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El nuevo Gobierno alemán promete reconstruir una Europa verde y digital

La coalición del SPD, Los Verdes y el FDP confía la economía a los liberales Promete mantener saneadas las finanzas públicas

El futuro canciller de Alemania, Olaf Scholz (segundo por la izquierda), junto a otros representantes de los partidos de la nueva coalición.
El futuro canciller de Alemania, Olaf Scholz (segundo por la izquierda), junto a otros representantes de los partidos de la nueva coalición. EFE

El consenso político es una de las claves del bienestar alemán y será uno de los pilares del nuevo Gabinete, que supone una constelación gubernamental hasta ahora inédita en Berlín. Tres partidos muy diferentes entre sí, los socialdemócratas del SPD, los ecologistas de Los Verdes, y los liberales del FDP, acaban de presentar su contrato de Gobierno de coalición tras dos meses de negociaciones.

Es un pacto de consenso para el cambio. La democristiana Angela Merkel declaró tras las elecciones en septiembre que podía dormir tranquilamente sabiendo que el socialdemócrata Olaf Scholz, hasta ahora vicecanciller y ministro de Finanzas saliente, asumiría la cancillería. Por su parte, el futuro canciller comentaba a la prensa en noviembre que las palabras de Merkel eran un elogio para la democracia: “Es fantástico que un político pueda dormir tranquilo cuando los otros gobiernan”. Al SPD le corresponde la cancillería y las carteras de Sanidad, Vivienda, Defensa, Interior, Trabajo y Asuntos Sociales. El ministerio decisivo es el de Finanzas que va para el halcón liberal Christian Lindner. Los liberales del FDP se responsabilizarán también de Justicia, Transportes y Educación e ID. Y Los Verdes conquistan la vicepresidencia y el macroministerio de Economía y Medioambiente, que asumirá Robert Habeck, y Exteriores, que liderará Annalena Baerbock.

¿De qué va el próximo Gobierno? De poner los pilares para las megatendencias del cambio estructural. Lo dice Michael Hüther, director del Instituto de la Economía alemana de Colonia. Cita la transformación digital, el cambio energético, y la nueva movilidad. Retos que suponen inversiones. En Alemania además se recrudece el problema provocado por el envejecimiento demográfico y la falta de personal cualificado. Luego está la pandemia, el problema grave de la vivienda, y la desigualdad social. Lindner deberá responder a la pregunta de quién pagará. No se suben los impuestos y no se afloja el freno a la deuda, como quieren los liberales, pero ¿de dónde saldrá el dinero? El banco público KfW será parte de la respuesta.

La estabilidad política y económica de Alemania es crucial para Europa. Y el nuevo Gobierno se posicionará claramente a su favor. Lo confirma ahora Lindner: “No somos un pequeño país del norte europeo, sino la primera economía de la UE y nuestro papel es servir a la UE”. Los tres partidos quieren ser más que la suma de sus partes. Hay voluntad de consenso para gobernar y gestionar el cambio. Durante las negociaciones no trascendieron indiscreciones. Destacó un silencio cómplice que transmitió seriedad, consenso y trabajo constructivo. Formalmente el nuevo Gobierno apuesta por la continuidad pero su objetivo es la modernización del país.

El próximo ministro de Finanzas promete el cambio “hacia una nación digital, altamente tecnológica y climáticamente neutral, y una política social moderna que recupere la promesa de ascenso social”. A la pregunta de cuánta política verde podrá permitirse el próximo Ejecutivo rojiverde apoyado por los liberales, Lindner contestaba este fin de semana: “Es el programa de protección climática más ambicioso de una nación industrial”. Y concluyó diciendo que se podrá presentar ante las próximas generaciones y afirmar: “Llegaremos hasta donde podamos llegar”.

Será también un Gobierno de finanzas sólidas. Los liberales insisten en que su elogio de la libertad va atado a la responsabilidad, un argumento cada vez más importante en Alemania ante la apelación a sus libertades fundamentales por parte de los muchos negacionistas que se niegan a vacunar. Por un lado, dice Lindner, está el freno a la deuda anclado en la Constitución. Ante los riesgos inflacionistas, opina que Alemania debe ser “el abogado de la estabilidad económica europea”. Por otro, este ya es un país con impuestos elevados. “Arriesgaríamos la recuperación económica si graváramos todavía más a la población”. Así que habla de priorizar. Como ministro dice que tenderá puentes y apostará por el consenso en Europa entre quienes preferirían acabar con el Pacto de estabilidad y quienes se muestran insolidarios. También considera que el fondo de recuperación Next Generation es una medida aislada. “Mi propuesta es dar prioridad a las inversiones privadas y no a las transferencias públicas. El mejor remedio contra riesgos excesivos y políticas no sostenibles es asumir la responsabilidad propia en política financiera. Solo unos presupuestos públicos equilibrados permitirán al BCE controlar la inflación".

El acuerdo del nuevo Gobierno concluye que el Pacto cumple con su función de mantener unas finanzas públicas saneadas para conseguir la estabilidad de precios y un crecimiento sostenible que favorezca la creación de empleo. “Si Alemania apuesta tanto por la solidaridad comunitaria como por limitar la deuda no es por ortodoxia sino por interés de la UE”. No obstante, Lindner reclama flexibilidad en tiempos de crisis. Además su puesto le dictará las limitaciones globales y Europeas.

En Bruselas, Lindner es al mismo tiempo la preocupación y la esperanza. Josef Kelnberger, comentarista de Süddeutsche Zeitung desde Bruselas, apunta que “la UE espera que el alemán frene al sur y garantice los criterios de estabilidad”. Del canciller Scholz se espera liderazgo y modernidad, mayor autonomía militar respecto a EE UU, avanzar en digitalización, encontrar una lengua común en emigración, liderar la protección medioambiental a nivel global y brindar tranquilidad ante el reto de cambio de modelo económico. Además Europa deberá seguir siendo el referente en valores como libertad, democracia y derechos humanos. Merkel aunó Europa a través de las crisis. ¿Cuál es ahora su futuro? Y ¿cuánto está dispuesta Alemania a invertir en la UE?

La nueva realidad

Pandemia. El nuevo Gobierno dispondrá de un comité permanente de crisis que deberá coordinar mejor que hasta ahora la lucha contra la pandemia. Se crean incentivos económicos para el personal sanitario, sobre todo para auxiliares y enfermeros.

Dinero e impuestos. Perfil político liberal. Se recupera el freno a la deuda en 2023. No se suben los impuestos. Apuesta clara por la estabilidad de precios como elemento clave para el bienestar de la UE. El sueldo mínimo pasará a ser de 12 euros la hora. El nuevo límite de ingresos de los minijobs asciende a 520 euros mensuales.

Clima. El futuro vicepresidente verde no está completamente satisfecho con los resultados de las negociaciones. Su promesa electoral era el cambio climático. Por lo menos, se sentarán las bases hacia una economía social y ecológica de mercado: se prevé la descarbonización para el 2030 y salida de la energía nuclear; el final de los motores de combustión se sitúa en 2035; las renovables asumirán para 2030 hasta el 80% de la producción energética; y se fija el objetivo de la neutralidad climática en 2045.

Vivienda. Construcción de 400.000 nuevas viviendas al año, de las cuales 100.000 serán de protección oficial.

Jubilación. Se garantiza la estabilidad de las pensiones en torno al 48% de la renta.

Extranjeros. Se agilizarán las solicitudes de asilo político y los cursos de integración. Ofensiva para expulsar a quienes no se les reconoce el derecho a asilo.

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