Defender la casa común
Es una carrera contra el tiempo mientras el planeta cruje
Davos 2020 consultó a los líderes empresariales sobre los principales riesgos globales. Los cinco primeros lugares fueron copados por el cambio climático. Se enfatizaron: las olas extremas de calor, la destrucción de ecosistemas, la pérdida de biodiversidad y los impactos de la polución sobre la salud (la OMS estima que la polución y el tabaco causan el 20% de las muertes anuales). Se observó una diferencia generacional. Los nacidos después de los ochenta percibían en un 90% que los problemas se agravarían en la década de los veinte y serían más catastróficos y frecuentes.
A la luz de ejemplos de macroincendios como el de Australia, los líderes empresariales jóvenes tienen bases para tal prognosis. Se dio allí la tormenta perfecta que puede aparecer en otros lados. Altísimos calores, los mayores desde 1910, sequedad extrema y falta de lluvias, con lo que cualquier chispa puede incendiar los bosques y los vientos huracanados propagar las llamas. En solo cuatro meses se quemaron 11 millones de hectáreas, murieron 500 millones de animales y el fuego rozó Sídney y otras ciudades. Los métodos conocidos para frenar el infierno fallaron. Lo mismo pasó en la ola de incendios en California. Las empresas eléctricas, abrumadas por demandas por el rol de las pequeñas chispas de sus tendidos, recurrieron a medidas extremas, como cortar el suministro de luz, la principal está en quiebra.
Prominentes líderes empresariales están pidiendo a las empresas que estén en primera fila en la ardua lucha para defender “nuestra casa común”, como la llama el papa Francisco. Larry Fink, presidente del mayor fondo de inversión mundial, BlackRock, advierte a los integrantes de consejos directivos que “deben escalar los esfuerzos para encarar el cambio climático”. Bill Gates está escribiendo un libro, Como evitar el desastre climático. Klaus Schwab, el presidente de Davos, plantea: “Pedimos a las empresas que prioricen los temas medioambientales, que reconozcan los efectos negativos y se hagan responsables del daño ambiental que producen”.
Se necesita redoblar iniciativas. Gates postula reforzar las inversiones en energías renovables y tecnologías proclima; Schwab, plantar un millón de árboles hasta 2030. Es una carrera contra el tiempo mientras el planeta cruje.
El autor acaba de ser investido doctor honoris causa por la Universidad Católica de Murcia (UCAM)