Es hora de ser activos con los planes de pensiones
Tenemos una industria desconectada de los clientes, con unos resultados muy pobres
No, desde luego que no: el actual sistema público de pensiones no es viable. Salvo un milagro demográfico, ni usted ni yo cobraremos una pensión justa. Según el actual Gobierno, a través del secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado: “El sistema tiene arreglo para los próximos 10 años, pero luego habrá que volver a pensarlo”.
Y lo peor de todo, es que esto se sabe desde hace mucho tiempo, y lo saben los que gobiernan, los que lo hicieron, y los que albergan esperanzas de hacerlo algún día. Pero sus estrategias electoralistas (y cortoplacistas) nos han conducido a esta crítica situación. Por lo tanto, pese a que su obligación de cotizar mes a mes a la Seguridad Social continuará, es responsabilidad de cada uno de los ciudadanos asegurarse su propia pensión de jubilación.
Desde hace años, desde varios organismos se nos ha ido avisando de la importancia de ahorrar para el día de mañana, y se nos ha invitado a hacerlo en planes de pensiones, ya que presentan un tratamiento fiscal más favorable, y esto desde luego, ha ayudado a su desarrollo.
Pero asumiendo que estos vehículos son los idóneos, ¿qué alternativas financieras nos ofrece la actual industria financiera privada? Pues, aquí radica el principal problema: la oferta es muy pobre.
Nuestra industria financiera de planes de pensiones fue creada por los bancos, que han sido y son los que han controlado totalmente al inversor final: el cliente simpre ha sido cautivo de su banco. Y esto los bancos lo han gestionado bien: han hecho una estrategia oligopolística autocomplaciente sin competencia ninguna entre ellas: ¿qué necesidad tenían, verdad? Y en una situación así, lo lógico son malos resultados y altas comisiones; ¿le suena?
Los bancos han vivido sobre la creencia de que invertir en Bolsa a largo plazo es rentable, básicamente porque históricamente ha sido así (y si no ya se encargarán los Estados de que así sea). Y también en la creencia de que invertir en renta fija también lo es, con tipos de interés positivos (sí, esto sucedía hace tiempo) y siempre que los emisores paguen (y si no ya se encargarán los Estados de que así sea). Luego sobre ambas creencias, que además combinan muy bien entre sí, ¿para qué nos vamos a complicar? Creemos todos vehículos que inviertan sobre ambas modalidades, y así no arriesgamos.
Y aunque estos axiomas a veces se tambalean (por ejemplo, algunas Bolsas están lejos de sus máximos históricos marcados hace muchos años, o el actual contexto de tipos de interés negativos), la industria se ha construido sobre una gestión pasiva, seguidora de índices de renta variable o de renta fija (pero ¿quién ha dicho que es mejor invertir en los 35 valores del IBEX que en otra selección de acciones?) haciendo muy sencillo justificar si el fondo baja (el telediario ya se encarga de que todo el mundo sepa que los índices caen) y a un coste de producción muy bajo (desde luego no se requiere un gestor estrella para hacer este tipo de gestión, aunque el cliente pague como tal). Prueba de esto último son las alertas que sucesivamente ha lanzado la CNMV sobre falsos fondos de gestión activa, que cobrando como tal, ofrecen una gestión pasiva.
Y como consecuencia tenemos una industria desconectada de los intereses de sus clientes, con unos resultados muy pobres: son inaceptables resultados tales como que el 72% de los planes de pensiones pierdan poder adquisitivo desde 2015 según datos de la patronal, Inverco, o que un 89.45% de los fondos de la zona euro sean superados por sus índices de referencia durante los últimos 5 años, como recoge us.spindices.com.
Si miramos rentabilidades, los planes de pensiones individuales han dado rentabilidades anuales del 0,14% en un año, 0,88% en 3 años y 2,42% en 10 años, según inverco a cierre del primer semestre del año, lo cual, son rentabilidades poco alentadoras.
¿Qué pódemos hacer los profesionales que participamos en la industria? Para contrarrestar esto, afortunadamente han surgido gestoras independientes que han apostado por una gestión activa de calidad, o los roboadvisor, por ejemplo, que han venido para hacer más eficiente, desde un punto exclusivamente de costes, lo que hasta ahora hacían los bancos.
Pero debemos ir más allá, aquí es dónde se puede aportar un gran valor añadido por parte de los gestores y hacer fondos con reglas inteligentes que realmente marquen una diferencia. La inteligencia artificial, por ejemplo, aplicada al mundo de la gestión, permite crear un nuevo universo de posibilidades, permite diversificar y hacer carteras más estables, menos dependientes y condicionadas por ejemplo por las últimas caídas de las bolsas. La industria de inversiones debe ofrecer soluciones y la inteligencia artificial es una de ellas, ¿por qué no incluirla en nuestra cartera? ¿Solo porque no es lo de siempre?
No sobra decir que este tipo de gestión “no es gratis”, pero el inversor debe saber que la recompensa debe vincularse a los resultados. Vivimos en un mundo complejo e incierto, y por todos lados nos camuflan soluciones simples que a través de un buen marketing aceptamos de buen agrado, pero no nos engañemos, la mayoría de las veces se necesita esfuerzo para llegar a soluciones complejas que puedan resolver nuestros problemas.
Quizá debemos dejar la posición pasiva, como en los fondos y, empezar a planificar, implicarse y comparar; en definitiva, ser activos.
José Carpio es Chief Technology Officer de Accurate Quant