Sánchez, un viaje desde la flexibilidad a la inconsistencia
El pacto para derogar íntegramente la reforma laboral es una traición en serie del presidente a socios, sindicatos, empresarios y Europa
El pacto firmado por los portavoces parlamentarios de PSOE, Podemos y Bildu marca un antes y un después para el presidente del Gobierno y sus aliados razonables. Lo que sucedió el miércoles en el Congreso de los Diputados pone encima de la mesa hechos que encajan a la perfección con los que sostienen que Pedro Sánchez no es una persona de fiar.
Habrá quien diga que lo sucedido es una demostración de inteligencia y desapego, propia de los líderes, que suelen ser personas sin alma en las que prima el resultado sobre cualquier otra consideración. Puede ser, pero en la vida, y más en circunstancias tan dramáticas como las que vive España, la confianza es un valor esencial.
Hasta el miércoles, parecía que Pedro Sánchez iba tirando de geometría variable en sus pactos más por obligación que por devoción. Si el PP abandonaba la razón de Estado, y ERC nunca la tuvo, al PSOE no le quedaba otra que buscar nuevos apoyos. Menos mal que apareció el Ciudadanos de Inés Arrimadas y su olfato para recuperar el quicio que perdió Rivera.
Hoy ya sabemos que esto no es así. Definitivamente, Pedro Sánchez ha emprendido el viaje de los materiales; ese que va de la flexibilidad (se adapta con facilidad a la opinión, a la voluntad, a la actitud de otro u otros) a la inconsistencia (que no tiene estabilidad, solidez, duración).
El presidente del Gobierno no podrá decir que no sabía nada, que todo es cosa de Adriana Lastra. Él estaba al tanto del pacto maldito con Bildu, como dejó claro en su intervención parlamentaria, en la que se anticipó a los vascos sin querer. Este acuerdo representa la mayor traición en serie que haya podido ejecutar Pedro Sánchez. Una traición a todo y a todos, con excepción de Podemos, su aliado, que ahonda en el perfil de político poco fiable construido por sus enemigos. La lista de agraviados la integran desde los suyos hasta sus aliados naturales, pasando por aquellos a los que necesita:
-Gobierno. Pedro Sánchez dejó atónitos a los miembros de su propio gabinete. Singularmente a la vicepresidenta Nadia Calviño, a la ministra de Hacienda y portavoz, María Jesús Montero, y a la responsable de Trabajo, Yolanda Díaz, que además debió sentirse abandonada por su líder, el vicepresidente Pablo Iglesias, que ayer por la mañana seguía defendiendo el acuerdo. A ellos se pueden sumar sin temor a error los ministros Ábalos o Escrivá.
-PSOE y sus votantes. El pacto de coalición entre PSOE y Podemos no habla de derogar la reforma laboral “de manera íntegra”. Tampoco figuraba en el programa electoral del PSOE. Por eso se entiende que el PSOE emitiera un comunicado casi a medianoche del miércoles, ojo, para desdecir a su portavoz parlamentaria, que había sido habilitada por Pedro Sánchez. La mera firma de un acuerdo de tú a tú con el partido de Otegi resulta descorazonadora para buena parte de los votantes del PSOE.
-Aliados. El PNV, que ya fue clave en la moción de censura de la primavera de 2018, se tentará mucho la ropa a partir de ahora. No está a favor de la derogación íntegra de la reforma laboral y menos aún a que el Gobierno haga manitas con su enemigo Bildu. Otro tanto pasa con Ciudadanos y Coalición Canaria, que no apoyaron a Sánchez en la investidura y sí lo han hecho para prorrogar el estado de alarma.
-Sindicatos y empresarios. Los denominados agentes sociales se quedaron lívidos ante semejante acuerdo. No les cabe en la cabeza que algo central para ellos sea moneda de cambio con la irrelevante Bildu. El golpe a la negociación es de tal dimensión que los sindicatos, aliados naturales de este Gobierno, están descompuestos pese a no soportar la reforma laboral del PP. Los empresarios saltaron, y con toda la razón, inmediatamente en contra.
-Europa. El Reino de España tiene una deuda de 1,2 billones de euros, que este año aumentará por lo menos en los 116.000 millones de mayor déficit contemplados en el Programa de Estabilidad. Sin el respaldo del BCE y de la UE, España SA está en quiebra, puesto que ni podría refinanciar ni colocar deuda nueva. ¿Qué piensan en Europa de la derogación íntegra de la reforma laboral? Lo han dicho en reiteradas ocasiones: que es una barbaridad.
Guste más o menos, esa reforma fue imprescindible para crear tres millones de empleos rápidamente de 2014 a 2019. Las partes más duras de esa reforma ya han sido eliminadas. Entonces, ¿qué quieren proponer ahora? La Unión Europea se sienta en el Consejo de Ministros disfrazada de Nadia Calviño, afortunadamente, y si España quiere mantener el grifo europeo derogando íntegramente la reforma laboral, no llegará ni gota.
-Pacto de reconstrucción. Una vez superada la crisis sanitaria, serán necesarios todos los apoyos para definir un plan que permita mantener el Estado del bienestar (pensiones, sanidad y protección al desempleado) y dar oportunidades a la juventud (educación y fomento del empleo). Arrancar este pacto para la reconstrucción con un acuerdo con Bildu es como convalidar la estrategia de Vox.
Este catálogo da al traste con los argumentos de aquellos que defendían que Pedro Sánchez estaba manejando el tremendo reto sanitario y económico del coronavirus con resiliencia (la capacidad de adaptación de un ser vivo ante un agente perturbador o un estado de situación adversos).
Veremos qué explicaciones da el presidente este fin de semana. Es de esperar que no quiera solucionarlo cortando las alas a la pobre Adriana Lastra. Lo duro para los españoles es que no hay una alternativa de Gobierno, puesto que la bancada popular no suma de ninguna manera, y Pedro Sánchez con estos errores no forzados da claros síntomas de fatiga de materiales.
Aurelio Medel es doctor en Ciencias de la Información y profesor de la Universidad Complutense