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Lagarde calma a la deuda española y se abre a comprar 'bonos basura'

El mercado saluda las rebajas en los intereses de las líneas de financiación a la banca y la disposición a incrementar las compras de deuda

Christine Lagarde
AFP
CINCO DÍAS

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha dado una de cal y otra de arena a los mercados. La intervención de la banquera central ha relajado la presión sobre los bonos españoles, si bien no ha sido tan clara como demandaban los inversores en deuda italiana. Según sus palabras, el Consejo de Gobierno no ha discutido la compra de bonos basura, aunque ha afirmado que "no tolerarán la fragmentación financiera". La puerta queda así abierta.

La rentabilidad del bono español cae hasta el 0,7%, mínimos de principios de abril, y la prima de riesgo se sitúa en los 128 puntos básicos. El rendimiento del bono italiano a 10 años sufre una alta volatilidad y se sitúa en el 1,5%, tras marcar el 1,8% y el 1,6% a lo largo de la sesión. El todopoderoso bund alemán ni se inmuta, está en el -0,567%.

Finalmente, parece que Lagarde admite que sí está en el BCE para bajar las primas de riesgo. La expolítica ahora reconvertida en banquera central ha querido dejar claro que la institución que pilota no permitirá que se ponga en cuestión la unidad del euro y que su trabajo es que todos los países de la Eurozona afronten la crisis por el Gran Confinamiento de manera homogénea.

Lagarde ha querido también reforzar la posición del BCE a incrementar el actual programa de compras de deuda, dotado con 750.000 millones, "tanto como sea necesario, por tanto tiempo como sea necesario y con la flexibilidad necesaria". Los mercados, que miden cada palabra de los banqueros centrales, han celebrado la incorporación en el comunicado remitido con el BCE de una mención a que pretenden con este instrumento incrementar los precios en la Eurozona de manera "simétrica".

La deuda española, en un país con un fuerte peso del sector bancario, ha celebrado la aleada de una liquidez que inyectará el BCE en el sector. Por un lado, el BCE ha mejorado las condiciones de sus líneas de financiación bancaria TLTRO, que permitirá a los bancos ganar hasta un 1% por pedirl dinero al BCE y prestárselo a empresas y hogares. También ha abierto una nueva barra libre de liquidez bancaria, especial para cubrir los efectos de la pandemia, bonificada en un 0,75% y que no obligará a las entidades a conceder crédito con ella.

Sin embargo, los nervios se han mantenido en la deuda italiana. El lunes Fitch rebajó la nota de la deuda traslapina a BBB-, un escalón por encima del bono basura. Caer a ese nivel supondría que el BCE dejaría de comprar deuda italiana. "No hemos discutido comprar bonos basura", ha indicado Lagarde. Sus alusiones a que luchará por garantizar que su política monetaria se transmita a la Eurozona de forma homogénea y sobre la flexibilidad con la que operará el paquete de estímulos dejan la puerta abierta a una decisión en este sentido en el futuro. De hecho, el BCE ya compra bonos sin grado de inversión, pues el paquete de compras antipandemia permite por primera vez adquirir deuda griega. Y parece que se extenderá a toda la Zona euro, pero Lagarde no ha querido gastar aún este cartucho.

Lo que sí ha descartado Lagarde es que tenga previsto sacar su arma más potente, el programa de compras ilimitado, OMT. Se trata de un instrumento diseñado en 2012 para cuya aplicación exige que un país haya solicitado su rescate a la Comisión Europea. La presidenta del BCE ha defendido que no cree que sea necesario su uso en esta ocasión, dado que es una crisis "homogénea" en toda la Zona euro. De ahí subyace que no prevé tampoco que ni Italia ni España tengan recurrir a un rescate ante el cierre de los mercados de deuda.

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