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Bulgaria muestra sus encantos

Esta tierra montañosa atravesada por los Balcanes ha sido cuna de las primeras civilizaciones europeas

Teatro romano de Plovdiv.
Teatro romano de Plovdiv.Marce Redondo

Alejado de los circuitos turísticos tradicionales, Bulgaria posee una cultura propia bien diferenciada del resto de Europa, fruto de una historia convulsa y de los diversos pueblos y regímenes que han dominado esta tierra. Es un país pequeño, apenas supera los ocho millones de habitantes, pero tiene atractivos más que suficientes para satisfacer a viajeros que buscan destinos todavía sin masificar: historia, patrimonio protegido, estaciones de esquí, playas maravillosas, gastronomía, aguas termales, ciudades medievales, monasterios, cuevas, bosques…

Esta tierra montañosa atravesada por los Balcanes ha sido cuna de algunas de las primeras civilizaciones europeas. Ha estado habitada desde tiempos remotos y ese pasado es una de sus mayores atracciones. Los búlgaros son descendientes de tracios, celtas, griegos y romanos; el país estuvo ocupado durante cinco si­glos por el Imperio otoma­no, hasta 1878; tras la Segunda Guerra Mundial y hasta 1989 fue un Estado comunista, y después de la caída del muro de Berlín pasó a ser una democracia parlamentaria.

La capital, Sofía, es cosmopolita y muy animada, aunque conserva cierto aire de la época comunista que se plasma en un ambiente de austeridad propio de ese periodo reciente de su historia. Pero tiene edificios interesantes, como la mezquita Banya Bashi, del periodo otomano; la sinagoga, el templo sefardita más grande de Europa; la catedral ortodoxa Alexander Nevski, símbolo de la ciudad; la iglesia de Santa Sofía, de estilo bizantino, o la iglesia Sveti Georgi, del siglo IV, el edificio más antigua de Sofía...

Orgullo nacional

A unos 100 kilómetros al sur de Sofía se encuentra el monasterio de Rila, del siglo X, otro gran símbolo y orgullo del país. Es un santuario, protegido por la Unesco, enclavado en las montañas del Parque Nacional de Rila, de naturaleza exuberante. Es también un buen punto de partida para hacer senderismo por los bellos parajes de la zona. De hecho, existen rutas que discurren por los bosques del lugar.

Monasterio de Rila.
Monasterio de Rila.getti

Cerca, Plovdiv, Capital Europea de la Cultura 2019, es una de las grandes sorpresas de Bulgaria. Asentada sobre siete colinas, igual que Roma, fue una de las grandes urbes del Imperio romano de Oriente, y así lo atestigua su enorme legado. El teatro, construido en el siglo II d. C. por el emperador Trajano, se halla en la parte vieja, y es escenario en verano de conciertos y representaciones teatrales por su excelente acústica.

Algunos de los mejores restaurantes del país se encuentran en Plovdiv y abundan las galerías de arte. La ciudad habitada más antigua de Europa se pone de moda. Dará que hablar. Es un motivo más para viajar a un país enigmático, poco conocido y todavía barato, que empieza a abrirse al turismo.

Catedral ortodoxa Alexander Nevski, en Sofía
Catedral ortodoxa Alexander Nevski, en Sofía

En el mar Negro

Nesebar. La costa del mar Negro acoge una de las joyas de Bulgaria, Nesebar, una pequeña península unida al continente por un istmo, situada al norte de la provincia de Burgas, Patrimonio de la Humanidad, de calles empedradas y muchísimo encanto. La basílica de Stara Mitropolia, las termas, la fortaleza medieval, las casas de madera del siglo XIX o un baño en sus espléndidas playas son solo algunas razones para acercarse a esta ciudad milenaria.

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