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Mercados

Invertir por el mundo con un euro fuerte: cómo protegerse del riesgo divisa

El debilitamiento del dólar pasará factura a la inversión en Wall Street si no se cubre el tipo de cambio pero reforzará el atractivo del mercado latinoamericano

Getty Images

Los inversores europeos en los activos financieros estadounidenses (Bolsas, bonos o incluso cuentas corrientes) o en materias primas denominadas en dólares, como el oro o el petróleo, sufrieron el pasado año un chasco al convertir sus inversiones en euros y comprobar que recibían menos rentabilidad de la obtenida por estas inversiones. El dólar se había depreciado. Concretamente, desde el pasado 23 de marzo de 2020 –punto álgido de la primera ola de la pandemia del Covid-19– hasta ahora, el billete verde se ha dejado un 15% de su valor respecto a la divisa emitida por el Banco Central Europeo.

La depreciación del dólar frente al euro perjudicó al inversor europeo en EE UU y, según los pronósticos de importantes firmas del mercado, ese descenso puede continuar durante este 2021. Con la salida de Trump de la Casa Blanca y la llegada a la presidencia del demócrata Joe Biden se prevé una mayor estabilidad política mundial que puede restar al dólar valor estratégico como divisa refugio. Así, el dinero irá en busca de más riesgo, con los emergentes, por ejemplo, como destino, y deshará posiciones en dólares.

El dólar y la libra contra el euro hasta enero de 2020

Este es un argumento generalista, pero también se concreta con datos. “Estados Unidos registra un déficit comercial superior al 3% de su PIB y la eurozona un superávit del 2%. Cada jornada laborable del año, casi 3.000 millones de dólares son vendidos para pagar el exceso de importaciones sobre las exportaciones, mientras unos 1.100 millones de euros son adquiridos por el resto del mundo para pagar el saldo neto de mercancías europeas”, explica Roberto Scholtes Ruiz, director de estrategia del banco suizo UBS en España.

Esta entidad considera que el dólar estadounidense sigue sobrevalorado y calcula el punto de equilibrio frente al euro entre un nivel de 1,28 y 1,30. “Nuestros expertos prevén que el cruce euro/dólar ronde los 1,25 dólares a mediados de este año y que alcance los 1,27 a final de 2021”, concluye. En la actualidad, el cruce está en 1,21 dólares.

EE UU paga más por sus bonos pero el tipo de cambio perjudica al inversor europeo

Por su parte, las previsiones de Goldman ­Sachs apuntan a que en el plazo de un año el euro tenga un valor de 1,28 dólares. Como en cualquier análisis hay elementos contradictorios. Tal vez uno de los que tiene más fuerza es que se prevé que la economía de Estados Unidos crezca con más ímpetu y rapidez a lo largo de este año frente a las europeas, apoyada por el impulso fiscal de Biden y los estímulos de la Fed.

Sin embargo, desde Goldman consideran otros factores atendiendo a comportamientos pasados. Así, estiman que el euro es un indicador ligeramente procíclico ya que tiende a tener una correlación positiva con la subida de precios en renta variable y las materias primas. También estiman que el BCE probablemente tolerará cierto endurecimiento de las condiciones financieras a medida que la economía se recupere, por lo que no ven una divergencia de política negativa en los tipos para el euro durante este año.

La relación entre euro y dólar ha estado marcada en los últimos años por el diferencial de tipos de interés. Así, desde que la Reserva Federal bajó al 0% sus tasas de intervención en marzo, empezaron a deshacerse posiciones en dólares con su consiguiente depreciación y vuelta de los inversores a sus divisas domésticas. Cualquier cambio en el statu quo actual en cuanto a tipos de interés podría provocar un giro en el equilibrio de estas monedas, aunque los bancos centrales han mostrado su compromiso de apuntalar la recuperación económica.

Actualmente, los tipos siguen siendo favorables para el dólar, pero menos. Tomando como referencia los bonos a 10 años, el estadounidense rinde el 1,07%, frente al alemán que está en el -0,508% y el español en el 0,097% (llegó a estar en negativo el pasado año). Por tanto, el diferencial de rentabilidad a favor del bono de Estados Unidos es de más de 1,5 puntos respecto al alemán. Una cuantía suficientemente atractiva si no pesase sobre el dólar esa previsión de depreciación que convertiría el viaje en un fiasco.

Las divisas emergentes son mucho más volátiles y menos líquidas

La libra y el Brexit

Pese al acuerdo in extremis al cierre del pasado año sobre el Brexit, aún quedan muchos aspectos a perfilar entre la eurozona y el Reino Unido sobre todo en lo relacionado con el sector servicios. Los tipos a 10 años de la libra esterlina se colocan en el 0,325%, no haciendo muy atractivo asumir el riesgo divisa, mientras que su Bolsa pierde en el último año más del 5%, mientras el euro ha subido el 4,61%. Estos datos han supuesto un mal viaje para los que invirtieron en la libra, mientras los expertos creen que las incógnitas del Brexit no compensan esta apuesta. Goldman espera que el euro termine el año a 0,90 libras frente a los 0,887 actuales.

Donde aún queda margen de ganancia para el inversor en euros es en los mercados emergentes de Latinoamérica. El real brasileño acumula una caída del 41% en un año respecto al euro; el peso mexicano, del 19%, y el peso chileno, del 3,17%. Los tipos de sus bonos públicos a 10 años están a años luz de los europeos, con un 7,68% para Brasil y un 5,35% en México. Sus Bolsas, sin embargo, ya se han recuperado del varapalo vivido el pasado año y apenas caen frente a los registros de enero de 2020. Después de una salida histórica de dinero de estos mercados por la pandemia del Covid-19, los flujos han vuelto y una recuperación económica permitiría fuertes ganancias a un inversor europeo por apreciación de sus monedas y los elevados tipos de interés.

Cubrir los riesgos

La cobertura de divisas tiene un coste que, normalmente, suele recoger el diferencial de tipos entre monedas. Por ejemplo, el tipo de cambio que ofrecen al inversor va variando de acuerdo al plazo de tiempo que cubra la oscilación de una divisa con otra (tres meses, seis meses, un año...). Como indica Unai Ansejo, consejero delegado y fundador de Indexa Capital, si no existieran estos distintos tipos de cambio se podría hacer arbitraje y ganar sin ningún riesgo.

El gestor de Indexa Capital indica también que el precio que se paga por la cobertura de la divisa depende mucho tanto de la fortaleza como de la liquidez de la moneda y también de si se trata de un inversor particular o de un institucional. Así, mientras a un gran inversor se aplican centésimas, un particular suele pagar en torno al 3% de su inversión si quiere cubrirse del riesgo. Por lo tanto, ya debe partir con una expectativa de ganancia tres puntos por encima de la que realizaría en su propia divisa. En cuanto a monedas, euro, yen y dólar son las más baratas para cubrir el riesgo por tipo de cambio por su solidez y la gran liquidez que mueven.

Real brasileño, peso mexicano o rublo encarecen cualquier cobertura de la inversión. Eso sí, actualmente las expectativas sobre estas divisas son positivas después de la depreciación respecto al euro que, lógicamente, fue más acusada frente al euro que frente al dólar.

Unai Ansejo es partidario de la cobertura en las posiciones de renta fija –por ejemplo en caso de los ETF– pero considera que no ha resultado interesante para las Bolsas tomando periodos de tiempo prolongados.

En este sentido ha elaborado un estudio que compara tres tipos de ETF de la gestora Vanguard sobre el índice estadounidense S&P 500 en un periodo de 10 años (2006-2017): ETF en dólares sin cobertura (la rentabilidad será la del S&P 500 en dólares); ETF cubierto en euros (su rentabilidad debería ser similar a la del ETF en dólares sin cobertura) y ETF sin cubrir en euros (su rentabilidad es la del S&P 500 en euros).

En el caso de los tres fondos, la volatilidad supera ligeramente el 18% por lo que no existe aquí un elemento diferenciador. Sí que se aprecia en la rentabilidad. El ETF sin cobertura obtiene una rentabilidad anualizada en 10 años del 7,06%, mientras que el ETF con cobertura en euros rendiría al año el 5,85% y el ETF sin cubrir en euros lograría una ganancia anual del 7,74%, según datos de Bloomberg.

Estos resultados pueden estar sesgados por los años, pero una visión de más tiempo también confirma la igualdad de resultados entre el índice estadounidense S&P 500 en dólares y en euros. Así, desde la creación del euro en enero de 1999 y hasta 2017, la subida anual del primero fue del 5,53% frente al 5,38% del índice en euros. En todo caso, el efecto del tipo de cambio es una variable que el inversor europeo debe considerar al destinar su dinero a mercados ajenos al euro.

Estabilidad en la región asiática, salvo en India

Mínima volatilidad. El renminbi (moneda del pueblo) y su unidad básica, el yuan chino, continúa siendo una moneda sui generis dentro de los mercados financieros. Para evitar la dependencia de su precio de la oferta y demanda de los mercados globales, como ocurre con el resto de monedas, el yuan está ligado a una cesta de varias divisas internacionales y vigilado estrechamente por las autoridades chinas, muy celosas de su tipo de cambio.

Atractivo. En el último año, la moneda china se ha depreciado el 2,58% frente al euro y se ha revalorizado el 6,53% en relación con el dólar. La recuperación de la economía china para 2021, una moderada oscilación de la divisa y un tipo de interés del 3,20% en su bono a 10 años convierten al gigante asiático en una opción atractiva de inversión y sin excesivo riesgo para un europeo. La buena evolución de sus Bolsas en 2020 no parece un impedimento para mayores ganancias si se confirman los buenos pronósticos que apuntan a un crecimiento del 7,9% para este año, según el FMI.

India. Donde los expertos ven más posibilidades de movimientos más bruscos en su divisa es en India, aunque todo dependerá de la evolución del Covid-19. Con el bono a 10 años casi en el 6%, la rupia ha sufrido una depreciación del 12,7% respecto a la divisa europea. Corea del Sur también ha mostrado estabilidad con una pérdida de valor del 3,9% respecto al euro y unos tipos a 10 años del 1,76%.

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