Sostenibilidad y rentabilidad, una pareja bien avenida a la hora de invertir
Las empresas apuestan por integrar los ODS en su estrategia como nueva oportunidad de negocio e inversión con grandes beneficios
Pocos años han sido tan deseados como 2021, un año lleno de incertidumbre pero también de esperanza y que se prevé que además sea clave para la sostenibilidad. En 2019 la Asamblea General de Naciones Unidas declaró 2021 como el Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible.
La economía creativa se fundamenta “en actividades económicas basadas en el conocimiento y la interacción entre la creatividad humana y las ideas, el conocimiento y la tecnología, así como los valores culturales o el patrimonio artístico y cultural y otras expresiones creativas individuales o colectivas”, se explica en la resolución de la ONU.
Una apuesta, la de la sostenibilidad de la Tierra, que las empresas han empezado a abrazar sin ambages como una oportunidad de negocio e inversión, convencidas también de la necesidad de que un planeta mejor y más justo es tarea de todos y es posible.
Más de un 85% de las empresas españolas reconoce estar trabajando en los 17 ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de Naciones Unidas, según una de las conclusiones del informe ‘Contribución de las empresas españolas a la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2030: una consulta integral’, editado por la Red Española del Pacto Mundial, en colaboración con la Secretaria de Estado para la Agenda 2030, del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 de España.
Los ODS buscan paliar la pobreza, proteger el planeta y procurar la prosperidad de sus habitantes. Cada uno de estos 17 objetivos tiene unos propósitos que se deberían lograr de aquí a 2030.
Los datos prueban que las oportunidades de negocio y la rentabilidad no están reñidas con la responsabilidad corporativa y la conciencia social. El 78% de las empresas españolas menciona los ODS en sus informes anuales, según un estudio de la consultora PwC y lo hacen en mayor medida que la media internacional (72%).
“Tal y como explica en el Podcast de Banco Sabadell, Isabel Garro, socia fundadora y CEO de 3A4B, las empresas que nacen teniendo claros los valores relacionados con la sostenibilidad aprovechan muy bien el hueco de mercado que existe, pero las ya establecidas tienen el deber de incorporar estos objetivos en su estrategia.
Puede interesarte: Escucha el Podcast de Banco Sabadell, “Invertir en sostenibilidad: rentabilidad y compromiso”.
Cifras y objetivos
En este el año de la economía creativa el objetivo es promover la cooperación y el establecimiento de redes, alentar el intercambio de mejores prácticas y experiencias, aumentar la capacidad de los recursos humanos, impulsar un entorno propicio a todos los niveles y hacer frente a los problemas de la economía naranja, como también es conocida.
Los datos de la economía creativa
La economía creativa no sólo es uno de los sectores de mayor crecimiento de la economía mundial, también es altamente transformadora en términos de generación de ingresos, creación de empleo y ganancias de exportación.
Las industrias creativas y culturales generan 2.250 millones de dólares de ingresos, suponen el 3% del PIB mundial y generan 29,5 millones de empleos en todo el mundo, según el informe ‘Cultural Times: The first global map of cultural and creative industries’ de la UNESCO.
Al mismo tiempo, la creatividad y la cultura también tienen un valor no monetario significativo que contribuye al desarrollo social inclusivo, al diálogo y al entendimiento entre los pueblos. La cultura es a la vez un elemento impulsor y un facilitador del desarrollo humano y sostenible.
Entre las conclusiones del informe de la Red Española del Pacto Mundial, el dato de que ocho de cada 10 empresas trabajen en algunos de los ámbitos de los ODS muestra que prácticamente la totalidad del tejido empresarial está contribuyendo al logro de estos objetivos a nivel país.
Considerando según el tamaño de las compañías, prácticamente todas las grandes empresas (99%) llevan a cabo actuaciones en estos ámbitos, mientras que entre las pymes y autónomos el porcentaje es de un 83% y de un 61%, respectivamente.
En cuanto a los ODS favoritos de las empresas o en los que más ponen el foco, según el mismo estudio, son el quinto, sobre igualdad de género; el tercero, referido a salud y bienestar; y el decimotercero, que trata la acción por el clima. En el lado contrario, entre los que menos se involucran, figuran el decimocuarto, sobre vida submarina; el segundo, sobre hambre cero; y el decimosexto, referido a la paz, la justicia y las instituciones sólidas.
En opinión de Cristina Sánchez, directora ejecutiva de la Red Española del Pacto Mundial es alentador “ver cómo tanto el conocimiento como las actuaciones de las empresas en cuanto a los ODS van ganando peso año a año, pero aún queda un largo camino por recorrer”.
Del compromiso a la acción
El estudio de la Red Española del Pacto Mundial también indaga en las medidas puestas en práctica por las compañías nacionales para implementar sus ODS preferidos. Las tres principales acciones desarrolladas por las empresas son identificar los ODS prioritarios (48%), desarrollar productos y servicios que contribuyan a estos (42%) y llevar a cabo proyectos de acción social (37%).
En cuanto a políticas relacionadas con el desarrollo sostenible, las tres más extendidas entre las compañías españolas son la de salud y bienestar de los empleados (54%), la del código ético (53%) y la medioambiental (50%).
Las políticas relativas a innovación, lucha contra el cambio climático y movilidad sostenible suelen ser las menos frecuentes, especialmente esta última: solo un 16% de las empresas consultadas afirman disponer de una política de movilidad sostenible.
En este punto, se puede constatar que, en ciertos ámbitos, las empresas suelen disponer de políticas relacionadas con el desarrollo sostenible, pero no de medidas para ponerlas en práctica. Por ejemplo, un 47% de las empresas consultadas dispone de una política de responsabilidad social corporativa (RSC), pero solo el 27% forma a sus empleados en sostenibilidad; en aspectos medioambientales, un 50% fija políticas sobre la materia, pero solo un 28% mide sus emisiones de CO2; en el ámbito de anticorrupción, un 53% cuenta con un código ético, pero solo el 25% ha puesto en marcha canales de denuncias.
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Los consumidores, cada vez más responsables
Varios informes avalan la tendencia de que los españoles somos consumidores cada vez más sostenibles. El 73% tomamos decisiones de consumo por motivos éticos o de sostenibilidad, según un informe de la OCU y el Foro NESI, de Nueva Economía e Innovación Social, pero los españoles nos enfrentamos con barreras de falta de información, precio y accesibilidad.
El 62% de los ciudadanos cree que su consumo es una herramienta muy potente para cambiar el mundo; afirma no conocer las etiquetas de las nuevas economías (economía circular, verde, colaborativa, social y solidaria, finanzas éticas…), pero el 57% se siente identificado con sus mensajes, según la misma fuente.
Otro estudio, el ‘Informe Europeo de Pagos de Consumidores’, realizado por Intrum', ha analizado los datos en 24 países europeos y destaca que en España, el 41% de los encuestados afirma que su interés por la sostenibilidad ha propiciado una reducción de sus gastos.
El perfil del español que más aplica esta máxima tiene entre 38 y 44 años, estudios universitarios, ingresos bajos y vive en la periferia. Los jóvenes entre los 18 y 21 años, la Generación Z, son los más reticentes a reducir sus gastos por cuestiones sostenibles, a pesar de estar sensibilizados con este tema, ya que han nacido y crecido con la problemática del cambio climático.
Esta situación en España contrasta con la media europea, donde estos jóvenes son los que más han frenado sus hábitos de consumo por sostenibilidad.
Por sexos, las españolas son más conscientes de sus gastos en productos sostenibles. Así, el 44% reduce sus compras motivadas por la sostenibilidad, mientras que los hombres se sitúan en el 38%, seis puntos por debajo.
España está entre los países europeos que más limitan sus compras y ocupa la décima posición en el ranking europeo, con un 41%, es decir, un punto más respecto a la media europea (40%) y por encima de algunos de los países más desarrollados de la Unión Europea como Francia (34%) o Alemania (32%).