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Análisis

La cruzada de China contra la banca en la sombra

El Gobierno de Xi se esfuerza para regular la concesión de crédito por parte de entidades fuera del sistema bancario convencional, en un proceso que debe culminar este año. Su auge fuera de control ha hecho al sistema financiero chino más vulnerable ante crisis como la de Evergrande

Edificio del Banco Popular de China en Pekín / Getty Images
Edificio del Banco Popular de China en Pekín / Getty Images
Luis Alberto Peralta

La crisis de Evergrande ha puesto el foco sobre la capacidad de endeudamiento de las empresas chinas. La diversidad de la deuda del gigante, que obtenía dinero de bancos, empresas e incluso de sus propios trabajadores, ha disparado las alertas sobre el riesgo que representan los productos de gestión patrimonial y otros servicios financieros que algunas entidades ofrecen, al margen del sector bancario tradicional y regulado. Las autoridades chinas se encuentran de hecho en una encrucijada: permitir el riesgo de un sistema construido sobre el endeudamiento o regularlo y desacelerar el crecimiento. La opción está siendo una mayor regulación bancaria, que también incluye a la banca en la sombra.

Pero ¿qué es la banca en la sombra o shadow banking? El Parlamento Europeo lo define como “una forma de intermediación bancaria en la que los estándares regulatorios son más flexibles que los de los bancos regulares”. La banca en la sombra puede ser ofrecida por fondos de inversión, prestamistas digitales, empresas o incluso por bancos que brindan servicios similares a los bancarios, pero fuera del sistema oficial. Según un informe reciente de Moody’s, los activos de la banca en la sombra en China en la primera mitad del 2021 se situaban alrededor de 57,8 billones de yuanes (unos 7,65 billones de euros).

El caso de Evergrande es revelador sobre las diferentes formas que la banca en la sombra puede tomar. Por una parte, la inmobiliaria actuaba como banco y ofrecía a particulares productos de gestión patrimonial para invertir sus ahorros a cambio de una alta rentabilidad. Por la otra, actuaba como cliente y financiaba su crecimiento con préstamos de otras empresas a través de fondos fiduciarios.

Yichu Wang, investigador de la Universidad Tsinghua en Pekín, explica a Cinco Días que la banca en la sombra puede dinamizar la economía, pero su falta de regulación implica muchos riesgos: “Por medio de su flexibilidad en el crédito, las fechas de vencimiento y la transformación de liquidez, el shadow banking puede convertir proyectos opacos en pasivos a corto plazo con menos riesgo. Sin embargo, depender de estos pasivos para financiar activos a largo plazo ilíquidos vuelve frágil al sistema”. Wang añade que la creación de crédito en este segmento es “más radical” debido a la ausencia de regulación, lo que crea inestabilidad al sector financiero y a toda la economía.

Según JP Morgan, la banca en la sombra habría contribuido a disparar el ratio del total de deuda sobre el PIB chino del 150% al 260% entre 2007 y 2017. Desde entonces, el país asiático ha luchado por regular la actividad financiera a través de este tipo de canales. Pekín instauró una nueva normativa para los servicios de gestión patrimonial en 2018, que obligaba a las empresas a regularizar sus actividades de banca en la sombra antes de 2021.

Sara Hsu, experta en economía china, ha seguido de cerca el fenómeno del shadow banking en China: “Como el Gobierno ha tenido dificultad en generar crecimiento en los diez últimos años, las compañías se han vuelto cada vez más dependientes del gasto alimentado en préstamos”. Hsu explica a Cinco Días que el Gobierno chino ha permitido estas actividades porque ayudan al crecimiento, pero que recientemente han buscado regularlas para evitar riesgos sistémicos.

En la primera mitad de 2021, los activos de la banca en la sombra china se han reducido en unos 180.000 millones de euros, según datos de Moody’s. China también anunció en junio medidas que prohíben a los bancos y empresas invertir el dinero de sus “productos de gestión patrimonial” en renta variable o bonos basura, además de imponer un 120% de tope al ratio de apalancamiento para estos productos.

“El desmantelamiento de la banca en la sombra ha sido una prioridad en la batalla por eliminar los principales riesgos financieros”, ha afirmado la Comisión Reguladora de la Banca y las Aseguradoras, el ente regulador del sector financiero chino. “Debemos prevenir que las empresas ofrezcan productos con demasiado apalancamiento y poner fin a todos los que sirvan como préstamos”, ha indicado la institución.

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