servicio de estudios del Banco de España, que ha bajado de lo teórico a políticas públicas concretas. Creo que la crisis de 2008 le marcó, vio que en esas situaciones no puedes estar teorizando”.