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Todos a una por el impulso renovable

Consumidores, ciudades, empresas y administraciones públicas avanzan en la descarbonización de la economía de la mano de proyectos eólicos y fotovoltaicos

Planta fotovoltaica de Peñaflor, en la provincia de Sevilla, construida por GRS, constructora centrada en proyectos de energía renovable.
Planta fotovoltaica de Peñaflor, en la provincia de Sevilla, construida por GRS, constructora centrada en proyectos de energía renovable.GRS

El nuevo modelo energético se expande en círculos concéntricos. Ciudadanos, organizaciones, urbes, mundo empresarial y esfera política, todos los actores implicados, conscientes del cambio de paradigma que vive el sector rediseñan sus actuaciones y estrategias. El avance hacia economías descarbonizadas y la inquietud ante el cambio climático obligan.

Tras años de debate, se asume que las energías renovables, demostrado su menor coste, son la alternativa. Las inversiones en proyectos fotovoltaicos y eólicos encabezan la apuesta, aunque queda mucho trecho por recorrer.

La consultora de energía Wood Mackenzie hacía balance del último año y concluía: “En 2017, las cinco primeras petroleras del mundo destinaron un 3% de su gasto conjunto a la producción con renovables. Para alcanzar la misma cuota que tienen en crudo y gas, requerirían 350.000 millones a lo largo de los próximos 18 años”.

Y hay más datos que justifican la urgencia. El petróleo supone un riesgo para la inflación. España no ha escapado a la tendencia, estrenando el otoño con subidas importantes tanto en gas como en electricidad. En el horizonte, pocos cambios, pues según datos del Club Español de la Energía, “la climatología severa de los primeros meses de 2018 y el aumento de la demanda energética” hacen prever la continuación de la línea ascendente.

Ante tal panorama se aprecia movimiento. La novedad, sus puntas de lanza: consumidores, como modeladores de la demanda e incluso generadores de energía, y corporaciones locales, ejerciendo sus competencias en materia de urbanismo, edificación y planificación urbana.

Si, tal y como prescriben las directivas europeas, el nuevo modelo energético se ha de basar en generación distribuida, autoconsumo, contadores inteligentes, inmuebles de consumo casi nulo, redes eficientes, vehículo eléctrico, etc., “lo conveniente es organizarse así, de abajo a arriba, pero para que las cosas cambien de manos, nada de que los nuevos huertos solares se queden en las mismas. No se deben empezar las cosas por el tejado”, opina Mario Sánchez-Herrero, miembro de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, PxNME.

“Un panel fotovoltaico en una azotea proporciona en España un 49% más de energía que en el norte de Europa"

A su calor han surgido cooperativas eléctricas, como SOM Energía, Giener y Energética, entre otras, que a imagen y semejanza de los referentes centroeuropeos buscan producir la electricidad renovable suficiente para poder satisfacer las necesidades de sus socios.

No obstante, aunque no convenga empezar por el tejado, sí se recomienda subirse a él. “Un panel fotovoltaico en una azotea proporciona en España un 49% más de energía que en el norte de Europa y, sin embargo, solo hay 4.000 MW de los 100.000 instalados, si sumamos todos los tipos de energía”, indica el experto.

El Ayuntamiento de Madrid, en su Hoja de Ruta, ha contabilizado más de 1,2 millones de m2 en las terrazas superiores de 900 edificios municipales evaluados, de los que 735.000 han resultado aprovechables para instalar autoconsumo fotovoltaico, con una potencia instalada de 75 MW y una cobertura del 61% de la demanda de electricidad prevista en 2030. El coste calculado para acometer el plan se cifra en 96,5 millones de euros.

La capital española fue seleccionada como ciudad sostenible en el último estudio de Análisis e Investigación, patrocinado por Siemens y verificado por KPMG (por delante de la reseñada Vitoria-Gasteiz); en concreto, por su red de transporte y soluciones de movilidad.

Algo nada desdeñable, cuando es el transporte el que acapara un 42% de energía final en España, informa la Fundación Renovables, que colabora con el ayuntamiento madrileño “en la firme creencia de que las ciudades son y serán el motor en la transición energética”.

Otras tres ciudades españolas ‑ Málaga, Palma de Mallorca y Valencia‑ se encuentran entre las diez más sostenibles de Europa, como aspirantes al título de Capital Europea de Turismo Sostenible 2019.

“Si se ilusiona al ciudadano, podríamos dar la vuelta al sistema en aproximadamente una década. Sin olvidar que las empresas de este mercado, desde sus posiciones y poder, tienen que actuar como dinamizadores”, comentan desde PxNME.

Y en ello están. Petroleras, eléctricas y gasistas se transforman ahora en empresas multienergéticas para adaptarse al nuevo escenario. En su reconversión se interesan por las startups (37 grandes grupos energéticos han invertido en 361 proyectos de emprendimiento en la última década, contabiliza Everis) y recurren a los PPA (power purchase agreement) para autorregularse y evitar la volatilidad de precios. Europa es el segundo mercado de PPA, con más de 1GW contratado en 2017, tras EE UU; y España ya contabiliza unos diez.

Todas las soluciones son bienvenidas, siendo la tecnología el principal aliado. Lo último es el intercambio de energía a través del blockchain, que facilita transacciones más eficientes. En Alemania, la plataforma Elblox permite a los clientes elegir su mix energético. Y en la UE, Enerchein agrupa a 39 empresas energéticas para realizar negociaciones descentralizadas.

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