¿Por qué los bancos y empresas españoles bajan un 24% sus emisiones este 2019?
La firmas colocan 20.000 millones en los tres primeros meses de 2019
La actividad en el mercado de capitales esta semana está siendo especialmente intensa con Abertis, Bankia, BBVA y CaixaBank como grandes protagonistas. En tan solo dos días (lunes y martes) las cuatro firmas captaron 5.500 millones. Este volumen de emisiones poco tiene que ver con el que existía a comienzos de año. En las primeras semanas de enero, la sequía imperante en el cuarto trimestre de 2018 tuvo su continuidad. Sin embargo, conforme se han ido descartado los escenarios más apocalípticos las empresas y bancos no han dudado en aprovechar el exceso de liquidez que sigue habiendo en el mercado. Esto sumado al apetito que despierta el papel español entre los inversores ha permitido enderezar el rumbo.
“En las últimas semanas estamos viendo un mercado secundario mucho más constructivo en el que hemos visto los niveles secundarios estrecharse y un número importante de emisores españoles acceder al mercado primario”, afirma Daniel Calleja, jefe adjunto de renta fija para entidades financieras de Citi. Pero el renacer de las emisiones financieras y corporativas en España no ha sido suficiente para recuperar niveles de 2018. Según datos de Dealogic hasta el pasado 19 de marzo, las empresas y bancos españoles habían emitido 20.055 millones de euros, un 24% menos que en el mismo periodo de 2018 (26.425 millones).
La moderación mostrada por los bancos centrales es una de las razones que explican el renacer de la actividad pues el resto de interrogantes siguen siendo los mismos que hace tres meses (Brexit, guerra comercial y la desaceleración económica). Al cambio de sesgo de la Fed y el BCE se suma que al inicio de año los inversores ponen el cuentakilómetros a cero y aprovechan para reajustar sus carteras. Un riesgo que no estaban dispuestos a sumir en la recta final de 2018 y más en un entorno en el que la inversión en renta fija se había vuelto muy inestable.
Fuentes de mercado apuntan que a finales de año existían operaciones pendientes de ejecutarse que obedecían a cuestiones de refinanciación y estas han sido las primeras en salir en cuanto vieron la oportunidad. Las colocaciones de principios de año se caracterizaron por contar con unas primas y cupones considerados muy altos para lo que venía registrando el mercado de primario. Así emisiones que un año antes se realizaban con una prima de emisión de 100 puntos básicos pasaron a exigir 200 puntos.
Sobredemanda
La confianza que sigue existiendo en la economía española y en sus empresas terminó pensado más. Primero fue la emisión sindicada del Tesoro del 22 de enero, que registró una demanda récord de 46.500 millones, y después el apetito por el papel español se ha ido trasladando a las emisiones de empresas y bancos.
Fuentes financieras subrayan que España ha hecho los deberes, está bien posicionada y los inversores así se lo han reconocido. La sobredemanda ha sido la regla imperante en las operaciones de este año, especialmente en las últimas, permitiendo a los emisores ser más agresivos en su estrategia de precios sin que esto provoque la estampida de los inversores.
Por delante quedan nueve meses en los que los expertos consideran que el recorte de los precios de emisión siguen teniendo recorrido con los tipos de interés reales en mínimos históricos y sin expectativas de que suban tras la última reunión del BCE. No obstante, el volumen de las emisiones va a depender de las necesidades de financiación, las cuales se han visto reducidas después de un 2017 en el empresas y bancos sacaron toda la artillería para refinanciar aprovechando las compras del BCE en el mercado primario. La mirada está puesta ahora en el sector financiero.
La banca continuará emitiendo deuda para cumplir con las exigencias de MREL que establece un volumen mínimo de instrumentos susceptibles de absorber pérdidas en caso de resolución. Según cálculos de Analistas Financieros Internacionales (Afi) las entidades deberán efectuar emisiones de entre 45.000 y 72.000 millones de euros en los próximos años para cumplir con las exigencias.