Las oportunidades que deja el Covid-19 en renta fija
La deuda corporativa es la principal apuesta de los expertos, que ven necesaria una gestión activa para afinar la selección
La renta fija no se ha librado de los vaivenes provocados por la pandemia. Armando López, responsable de renta fija de Santander AM España, recuerda cómo la liquidez de la deuda privada disminuyó de manera significativa en marzo y los precios de esos activos bajaron considerablemente, “pero la reacción de los bancos centrales, con compras masivas de deuda pública y privada e inyectando liquidez a condiciones más favorables, ha dotado otra vez de confianza a los mercados y hemos visto una fuerte recuperación”.
De hecho los hay muy positivos respecto a lo que se avecina. Juanma Jiménez, el responsable en España de Pimco, asegura que hay más oportunidades que antes, y en renta fija más que en renta variable, y menciona la visión de Dan Ivascyn, CIO de la gestora, quien cree que, a pesar de que “los rendimientos de los mercados de bonos gubernamentales globales de más alta calidad son incluso negativos, la alta volatilidad de las últimas semanas ha creado oportunidades en el universo de renta fija global, tanto en el mercado público como en el privado”.
“La deuda pública de mayor calidad, especialmente la americana, ha perdido interés estratégico después de bajadas de entre 120 y 140 puntos básicos a lo largo de la curva de rentabilidades. En cambio, otros activos como el crédito lo han ganado”, señala Silvia San Bruno, especialista de producto de BBVA Asset Management. En su opinión, es posible identificar potencial “en los bonos ligados a la inflación tras el desplome de las expectativas de precios. O en la deuda emergente”.
Es más importante que nunca ser selectivos con las emisiones en las que invertir
Pero es en los bonos corporativos donde el grueso de los expertos centra sus apuestas. Peter de Coensel, CIO de renta fija de DPAM, opina que ha mejorado el estatus de estos activos y “esperamos que más compañías encuentren su camino en los mercados de capital de deuda europeos. Los bonos de grado de inversión tienen un perfil de rendimiento esperado atractivo y una gran resistencia en periodos de tensión”, y “los bonos gubernamentales UEM podrían convertirse en la segunda mejor opción si el liderazgo político decepciona”.
Asimismo, Kevin Thozet, miembro del comité estratégico de inversión de Carmignac, indica que “parte de la deuda corporativa parece estar relativamente barata y, aunque se espera que la incertidumbre siga siendo un obstáculo para la normalización de los precios a corto plazo, confiamos en que esta situación se disipe a medida que nos acerquemos a la temporada de resultados del segundo trimestre”.
Para aprovechar esas oportunidades, Leonardo Fernández, director del canal intermediario de Schroders, ve imprescindible ser selectivos al elegir las compañías en cuyas emisiones invertir. “Aunque esperamos una significativa disminución del PIB mundial, todavía habrá ganadores”, y menciona las empresas minoristas que cuentan con pequeños comercios de cercanía o ciertos negocios de telecomunicaciones que se han vuelto más rentables”.
La alta volatilidad ha aflorado opciones en el mercado público y privado
De hecho, la situación está llevando a tomar decisiones. En Columbia Threadneedle, por ejemplo, empezaron 2020 muy conservadores en alto rendimiento europeo, pero a medida que han ido revisando la respuesta política al Covid-19, “mantenemos nuestra posición defensiva mientras buscamos cambiar a créditos de mayor calidad y agregar crédito que antes veíamos caro”.
Ahí Alicia García, responsable de M&G para España, plantea la cuestión de “cuántas empresas que de otro modo habrían desaparecido dada su escasa productividad y rentabilidad sobrevivirán simplemente por tener acceso a una financiación barata. Ante este escenario, el papel de la gestión activa se vuelve crucial para no dejarse llevar por la avalancha de emisiones”.
La diversificación le falla al pequeño inversor
Las rentabilidades que están ofreciendo los fondos de renta fija euro en lo que llevamos de ejercicio son para muchos desalentadoras. Y es que la opción en la mayoría de casos es perder poco. Ese es el retorno, negativo, que ofrecen los mejores vehículo de renta fija a corto plazo. Algo mejor lo hacen aquellos que se centran en activos a largo plazo.
“Las emisiones a largo plazo ofrecen cupones más elevados para compensar al bonista por el potencial riesgo de subida de tipos, que siempre es mayor si el periodo hasta el vencimiento del bono es más largo. Las probabilidades de que puedan subir los tipos en un periodo de cinco años son mayores que las de que los suban en un periodo de dos años”, explica Paula Mercado, directora de análisis de VDOS.
Incluso los fondos más conservadores “han tenido algunos problemas en febrero y marzo debido a la falta de diversificación de las inversiones tradicionales de refugio seguro, como los bonos del Tesoro o los bonos alemanes, que realmente no protegían”, apunta Karsten Bierre, responsable de asignación de renta fija del Multi Assets Team de Nordea Asset Management, quien admite que cada vez es más difícil para muchos inversores encontrar retornos aprovechando la diversificación. No obstante, coincide con otros expertos en que la deuda emitida por empresas dentro de grado de inversión y alto rendimiento parece más atractiva que los bonos soberanos, “incluso cuando se considera el probable aumento de las tasas de incumplimiento esperadas”.
En cuanto al pequeño inversor, desde Fidelity creen que este ha aprendido de la anterior crisis: ha tenido paciencia y no ha corrido a reembolsar, asumiendo pérdidas en los peores momentos de febrero y marzo. “Sin duda, el gran trabajo de los asesores financieros llevado a cabo desde la gran recesión de 2008 ha influido mucho, están consiguiendo que los inversores particulares inviertan de forma muy diversificada y, sobre todo, con una visión a largo plazo”.
Para ese inversor particular, el analista y asesor José María Luna recomienda que cuando vaya a invertir lo haga pensando más en la fase de recuperación que en ahora. En el caso de los bonos corporativos, “tienen que ser empresas de calidad, con balances no muy dañados, orientadas a crecer en ingresos y beneficios y, sobre todo, que sean capaces de sobrevivir”. Estamos en un periodo inter-Covid que va a durar meses y tenemos que aprender a vivir con el coronavirus, y “habrá empresas que no puedan sobrevivir por su modelo de negocio o su fuerte endeudamiento”. Además, apuesta por seguir el camino que enseñen los bancos centrales, comprar lo que están adquiriendo estos y convertirlos en nuestros grandes aliados.
"Hay que desterrar la idea de que la manera de comportarse es diferente ahora que hace un año. No lo es. Ni el pequeño inversor ni el grande tienen ninguna posibilidad de ganar dinero en el largo plazo jugando a adivinar los giros del mercado. Al contrario, lo que sí tienen es una oportunidad de conseguir rentabilidad en el largo plazo si lo hacen de manera adecuada", advierte Francisco Quintana, director de estrategia de inversión en ING. Y esto, en su opinión, requiere dos cosas: perfilarse y conocerse, y traducir ese perfilado en una cartera de productos.