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Ahorro, plazo y rentabilidad: las claves para rentabilizar nuestro dinero

¿Qué aspectos influyen a la hora de sacar el máximo partido a nuestros ahorros?

Empezar a invertir desde joven y hacerlo, además, de forma periódica es una de las claves para tener éxito con nuestras inversiones y lograr el capital final que deseamos, pero no es la única. Cuando hablamos de ahorrar y de invertir hay muchos aspectos que debemos tener en cuenta porque nos pueden ayudar enormemente y, a largo plazo, es lo que va a marcar la diferencia.

En este blog hemos hablado en muchas ocasiones de la importancia de hacer un ejercicio de planificación financiera antes de invertir para saber primero para qué invertimos y, después, poder cuantificar lo que necesitamos y, en consecuencia, qué productos son los que más nos conviene. Este es el primer paso porque nos va a evitar caer en errores típicos o invertir en productos que no son adecuados para nosotros. Pero, más allá de lo que nos ayuda un asesoramiento financiero, hay una serie de reglas básicas que debemos conocer.

El tiempo sí importa

Al invertir es fundamental fijar nuestro objetivo para saber cuál es nuestro horizonte temporal de inversión, es decir, cuánto tiempo podemos estar invertidos. Esto es vital porque cuanto antes empecemos a invertir y más lejos estemos de nuestro objetivo, más podremos arriesgar con nuestras inversiones y, en consecuencia, a más rentabilidad podremos aspirar.

Aunque el nivel de riesgo siempre tiene que ir en función de nuestro perfil como inversores y de lo que podamos asumir -debemos siempre invertir en aquello que nos permita estar tranquilos-, el tiempo siempre es un aliado porque nos va a permitir mitigar los efectos de la volatilidad en el corto plazo, evitando que suframos con las caídas puntuales del mercado. Todo esto hará que la rentabilidad final que obtengamos sea mayor, por lo que cuanto antes empecemos, más probabilidades tendremos de cumplir nuestros objetivos. Vamos a verlo con unos números.

¿Cuál es la diferencia de retrasar la decisión de invertir 5 años? Si, por ejemplo, empezamos a invertir con 35 años hasta que tengamos 65, es decir, durante 30 años, y lo hacemos destinando 600 euros al año a un objetivo de rentabilidad del 5% (para superar en 3 puntos al objetivo de inflación del 2%), la cantidad final que obtendríamos sería de 41.865 años. ¿Y si empezamos a invertir con 40 años? Al comenzar cinco años más tarde, al mismo objetivo de rentabilidad e invirtiendo la misma cantidad, la cantidad final que obtenemos se reduce un 28%, ya que lograríamos un capital de 30.000 euros. Es decir, 11.685 euros menos de rentabilidad final, por los 3.000 euros que nos hemos ahorrado esos 5 años que no hemos invertido.

La rentabilidad, también

Como hemos mencionado, el plazo y la rentabilidad van de la mano. Y lo vamos a ver con unos números. Si con 35 años invertimos con el objetivo de obtener una renta anual desde los 67 años hasta los 95 años, nuestro resultado puede variar bastante en función de la rentabilidad a la que invirtamos.

Si, por ejemplo, desde los 35 a los 45 invertimos 150 euros al mes, desde los 45 a los 55, 400 euros al mes y desde los 55 a los 67, 600 euros al mes. ¿Qué renta obtendríamos? Si invertimos al 3%, la renta anual sería de 6.872 euros. Si lo hacemos al 5%, obtendríamos 11.299 euros. Y, al 7%, la cifra se eleva hasta los 18.856 euros.

Otro de los elementos que juegan a nuestro favor y que se beneficia del plazo y de la rentabilidad es el interés compuesto, que Albert Einstein definió como la mayor fuerza del universo. ¿En qué consiste? En reinvertir los beneficios que vamos obteniendo con nuestras inversiones.

En España, la gran mayoría de los fondos de inversión son de capitalización compuesta o de acumulación, lo que quiere decir que los intereses que van generando nuestras aportaciones se suman y se siguen reinvirtiendo en el fondo, generando, así, nuevos rendimientos.

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