Six abre la puerta a rebajar el dividendo de BME
El CEO del parqué helvético dice que “no pondrá problemas” a garantizar el cumplimiento de los compromisos que adquiera
La Bolsa suiza ya planea el futuro de la española en caso de que finalmente acabe en sus manos. Y baraja revisar uno de los mantras escritos en piedra en el palacio de la Bolsa de Madrid: su elevado dividendo. El consejero delegado de Six, Jos Dijsselhof, ha indicado este jueves que buscarán “un mayor equilibrio entre dividendo e inversión” y pondrán en revisión la generosa política de remuneración al accionista de la que ha hecho gala el operador español.
BME pagó en 2019 tres dividendos –de 0,6, 0,4 y 0,57 euros por acción, respectivamente-, lo que supuso remunerar a sus accionistas con más de 130 millones en total, por cerca de un 90% de su beneficio, según indicó en la convocatoria de su última junta de accionistas. El pay-out de Six es de, al menos, el 60%, tal y como indican fuentes de la empresa.
“Es seguro que no incrementemos el dividendo. Puede que en un futuro paguemos menos dividendo, pero invirtamos más”, ha indicado Dijsselhof. El ejecutivo suizo ha defendido una vez más -y como viene haciendo en los tres meses que lleva tratando de convencer al mercado de su operación sobre BME- las bondades de su plan de futuro para la Bolsa española. Entre ellos está llevar a Madrid su división de clearing, tal y como publicó CincoDías en noviembre, así como expandir a España su oferta de servicios a la banca e impulsar el que sería el tercer operador bursátil europeo. “Al final, va a haber más personas trabajando en BME”, ha asegurado.
Todo ello requerirá incrementar la inversión en el operador español, sacrificada tradicionalmente para ofrecer una de las políticas de remuneración al accionista más generosa de todo el mercado español. El director financiero de Six, Daniel Schmucki, ya indicó en una entrevista con este diario que invertirán en ambas compañías en torno a 127 millones. Y se orientará en I+D.
“La tasa Tobin no altera el valor de BME”
Con buena parte del futuro de la operación en las manos de la flamante nueva vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, el consejero delegado de Six, Jos Dijsselhof, no ha querido abrir un frente con el Gobierno socialista. Ha minimizado el impacto sobre BME del nuevo impuesto sobre las transacciones financieras que el Ejecutivo aprobó en el consejo de Ministros del pasado martes. La conocida como Tasa Tobin gravará con un 0,2% la compra de acciones de compañías con un valor de mercado de más de 1.000 millones.
“La tasa Tobin no tiene ningún impacto en el valor de BME y de Six”, ha señalado, en contraste con las quejas de BME cuando el Ejecutivo de Sánchez trató sin éxito de imponer una tasa similar el año pasado. Y, aunque ha matizado que es una idea que “no le gusta”, ha afirmado que “lidiarán con ello”.
Pero antes, tanto Dijsselhof como el resto de ejecutivos de Six deben vencer un importante obstáculo: obtener la autorización del Gobierno español y de la CNMV a la opa. El consejero delegado ha confirmado que la vicepresidencia de Asuntos Económicos ya examina desde principios de mes la documentación de la operación para emitir su opinión en torno a mayo, una vez obtenga el informe al respecto que elabora la CNMV. Después, Six planea establecer un plazo de aceptación de entre 30 y 45 días para los accionistas de BME, de modo que el parqué español esté completamente bajo su dominio antes de verano.
Todo ello si Euronext se lo permite y finalmente no lanza una opa competidora, lo que dilataría el proceso al menos hasta finales de año. “Nuestra oferta es buena para la compañía, los accionistas y la economía española. Ofrecemos un precio muy justo. No hay más ofertas encima de la mesa y así trabajamos”, ha señalado al respecto. Sí ha descartado que Deutsche Börse, el dueño de la Bolsa alemana, vaya a entrar en la puja por BME.
Con respecto a la posibilidad de que el Gobierno español pueda limitar los derechos de voto de Six si incumple sus condiciones con una suerte de acción de oro, Dijsselhof ha indicado que es una idea que “no le gusta” y que aún no ha entrado en una negociación con el Ejecutivo al respecto. Admite, no obstante, que entiende que el Ejecutivo necesite garantías adicionales de que cumplen sus compromisos y que “no será un problema” aceptar medidas de este tipo. “No tenemos líneas rojas”, ha remarcado.
Por el momento, el primer ejecutivo del grupo suizo ha adelantado que las tribulaciones de los departamentos que dirigen Nadia Calviño y Sebastián Albella versan sobre cuestiones técnicas, como la integridad del mercado español o la financiación de la opa. También admite que Economía ha pedido garantías sobre el futuro de los 749 empleados de BME. Pero niega que la pérdida de la consideración de un mercado equivalente por la UE –que obliga a los inversores europeos a comprar los valores suizos en mercados de la UE antes de los helvéticos– esté siendo un problema para las autoridades españolas.