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El BCE apuesta por la emisión de un euro digital como complemento al efectivo

Cree que contribuiría a la soberanía financiera y a reforzar el papel internacional de la divisa europea

Ralph Orlowski (REUTERS)
Fernando Belinchón

Tras meses de trabajo, el BCE publicó este viernes un informe en el que desveló estar avanzando en la creación de un euro digital. La nueva moneda que plantea la máxima autoridad monetaria de Europa sería una forma electrónica de dinero de banco central que todos los ciudadanos y empresas podrían utilizar como los billetes, pero en formato digital para realizar sus pagos diarios de manera rápida, fácil y segura. Más que sustituir al efectivo, el BCE pretendería complementarlo.

“El euro pertenece a los europeos y nuestra misión es salvaguardarlo”, declaró Christine Lagarde, presidenta del BCE. “Los europeos eligen cada vez más los medios digitales para gastar, ahorrar e invertir. Nuestro papel es garantizar la confianza en el dinero, lo que significa asegurar que el euro sea adecuado para la era digital. Debemos estar preparados para emitir un euro digital si es necesario”.

La llegada del euro digital tendría según el propio BCE efectos en todo el Eurosistema. El banco central estudia todavía el formato de su estructura, pero para hacerse una idea de las consecuencias, si se apuesta por un modelo centralizado, los ciudadanos tendrían la posibilidad de abrir cuentas en las que depositar sus euros digitales en el propio BCE.

Simplemente es una de las posibilidades que el BCE está poniendo sobre la mesa. También baraja que los bancos comerciales hagan de intermediarios entre el BCE y la ciudadanía a la hora de gestionar los movimientos de euros digitales e, incluso, un modelo descentralizado en el que cada cuenta de usuario se encargaría de registrar los movimientos.

Conscientes de la posible desintermediación bancaria, el BCE reconoce el potencial daño a los bancos. “Algunos de los posibles diseños del euro digital podrían afectar a la intermediación de los bancos y a sus costes a la hora de obtener fondos, especialmente, en situaciones de estrés”. En otras palabras, el BCE teme que en caso de una creciente desconfianza hacia la viabilidad de los bancos, el dinero de los ahorradores huya en estampida hacia el euro digital si este ofrece menos obstáculos en lo que a accesibilidad a los fondos se refiere. “En cualquier caso, el objetivo del banco central no es competir con los bancos comerciales por razones de estabilidad financiera y debido a su importante papel en la transmisión de la política monetaria”.

Si el euro digital aspira a desempeñar una función parecida a la del efectivo, debe de tener una característica fundamental: ser anónimo en su uso. Para esto, el BCE propone el uso de hardware. En concreto, menciona tarjetas inteligentes o teléfonos móviles que podrían ser “recargados” con euros digitales desde un dispositivo con conexión online, los almacenarían, y posteriormente, permitirían usarlos con total libertad, incluso, sin conexión.

La pregunta que se hacen algunos ciudadanos es ¿por qué un euro digital si los pagos digitales ya son mayoritarios? El BCE contempla varios escenarios que justifican su creación. Tendría sentido para apoyar la digitalización y garantizar una mayor independencia de Europa, si se deja de usar el efectivo como sistema de pago, si otros bancos centrales o empresas crean sus propias monedas digitales –como ha sido el intento de Facebook– y son muy usadas en la zona euro, para ganar una mayor presencia internacional del euro y con el fin de reducir costes y huella ecológica. El Consejo de Gobierno no ha adoptado aún una decisión sobre la introducción de un euro digital y ha anunciado que iniciará una consulta pública el próximo 12 de octubre.

Sobre la firma

Fernando Belinchón
Madrid. 1994. Máster en periodismo económico por la Universidad Rey Juan Carlos. Redactor de la Mesa Web de CincoDías. En el periódico desde 2016.

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