Enrique Valero: “Hemos invertido 60.000 euros en seguridad del hotel”
Cree que el Covid-19 ha hecho retroceder cinco años el negocio
A pesar de la situación tan dramática vivida en los últimos tres meses, Enrique Valero (Sevilla, 1964) extrae algunas de las lecciones aprendidas durante la crisis sanitaria, que le llevó a cerrar de la noche a la mañana el proyecto Abadía Retuerta LeDomaine, compuesto por una bodega y un hotel de lujo de 30 habitaciones, que cuenta con un restaurante con una estrella Michelin, situado en Sardón de Duero (Valladolid) y uno de los máximos exponentes del lujo en España, propiedad desde mitad de los años noventa de la farmacéutica suiza Novartis. Licenciado en Derecho, ha desarrollado buena parte de su carrera en Diageo en España, y en Londres, en Arco Bodegas Unidas, fue director general de United Wineries International, para sumarse en 2009 al equipo directivo en González Byass. A pesar de la incertidumbre, asegura que si una abadía ha resistido nueve siglos en los aledaños de la ribera de Duero, un año de crisis por el Covid-19 puede ser insignificante
- R. Esta es una situación completamente nueva para cualquier ejecutivo; ¿para usted qué ha supuesto esta experiencia?
- R. Es un momento difícil, pero, por un lado, ha supuesto una oportunidad, porque parte del trabajo que he tenido que desempeñar ha sido el de motivar al equipo. Estamos en sectores como la hostelería, el vino y el turismo, que son muy complicados. Con el hotel cerrado, hemos estado trabajando para el día de la apertura, con procedimientos nuevos y adaptación de aforo, con distanciamiento… Ahora nadie es competencia, somos un sector que tiene que estar unido. Empezamos el año mejor que nunca, nuestro negocio tiene un posicionamiento internacional, y estábamos en enero con un 40% de reservas, pero a finales de ese mes comenzamos a ver que había cancelaciones. Teníamos el hotel lleno de visitantes que venían a Europa con motivo del congreso de vinos ProWein, que se celebraba en marzo en Alemania, y empezaron a caer las reservas como fichas de dominó.
- R. Y decidieron cerrar.
- R. Se va a digitalizar todo, los productos en la habitación serán de un solo uso, habrá arcos para tomar la temperatura y tendremos alguna habitación reservada por si hay algún caso. La seguridad es nuestra prioridad para que no haya ningún contagio. También contamos con una nueva función, la del health manager, un nuevo puesto directivo de salud que viene para quedarse, porque es aquel que tiene que garantizar que todo se lleva a cabo en esta materia. Y algo que para nosotros siempre fue importante, como es el compromiso con la sociedad en la que estás y con la gente que lo pasa mal. Hacer las cosas bien repercute en los negocios.
- R. ¿Cómo va a repercutir la crisis en las cuentas de este año?
- R. Hemos barajado una caída del 30% de los ingresos, pero esta cifra se ha quedado optimista y ya se baraja entre el 40% y el 50% de caída, porque el 55% de nuestros clientes eran extranjeros, y será difícil que por lo menos hasta noviembre vengan por miedo a un rebrote. Este año lo damos por perdido, aunque tenemos que ofrecer otras alternativas para el turismo nacional, sobre todo de Madrid. Mi idea es que tengamos entre un 25% y un 40% de ocupación. Nos hemos virtualizado con numerosas iniciativas durante este tiempo. Toca reinventarse, escuchar al mercado y, sobre todo, qué es lo que va a demandar el cliente, que básicamente es seguridad. Hasta ahora llevamos invertidos 60.000 euros en este tema.
- R. Tienen detrás el respaldo de Novartis.
- R. Esto te da tranquilidad, porque hay una mentalidad de grupo, de compromiso con la sociedad, con la comunidad local, y eso hace que se genere un desarrollo positivo. Por otro lado, en nuestro ADN está el largo plazo. Esta pandemia es mundial y hay que ver cómo readaptar el negocio, buscar la viabilidad a medio plazo y cómo se reordenan esos hábitos y comportamientos, hasta que vayamos saliendo, cumpliendo con la normativa de España y de la OMS. Todo iba a bien y ahora va a haber un bache.
- R. No es la primera crisis que viven.
- R. Yo entré aquí en 2099, en plena crisis económica, que era más larga y diferente, porque ahora hay que ver el impacto que va a tener y reactivar el mercado nacional e internacional. Aquí dependemos de que aparezca pronto una vacuna o un tratamiento que ofrezca seguridad. El Covid ha retrasado cinco años nuestro negocio, pero lo bueno es que tenemos un know how que no teníamos antes. Y creemos que el público responde cuando se tienen valores. Hay que ver el lado positivo; este año está perdido pero no podemos quedarnos parados. Ahora paso el 50% de mi tiempo atendiendo al equipo y el resto lo dedico a entender al cliente. Esta situación me obliga a ser creativo por ambos, por los empleados y por los clientes.