El reto de llevar la gestión de personas a la economía de plataformas
Las compañías del sector deben acabar con la inseguridad jurídica de sus recursos humanos
El conflicto con el taxi, a cuenta de la ley de una licencia de VTC por cada 30 coches de servicio de transporte público, ha dejado fuera de escena el debate de los derechos laborales de los trabajadores, otra de las polémicas que suelen acompañar a los vehículos de turismo con conductor. Este modelo de negocio, representado en España por Cabify y Uber, y que en materia de gestión de personas y relación contractual se amplía a otras empresas de la llamada economía de plataformas, como Glovo o Deliveroo, preocupa a los juristas, quienes reclaman cambios legislativos en materia de recursos humanos.
“No podemos negar que la economía de plataformas es una realidad que forma parte del mercado del trabajo y que lo está transformando, en muchos casos ofreciendo cosas realmente novedosas”, explicó ayer Guillermo Tena, director del Instituto Cuatrecasas de Estrategia Legal en RR HH. Pero tampoco se puede esquivar, continuó, la necesidad de adecuar la legislación para acabar con la precariedad. “Estas plataformas no son fruto de la tecnología, sino de un entorno en el que además de las empresas y los clientes también intervienen personas que prestan servicios. El negocio depende de los empleados, pero también de estos prestadores”, aseguró.
El instituto del citado despacho de abogados presentó este miércoles la quinta edición del Proyecto Technos, un manual que ahonda en el marco regulatorio de las relaciones laborales dentro de la economía de plataformas y la tecnología blockchain, así como su impacto en los recursos humanos. “Tenemos que entender que este modelo de negocio ha generado una nueva forma de trabajo más flexible, sin horarios, deslocalizado, con relaciones contractuales diferentes... Por eso es necesaria su adaptación a los marcos regulatorios”, añadió Tena. El propio Mariano Silveyra, presidente de Cabify en Europa, reconoció en el evento no estar habituado a tratar todos estos temas, “ya que suelo centrarme más en la movilidad y en la tecnología”.
A la hora de empezar a poner algo de luz sobre tanta sombra, Salvador del Rey, presidente del Instituto Cuatrecasas, dio algunas ideas acerca de por dónde puede empezarse. “Tenemos el desafío de entender que hay varios tipos de prestación de servicios, no todo es ser autónomo o estar en nómina”. Por eso, en su opinión, hay que ampliar el abanico que va del trabajador por cuenta propia al empleado, y empezar a vislumbrar otras posibilidades, como que un trabajador preste servicio en diferentes plataformas, la relación laboral especial, “que quizá llegue a existir en algún momento en este mercado”, o la figura del trabajador autónomo económicamente dependiente: “La figura del Trade es una de las que más peso van a coger en la economía de plataformas”, argumentó.
Por eso, reflexionó Tena, también es importante encarar los conceptos de talento y cultura empresarial de otra manera. La prestación de servicios en este tipo de modelos, señalaron los expertos, parte de una reformulación mucho más líquida y holística, y requiere de una reflexión y una redefinición profunda del concepto de talento. Así, la función de los recursos humanos de las empresas encuadradas dentro de la economía de plataformas debe tener estrategias legales y creativas para asegurarse de que el personal prestador de servicios también sea destinatario de la transmisión de los valores corporativos de la compañía.
Con todo, recordó Del Rey, hay cierta urgencia regulatoria, ya que todos estos modelos no pueden estar supeditados “a que ningún tribunal dicte sentencia. Esa inseguridad jurídica no solo afecta al negocio, sino a los trabajadores y a los socios”.
El Proyecto Technos también aborda en esta edición el impacto de los recursos humanos y el marco regulatorio en la tecnología blockchain. En este sentido, tal y como apuntó Coty de Monteverde, directora en el Blockchain Center of Excellence de Santander Digital, esta herramienta da pie a una “nueva forma de registrar la propiedad de los activos y de operar con ellos de manera segura, en tiempo real y sin necesidad de que haya una relación de confianza entre los participantes”.
Lo más relacionado con los recursos humanos, alegó, puede ser el conocido como smart contract, el contrato de trabajo inteligente. Sin embargo, y a la espera de que haya una regulación real sobre esta tecnología, incipiente y todavía muy novedosa, Guillermo Tena no ve del todo posible su uso a la hora de firmar contratos de trabajo, “ya que la confianza es un elemento clave en los recursos humanos”. Donde el blockchain sí puede tener más recorrido a día de hoy es en lo relativo a la información y currículos de los candidatos en un proceso de selección, o en la trazabilidad a la hora de dejar constancia que una contratación se ha cerrado con total transparencia.