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Formarse y (re)aprender para una vida multietapas y cambiante

En tiempos de incertidumbre y con un futuro cambiante y digital, adquirir nuevas habilidades y conocimiento es clave para seguir avanzando

¿Es la formación la clave del éxito? En un mundo de constante cambio en el que no podemos dar nada por sentado, el conocimiento y el aprendizaje están adquiriendo nuevas dimensiones. El clásico “estudio, trabajo y me jubilo” se está poco a poco quedando obsoleto. Al incremento de la esperanza de vida -vivimos más años y lo hacemos en mejores condiciones- y al más que probable retraso de la edad de jubilación, se unen la digitalización y la automatización, un cóctel de ingredientes que hacen de la adaptación una necesidad.

En 2018, la Unión Europea, en su informe de recomendaciones sobre competencias clave para el aprendizaje permanente, puso el foco en la importancia de “aprender a aprender”. Y, un año antes, el neologismo aprendibilidad, que sería la traducción de learnability, fue uno de los términos candidatos a palabra del año en 2017 por Fundeu., que explica que “la voz inglesa learnability, unión de to learn y -ability, se refiere a la habilidad psíquica o mental necesaria para hacer algo y se emplea, más concretamente, para referirse tanto a las aptitudes naturales como a la actitud positiva que se precisan para permanecer en continuo aprendizaje en el contexto social y laboral actual”.

¿Estamos preparados para volver a aprender? Desde Manpower -que en 2017 lanzaron la “Learnability Week”- señalan que “con la aceleración del ritmo del cambio en las innovaciones tecnológicas, existe cada vez más concienciación de que las personas que busquen oportunidades de aprendizaje estarán mejor posicionadas para el desarrollo de su carrera”.

Lo cierto es que si buscamos en Google learnability vemos que la mayoría de los resultados lo relacionan, además de con la capacidad de aprendizaje, con las nuevas habilidades que demandan las empresas y con las claves para triunfar en el futuro. Pero ¿de qué habilidades hablamos?

Flexibilidad, resiliencia, empatía, determinación, creatividad, etc. Estas son algunas de las aptitudes que más se repiten y que van más allá de las capacidades técnicas y específicas, ya que se centran en esa actitud, predisposición y capacidad para aprender… ¿durante cuánto tiempo?

La educación permanente o lifelong learningha ido ganando peso en el mundo laboral y educativo tanto que, como explican desde Harvard Business Review, se ha convertido en un imperativo económico. Las ventajas de educarnos durante toda nuestra vida son múltiples -tanto para las empresas como para nosotros mismos- y son, además, lo que nos va a ayudar a sentar las bases de lo que haremos y seremos el día de mañana.

Adaptación y aprendizaje en el nuevo escenario

Hace unas semanas, el Instituto de la UNESCO para el aprendizaje permanente celebró una serie de encuentros digitales para poner sobre la mesa los retos que tiene por delante la educación permanente y qué medidas hay que poner en marcha para garantizar su implantación y su éxito en el futuro.

Entre las prioridades, los expertos destacaron la necesidad de contar con una infraestructura digital más sostenible y remarcaron la importancia de tener una cultura de aprendizaje, que empiece en las escuelas y colegios, y que nos acompañe a lo largo de toda nuestra vida, de forma que podamos establecer un diálogo continuo.

Este planteamiento llega en un momento en el que, si bien ya sabíamos que la digitalización no era algo del futuro, el confinamiento ha hecho que asumamos en nuestro día a día que el presente ya es digital. El distanciamiento social nos ha llevado a utilizar aplicaciones y herramientas que hace meses no conocíamos y que ahora se han vuelto habituales en nuestro día a día.

A las nuevas tecnologías se unen el avance de la robótica, la domotización y todo lo que la inteligencia artificial está creando… ¿Y si nuestra profesión o parte de lo que hacemos dentro de unos años lo realiza un robot? ¿Tenemos un plan b? Esta cuestión tiene sus defensores y detractores, pero lo cierto es que la adaptación y la reinvención va a ser un hecho, lo que nos lleva a la necesidad de seguir formándonos y aprendiendo, con vistas a los avances tecnológicos.

¿Estamos planificando para esa formación continua? La educación permanente va a tener que formar parte de nuestros planes y, por consiguiente, de nuestras decisiones financieras. Realizar un ejercicio de planificación financiera en el que, además de nuestros objetivos vitales, incluyamos el aprendizaje continuo nos va a ayudar a trazar un plan realista, que cambie con nosotros, y que nos permita cumplir todas nuestras metas y seguir creciendo y aprendiendo para el futuro que viene y que ya está aquí.

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