No deje que el Brexit rompa las cadenas (de suministro)
La digitalización de las operaciones ayuda a contrarrestar los riesgos de situaciones inciertas como el divorcio de la UE
Al principio, el Brexit era una amenaza. Ahora la Unión Europea ha prorrogado hasta el 31 de enero de 2020 el inicio de la nueva cuenta atrás de dos años hacia la salida efectiva del Reino Unido. Las reacciones y medidas –adoptadas en lo posible– no han cesado desde el decisivo referéndum y los distintos actores afectados toman posiciones para defender sus intereses de negocio.
Pendiente aún de la ratificación parlamentaria de rigor y de cualquier probable cambio en la actitud británica derivado de sus próximas elecciones, persiste la incertidumbre sobre el futuro inmediato de las actividades comerciales entre las dos partes. Las empresas llevan meses haciendo cuentas sobre qué, cuándo y cuánto les va a suponer esta operación de desenganche.
De entre las muchas variables que implica este proceso de desunión, la cadena de suministro será una de las áreas más afectadas, como subraya un estudio de KPMG y CEOE sobre la empresa española ante el Brexit. Desde el principio se concedió gran importancia a los mensajes transmitidos a los potenciales afectados por las consecuencias de la salida británica. En este capítulo, tanto la Administración española como británica están haciendo esfuerzos no solo para alertar de lo esencial de estar preparados, sino también sobre cómo prepararse.
Con ese fin, la Agencia Tributaria ha realizado un envío de cartas a unas 30.000 empresas españolas que operan con el Reino Unido y no con países de fuera de la UE, para informarles sobre los efectos en el ámbito aduanero y de los impuestos especiales que podrían derivarse de la ruptura.
Carlos Tur es ‘Country manager’ de Jaggaer España y Portugal
Por su parte, el Departamento de Rentas y Aduanas británico (equivalente a nuestra AEAT) ha registrado automáticamente 95.000 empresas con sede en el Reino Unido que han importado bienes de la UE durante 2018 para ayudarles a simplificar sus procedimientos y transacciones, concediéndoles seis meses para declarar sus actividades y pagar impuestos.
Con esa actitud pragmática, el Gobierno de Boris Johnson está implementando salvaguardas comerciales para mitigar los riesgos que plantea el inminente Brexit. De acuerdo con la publicación especializada Supply Chain Dive, el ejecutivo va a restablecer la Operación Brock, un plan destinado a mantener el tráfico en movimiento en caso de embotellamientos de carga en el puerto de Dover una vez que el Brexit se produzca oficialmente. La iniciativa pretende minimizar el impacto en la población residente, las empresas y los servicios públicos.
La Administración británica ha publicado también cartas de asesoramiento para empresas que comercian con la Unión Europea, describiendo los requerimientos para importadores y exportadores. Esto incluye la necesidad de verificar las tasas pos-Brexit para comprobar qué aranceles pagar. Informar y prevenir, por tanto, son tareas obligatorias que se están cumpliendo con rigor.
Pero más allá de optar por una estrategia defensiva, las compañías deben pasar al ataque y esforzarse en innovar procedimientos en las operaciones de compras y, en especial, sus relaciones con proveedores y la cadena de suministro. Nos referimos, principalmente, a abandonar los viejos sistemas y digitalizar operaciones que mejoren los resultados para beneficio de sus clientes y de la productividad. Mensaje para los directores de compras que siguen en gran parte reacios a subirse al tren de la digitalización: la inversión en tecnología les ayudaría a contrarrestar y mitigar los riesgos producidos por contextos inciertos como el actual.
En un futuro no muy lejano, tecnologías como procesamiento del lenguaje y machine learning acercarán los contratos inteligentes más a la realidad. Esto permitirá a las empresas casar mejor su gasto con lo estipulado legalmente e incrementar las normas de buen gobierno o compliance de sus proveedores.
Hablamos también del big data y la inteligencia artificial, que aunque ahora suenen a utopía, ayudarán decisivamente a anticipar y prevenir situaciones no deseadas. Disponer de grandes cantidades de datos precisos sobre proveedores y la cadena de suministro contribuirá a prever disrupciones antes de que ocurran. La monitorización de riesgos de proveedores permite informar con antelación y eficacia de cualquier incidencia financiera, meteorológica, política o social que pueda impactar en el suministro, lo que ofrece ventajas y agilidad competitivas.
La analítica de big data puede aumentar la eficiencia de coste en un 10% y el rendimiento del servicio en un 5%. Para finales de 2020, un tercio de los fabricantes utilizará esta tecnología. Esta clase de ahorro es lo que los equipos de compras necesitan para ser operativamente más eficientes.
La clave no es, pues, lamentarse por las consecuencias de una ruptura más o menos abrupta entre un país y Europa largamente anticipada, sino actuar con inteligencia y la preparación adecuada. Todos los expertos coinciden en que las organizaciones que reaccionen con mayor celeridad y eficiencia ante las circunstancias adversas estarán en la mejor posición para competir. Aquellas que pongan en marcha medidas innovadoras para no romper las cadenas de suministro incrementarán su eficiencia en un entorno, el empresarial, que conoce sobradamente los desafíos a los que se enfrenta.