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La cerveza que abastece de agua los campos

Heineken busca el balance hídrico neutro con su programa Water Balancing

Un agricultor recoge la cosecha de cebada en un olivar de Jaén, dentro del proyecto Olivar impulsado por Heineken.
Un agricultor recoge la cosecha de cebada en un olivar de Jaén, dentro del proyecto Olivar impulsado por Heineken.
Rafael Durán Fernández

La compañía cervecera Heineken, en su estrategia de sostenibilidad Brindando un mundo mejor, establece como una de las seis áreas prioritarias de actuación el cuidado de las fuentes de agua. Porque el agua es un recurso indispensable para Heineken ya que supone el 95% del contenido de las cervezas que elabora.

Consciente de que los efectos del cambio climático van a acelerar los riesgos asociados al estrés hídrico, especialmente crítico en la Península Ibérica, Heineken España asumió el compromiso de reducir su huella hídrica a través del programa de gestión integral del agua Every Drop, que le ha permitido reducir su consumo de agua en fábricas un 27%. En la última década en España, el consumo ha pasado de los 5 hectolitros de agua por hectolitro de cerveza a 3,5 hl/hl. Y el reto es reducirlo a un promedio de 2,8 hl/hl.

Pero hay una parte del agua consumida en la elaboración de sus cervezas que no puede controlarse con medidas de eficiencia; es la que se evapora en el proceso de producción y la que es consumida al disfrutar de sus productos. Bajo este planteamiento, y con el objetivo de alcanzar el balance hídrico neutro en 2020 y devolver a su origen toda el agua que utiliza en la elaboración de sus cervezas, Heineken puso en marcha el programa Water Balancing, que en España cuenta con un millón de euros de presupuesto.

Más allá de la compensación de agua, el proyecto desarrolla medidas ecológicas que inciden en la vegetación y la fauna de la zona

A través de esta iniciativa, y “en colaboración con la Administración pública y los grupos de interés más afectados, Heineken ha puesto en marcha una serie de proyectos en el entorno más inmediato de las regiones en las que opera, las cuencas de los ríos que nutren a sus cuatro fábricas en España, la del Guadalquivir, con Doñana (Sevilla) y Olivo (Jaén); la del Júcar, con Cañaveral (Valencia), y la del Jarama (Madrid), todavía pendiente de los últimos detalles para su implementación que hay que dejar atados antes de darlo a conocer”, explica Mauricio Domínguez-Adame, responsable de RSC de Heineken España.

El objetivo del programa es compensar 1,4 millones de litros de agua al año, lo que equivale a 1,5 veces el volumen producido por sus fábricas. “Devolver al medio 1,5 litros por litro de cerveza producido. Porque un litro es lo que contiene una botella de litro de cerveza y aproximadamente medio litro se evapora en el proceso de producción. El resto de agua empleada, unos dos litros, se depura y se devuelve al medio”, apunta Domínguez-Adame.

El proyecto Doñana ha restaurado varios humedales dentro del Espacio Natural de Doñana que, además de beneficios hídricos, ecológicos y ambientales, ha permitido la recuperación de especies vegetales y animales en peligro de extinción, como el lince. La iniciativa se ha desarrollado de la mano de la Junta de Andalucía.

El proyecto Olivo, desarrollado en Jaén y Granada, consiste en el cultivo mixto de cebada en los campos de olivar en una iniciativa pionera de I+D que tiene un desarrollo de cuatro años en colaboración con el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía. “Es un proyecto de investigación que se basa en los beneficios de la cubierta vegetal de los suelos, porque gran parte de todos esos olivares son terrenos desnudos. No hay plantas y como consecuencia tampoco hay bichitos ni pájaros, es una pérdida de biodiversidad tremenda”, asegura el director de RSC de Heineken España.

Cubierta vegetal

La implantación de esa cubierta vegetal “produce una mejora de la estructura del suelo, que frena la acción del agua de lluvia para que no genere escorrentías que produzcan una pérdida de suelo fértil. Y esa agua acaba penetrando en el territorio, generando unas reservas de agua para el propio olivo, la población y el desarrollo de vida en la zona”.

El proyecto Cañaveral, puesto en marcha en 2017 junto a la Generalitat Valenciana, persigue la restauración ecológica y la rehabilitación hídrica de uno de los principales afluentes de la Albufera de Valencia. Los trabajos están centrados en el control de los cañaverales y en la reforestación del Barranco del Poyo, y el objetivo de devolver al medio 348 millones de litros de agua. “Hemos introducido cerca de 70 especies diferentes. Más de 2.000 plantas nuevas, y además autóctonas”, destaca el director de RSC. “También se ha utilizado una especie de olmo cuya propiedad genética es del Gobierno central, una especie resistente a la grafiosis, que es una enfermedad que ataca a todos los olmedos de Europa”.

En este proyecto destacan, más allá de la compensación de agua, medidas ecológicas que inciden directamente en la vegetación de las zonas en que se actúa, que promueve el establecimiento de fauna asociada. Y también el desarrollo integral de una agricultura local y sostenible, subraya Mauricio Domínguez-Adame.

Cerveza Cruzcampo Bock Olivarera, elaborada con la primera cosecha de cebada recolectada de los campos de olivar, dentro del proyecto Olivo de Heineken.
Cerveza Cruzcampo Bock Olivarera, elaborada con la primera cosecha de cebada recolectada de los campos de olivar, dentro del proyecto Olivo de Heineken.

Cebada de olivar

 

La siega procedente de la primera cosecha del proyecto Olivo “ha dado como resultado una cebada de calidad, aunque todavía en pequeña cantidad, con la que se elaboró, en septiembre de 2018, en la microfábrica de Cruzcampo del Soho de Málaga, la Cruzcampo Bock Olivarera, la primera cerveza elaborada con cebada de olivar procedente de estos campos”, cuenta Mauricio Domínguez-Adame. En la segunda cosecha se ha obtenido el doble de cebada, medida sobre la misma superficie, que el año anterior, “lo que demuestra el éxito de la adaptación del cereal a este tipo de entorno”, remarca el director de RSC de Heineken España. Este verano se recogió la tercera cosecha.

 

Existen aproximadamente más de 60.000 hectáreas de olivar de calle ancha en Andalucía donde podrían convivir ambos cultivos. Según los cálculos iniciales de la investigación, que está planteada a cuatro años, si se adoptase esta práctica solo en el 3% de esta superficie (2.000 hectáreas) se podrían compensar más de 700 millones de litros de agua. “Con la elaboración de esta bock Olivarera, cerramos el círculo demostrando una vez más nuestra firme apuesta por la sostenibilidad, por el aprovisionamiento local y por Andalucía”, afirma Domínguez-Adame.

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Sobre la firma

Rafael Durán Fernández
Lleva más de una década a cargo de los temas de sostenibilidad en la sección de Buen Gobierno, tarea que compagina con la edición de CincoDías. Aterrizó en el periódico en el año 2000 y pasó una temporada en la sección de Opinión. Antes, en El Siglo de Europa y El Nuevo Lunes. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid.

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