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El veto a Huawei amenaza con dividir el mundo de la tecnología con un telón de acero 2.0

Las medidas anunciadas por Google aceleran la separación entre China y el resto del mundo de internet

Un logo de Huawei junto a un móvil de la compañía con Android en una tienda en Pekín.
Un logo de Huawei junto a un móvil de la compañía con Android en una tienda en Pekín. AFP (AFP)

La decisión de Google de restringir el acceso de Huawei a las actualizaciones de su sistema operativo Android y sus servicios móviles tiene una enorme relevancia y consecuencias difícilmente previsible. Así lo cree Nacho de Pinedo, consejero delegado del Instituto Superior para el Desarrollo de Internet (ISDI), que explica a CincoDías que la medida tiene la capacidad de dividir el mundo de la tecnología en dos mitades a través de un telón de acero 2.0. Lo mismo opina Enrique Dans, profesor de Tecnología del IE Business Shool, que califica la decisión de “tremendamente negativa, pues acelera la división entre China y el resto del mundo en términos de internet, y provoca un escenario que nos aboca, desgraciadamente, a un mundo cada vez más dividido, algo que solo puede tener consecuencias negativas”.

De Pinedo recuerda que el móvil es el interfaz de usuario más extendido a través del cual se conectan a la tecnología los habitantes de todo el planeta, y añade que sobre los sistemas operativos del móvil se desarrollan y comercializan productos y servicios que afectan de manera fundamental a la economía digital y la industria, con el internet de las cosas.

“En los últimos años, los usuarios habían adoptado un estándar casi universal a través de Android (con el permiso de iOS) lo que permitía a fabricantes de terminales, aplicaciones, proveedores de infraestructuras y redes e integradores de sistemas trabajar bajo los mismos parámetros”, continúa De Pinedo. “Ahora, con esta decisión se fuerza a Huawei a desarrollar su propia tecnología. Pero esto no queda ahí, pues sin duda muchos otros fabricantes chinos la abrazarán, arrastrando a los operadores de ese país y a las gigantescas plataformas de servicios de alcance local como WeChat, y por tanto, a los desarrolladores de aplicaciones”.

Así las cosas, en vez de fomentar autopistas tecnológicas globales, el futuro se dividirá entre los que conducen por la derecha y por la izquierda, como en la época del VHS y el Betamax, añade el CEO de ISDI.

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Según Dans, Google no tiene ningún interés como compañía en vetar a la segunda empresa más importante del mundo en fabricación de smartphones, y de hecho, “tiene mucho que perder con esa decisión, provocada por la absoluta irresponsabilidad y ligereza del presidente norteamericano, que ha sido capaz de invocar una supuesta emergencia nacional [por temas de ciberseguridad] para poner a Huawei en una lista negra de compañías con las que no se puede tratar y exponer a sanciones a aquellas empresas norteamericanas que lo hagan”. En este contexto, el profesor del IE Business School afirma que para Google perder como cliente a Huawei es un “absurdo conceptual en un mundo globalizado que debería tender a abrirse, no a generar bloques aislados entre sí”.

Pieza clave en la guerra comercial

Los analistas coinciden en que Huawei se ha convertido en una pieza clave en la guerra comercial que libran Whashington y Pekín, donde lo que realmente está en juego es quien dominará la futura y estratégica tecnología 5G. La inclusión de la empresa china (primer fabricante del mundo de equipos de telecomunicaciones) en una lista negra del Departamento de Comercio de EE UU que dificulta que las compañías estadounidenses puedan hacer negocios con la empresa china podría resultar una dura batalla, pero para nada el fin de la guerra.

Eso no quita para que el negocio de móviles de Huawei se tambalee. La decisión de Google de suspender con Huawei aquellos negocios que requieran transferencia de hardware y software, excepto aquellos cubiertos por licencias de código abierto, pone contra las cuerdas al segundo mayor fabricante de móviles del mundo, que ve peligrar su objetivo de dar el sorpasso a Samsung en 2020 como líder global en smartphones. Huawei vendió en 2018 3 millones de smartphones en España y 208 millones en todo el mundo. En Europa tiene ya el 18% de cuota.

Situación compleja

La decisión de Google supone que Huawei perderá el acceso a las actualizaciones de Android, y las próximas versiones de sus smartphones también perderán el acceso a diversas aplicaciones y servicios de Google, como la Play Store y el Gmail. “Para Huawei, la situación es compleja, porque implica una pérdida muy importante en la propuesta de valor de unos smartphones que estaban considerados entre los más competitivos y prestigiosos del mercado. Muchos analistas creen que el P30 de Huawei está incluso por encima del iPhone en muchos aspectos, pero que un móvil no pueda acceder a la Play Store o no pueda instalarse aplicaciones de Google es un desincentivo a su adquisición, y puede perjudicar seriamente a la marca en todos los mercados salvo en China, donde el impacto será mínimo porque las aplicaciones de Google ya estaban excluidas”, explica Enrique Dans.

A largo plazo, sin embargo, el veto a Huawei, que en 2019 obtuvo unos ingresos por telefonía de 46.500 millones de euros, un 50% más que en 2017, también tendrá grandes consecuencias para Google, “que pierde el inmenso mercado chino, que generará un nuevo ecosistema de aplicaciones y servicios incompatibles y que será adoptado, sin duda, por otros operadores y mercados en la órbita de China”, añade el CEO de ISDI.

La compañía china aseguró este lunes en un comunicado que “seguirá proporcionando actualizaciones de seguridad y servicios postventa a todos los smartphones, tabletas y dispositivos Huawei y Honor, tanto a los que ya se hayan vendido como a los que siguen estando en stock en todo el mundo”. El problema llegará con los nuevos terminales que saque al mercado, pues será entonces cuando no pueda disponer de la tecnología de Google y solo tendrá acceso a aquellas versiones de Android disponibles a través de licencias de código abierto.

¿Paralizar el negocio de móviles?

El problema para Huawei es de tal magnitud que algunos analistas de City dijeron al Financial Times que “una prohibición de software podría paralizar el negocio de móviles y equipamiento de Huawei”. Sin embargo, la firma dice contar con un plan B. Richard Yu, CEO de su unidad de consumo, aseguró recientemente al periódico alemán Die Welt que ya estaban “preparando su propio sistema operativo”, en previsión de que se les prohibiera el uso de Android y Windows, aunque añadió que preferían trabajar con los ecosistemas de Google y Microsoft.

“A diferencia de otras experiencias fallidas en la creación de un sistema operativo propio como las de Samsung o Microsoft, Huawei tiene los recursos financieros, las influencias políticas, las alianzas, el ecosistema y el mercado como para aglutinar al resto de fabricantes chinos y crear un sistema operativo alternativo”, dice De Pinero. Dans cree, sin embargo, que aunque Huawei posea esa capacidad, “la alternativa de un sistema operativo propio es complicada, pues supone en muchos sentidos crear un mundo aparte frente a otro muy exitoso y que cuenta con una cuota de mercado altísima como Android”. Huawei se vería en esas circunstancias forzado a competir para, sobre todo, atraer las preferencias de los desarrolladores de aplicaciones, que hoy por hoy son las que dan sentido a un smartphones. Una tarea nada sencilla.

"Huawei puede seguir utilizando la versión abierta de Android, que está disponible sin limitaciones para cualquiera que quiera utilizarla, pero que se limita al sistema operativo, proporciona un acceso más tardío a actualizaciones, y además, no incluye ni las apps de Google, ni su Play Market, que tendría que recrear por su cuenta. Podría también plantearse hacer y mantener su propio fork de Android, como  ha hecho Amazon, y abrirlo a desarrolladores para que puedan registrar en el sus aplicaciones fácilmente y puedan acceder a la base de usuarios. Pero en la práctica", continúa Dans, "debemos entender que tiene menos recorrido Donald Trump y sus irracionales medidas que Huawei, lo que implica que para la compañía china, insuflar recursos en una solución propia que posiblemente termine siendo puramente temporal sea una pérdida de valiosos esfuerzos y de tiempo".

La compañía china, que gasta 67.000 millones de dólares al año en la compra de componentes, según el diario Nikkei, lleva tiempo preparándose para un boicot de EE UU. Según los analistas, Huawei ha estado trabajando arduamente para crear su propia tienda de aplicaciones y otros activos de software de forma similar a su trabajo en el área de chips, donde ha ido distanciándose de Qualcomm con sus procesadores Kirin y módems. “No hay duda de que estos esfuerzos son parte de su deseo de controlar su propio destino”, aseguró a la BBC un analista de CCS Insight.

Reacción del Gobierno chino

El Gobierno chino salió el lunes en defensa de Huawei y aseguró, a través del portavoz de Asuntos Exteriores, Lu Kang, que están prestando una gran atención a cómo se desarrolla la situación. “Apoyaremos a las empresas chinas para defender sus derechos legítimos mediante vías legales”, añadió Kang, sin dar más detalle. Por su parte, el fundador del centro de estudios tecnológicos ChinaLabs, Fang Xindong, también indicó al periódico Global Times que “EE UU acusa al Gobierno chino de interferir y controlar las empresas de su país, pero ¿y ellos qué? han dado un paso muy sucio al privar a Huawei de negocios normales”.

La tensión entre EE UU y China ha subido claramente de nivel y amenaza muy seriamente la estabilidad global. Cualquier movimiento podría desencadenar una tormenta perfecta, pues no hay que olvidar que los gigantes tecnológicos estadounidenses (Google, Facebook, Amazon, Apple o Microsoft) y sus homólogos chinos (Alibaba, Huawei, Baidu o Tencent, entre otros) dominan áreas de gran importancia en la economía digital actual, como el comercio electrónico, el cloud, las redes sociales,la telefonía móvil o la inteligencia artificial. 

"Lo que está pasando ahora con Google y Huawei es similar a la adopción de los estándares del ancho de vía férrea en Europa", pone de ejemplo De Pinedo. "Rusia y España emplearon un ancho de vía diferente y eso les alejó del desarrollo y acceso a un mercado global y obligó a esos países a crear un ecosistema económico diferente y autosuficiente". Los analistas coinciden en que si Trump continúa con el nivel de presión actual hacia Huawei, no solo esta compañía podría encontrarse con problemas para afrontar su futuro, las reacciones en cadena se acelerarían y como muestra la caída este lunes en Bolsa de Apple (cedió alrededor de un 3%), pues el Gobierno chino podría vetar la compra de productos y servicios estadounidenses a sus compañías y ciudadanos. Tampoco conviene pasar por alto que China es la fábrica de gran parte de las empresas de EE UU.

Urge una posición europea

Tras agravarse la situación en torno a Huawei, la patronal tecnológica Ametic reclamó este lunes a la UE que se posicione sobre el veto planteado por Google a Huawei, ya que está jugando un papel de “mero espectador” en este conflicto, en el que “ni está ni se la espera”. La semana pasada las mayores operadoras móviles europeas reclamaron a la UE que fijara pronto sus estándares de seguridad en redes móviles, aunque por ahora descartan vetar totalmente a Huawei, tal y como acaba de hacer EEUU. Aunque la UE ha pedido a los países miembros sus sugerencias al respecto para junio, su pronunciamiento no se prevé para antes de octubre.

Telefónica y Vodafone dijeron hoy que están revisando el impacto de la orden aprobada la pasada semana por el Gobierno de EE UU, por la que se prohíbe a las telecos de EE UU usar equipos de Huawei, un socio clave para ambas en redes y móviles. Quieren ver qué impacto puede tener para sus clientes y proveedores.

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Sobre la firma

Marimar Jiménez
Redactora senior en la sección de Empresas de CINCODIAS. Sigue la actualidad del sector de tecnologías de la información y del ecosistema emprendedor español. Antes de incorporse al diario en 2000 trabajó en Actualidad Económica y los suplementos Futuro y Negocio en EL PAIS. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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