_
_
_
_
A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Brexit: ¿oportunidad o amenaza para la pyme?

El divorcio de la UE afectará a todas las empresas, pero es una oportunidad para las que innoven

Mi primo Richard tiene doble nacionalidad, británica y española. Vive en Londres desde hace años. El otro día me contó que, en el Reino Unido, debido a su pertenencia a la Unión Europea, los plátanos que se venden en los supermercados proceden mayoritariamente de Canarias. Esto es debido a que los plátanos de otros países, como Ecuador o Costa Rica, deben pagar unos aranceles, que después del Brexit también deberán pagar los plátanos canarios.

En concreto, los plátanos procedentes de Canarias deberán pagar un arancel de 114 euros por tonelada. Algo parecido sucedería en el caso de otros productos alimenticios como el arroz, el azúcar, el jamón, los quesos o las legumbres, y en el caso de productos no alimenticios, como los coches, los productos químicos o la ropa y los productos textiles. En el caso del sector textil, los aranceles serían del 12%, y en el caso del sector automovilístico serían del 10%.

Es cierto que estos aranceles entrarían en vigor en el caso de un Brexit sin acuerdo, el denominado Brexit duro. Además, en teoría no afectarían a un 88% de los productos importados por el Reino Unido. Las grandes empresas que pueden verse afectadas tienen la ventaja de disponer de recursos para prepararse y activar planes de contingencia que les permitan paliar el impacto del Brexit. Pero ese no es el caso de las pymes españolas, que en su gran mayoría no disponen de estos recursos ni están preparándose para las consecuencias del Brexit. Eso le ocurre a Jorge P. Él es el dueño de una empresa de calzado que tiene su fábrica en Elche. Un 15% de su producción la exporta al Reino Unido, y en los últimos años ha crecido bastante en este mercado debido a sus productos que se caracterizan por ser cómodos, de calidad y con un precio asequible, siendo muy apreciados por sus clientes británicos.

Cuando le pregunto sobre el Brexit, me confiesa que no ha tomado ninguna medida para prepararse ante ello. Me comenta que ve mucha confusión, no se conocen todavía los plazos reales ni las consecuencias específicas para su sector, y que reaccionará cuando llegue el problema.

Esta es la tónica general en las pymes españolas que pueden verse afectadas por el Brexit. Toman una postura reactiva, no proactiva. Saben que va a llegar, pero prefieren ocuparse de ello más adelante, cuando se sepa a ciencia cierta lo que va a suceder.

El problema es que esa reacción puede llegar tarde y afectar de forma significativa a su negocio. En el caso de la empresa de calzado de Jorge P., un arancel del 12% tendría un fuerte impacto en sus exportaciones al Reino Unido, y dañaría no solo al 15% de su negocio actual, sino también sus planes de expansión internacional, obligándole a buscar otros mercados alternativos.

Jorge P. también desconocía que las pymes que realicen operaciones entre España y el Reino Unido deberán presentar una declaración aduanera de importación y exportación o vinculación al otro país para cada envío, e incluso pueden necesitar certificaciones sanitarias o de calidad para introducir las mercancías en el otro país.

Es decir, no solo se perjudica la competitividad de sus productos en el Reino Unido por los aranceles, sino que se introducen trabas administrativas y normativas que incrementan los costes operativos, y endurecen los requisitos necesarios para vender sus productos.

En definitiva, el Brexit afectaría a gigantes como Inditex, Mango, Desigual, Porcelanosa, Osborne o Seat, pero también supone una amenaza cierta para las pymes españolas que no se estén preparando ya para sus consecuencias, y les obliga a competir en igualdad de condiciones con productos y empresas del resto del mundo. Pero también supone una gran oportunidad para las empresas que sean capaces de innovar, diferenciarse y destacar ante cualquier competidor de cualquier parte del mundo, y puede ser un incentivo para esforzarse más en ese sentido.

Otra forma de aprovechar esta oportunidad es usarlo como catalizador para la necesaria transformación digital de nuestras pymes y para la mejora de los procesos, haciéndolos más ágiles y eficientes. Como decía el gurú empresarial Guy Kawasaki, “o eres diferente o eres barato”. La mejor forma de competir es innovar y diferenciarse, y eso es lo que deberían hacer las pymes españolas.

Por cierto, el futuro suegro de mi primo Richard está deseando poder comprar plátanos de Ecuador o de Costa Rica. Y después de nuestra conversación, Jorge P. está implantando un plan especial con diferentes escenarios de negocio para preparar el pos-Brexit. Es muy posible que su empresa salga fortalecida gracias a ello.

Carlos Puig Sagi-Vela es Profesor del MBA de Icade Business School y CEO de Social Smart Trading

Archivado En

_
_