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En colaboración conLa Ley
Día de la Mujer
Tribuna
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Por una sociedad pacífica, próspera y sostenible en la igualdad

En el año 1975, la ONU declaró el 8 de marzo Día Internacional de la Mujer, ese año fue decisivo para los derechos de la mujer en España

Pablo Monge

El Código Civil en su artículo 61 impedía a la mujer casada, entre otras muchas cosas, adquirir o enajenar bienes sin la licencia del marido. La mujer carecía del control de su vida jurídica y económica. Basta la lectura de los folios registrales que contienen el historial jurídico de las fincas, para constatar la presencia de la licencia marital en las inscripciones referidas a bienes de la mujer. Estos asientos registrales perviven como testimonio de un periodo oscuro hoy felizmente superado. También la ausencia de registradoras es llamativa, pero no por falta de mujeres que aspiraran a ello, basta citar a Carmen López Bonilla, quien en 1924 consultó al Ministerio la posibilidad de presentarse a las oposiciones, y se le impidió por entender que precisaría la licencia marital en caso de incurrir en responsabilidad en el ejercicio de su función. No será hasta 1941, tras la reforma acometida por Alcalá Zamora, cuando aparezcan las primeras cuatro registradoras de la historia: M.ª Ángeles Torcida, Carmen Bono, Celia Puente Ojeda y Beatriz Blesa.

La reforma del Código Civil operada por la ley 14/1975, de 2 de mayo, fue un primer peldaño, al suprimir la licencia marital y declarar que “El matrimonio no restringe la capacidad de obrar de ninguno de los cónyuges.” Una obviedad hoy, pero una realidad entonces. Una época donde la igualdad era un sueño con el que la sociedad, mujeres, pero también hombres, nos atrevimos a soñar. El artículo 14 de la Constitución Española le dio forma jurídica en 1978. Hoy es un principio Constitucional de aplicación directa.

El camino ha sido largo, y en él seguimos transitando, con la voluntad firme de muchas mujeres y hombres. Con la mirada puesta en nuestras niñas y jóvenes.

Hace 30 años, la promoción de registradores de 1988 fue la primera en alcanzar la paridad, y también la primera encabezada por una mujer. En las últimas promociones oscilan entre el 80 % y el 60 % de registradoras.

Las oficinas registrales, están formadas por equipos en los que el 60 % son mujeres. Hemos rebasado la paridad, buscamos la igualdad de oportunidades.

El cuerpo de Registradores, hombres y mujeres, creemos firmemente en la igualdad, y por eso las decanas territoriales, elegidas directamente por los compañeros son ya el 52 %. Y a mí me cabe el honor y la responsabilidad de haber sido votada por mis compañeros decana nacional. Las registradoras hemos roto el techo de cristal. Hemos hecho posible la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios del Colegio de Registradores de la Propiedad, Mercantiles y de Bienes Muebles.

Y desde aquí quiero, en representación de todos mis compañeros y compañeras, comprometernos públicamente con el Objetivo 5º de la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible: la igualdad. Compartimos el criterio de la ONU de que la igualdad no es solo un derecho humano fundamental, sino la base necesaria para conseguir un mundo pacífico, próspero y sostenible.

Pacífico, consideramos la violencia de género una lacra a erradicar, y por ello hemos aportado nuestro grano de arena con una propuesta al Ministerio de Justicia que protege a las víctimas, también desde la Institución Registral.

Próspero, el registro de la propiedad se constituye como instrumento para favorecer los microcréditos, para dar estructura a las empresarias, desgraciadamente solo el 28 % de los titulares reales de las sociedades son mujeres.

Sostenible, como fruto de la igualdad de acceso y de oportunidades.

La conmemoración del 8 de marzo tuvo hace un año en España una repercusión mundial. Un año después, debemos hacer nuestro el lema de la ONU para esta efeméride: “Pensemos en igualdad, construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio”.

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