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Latinoamérica puede librarse de sus demonios de décadas pasadas

Asoman el estatalismo, la violencia y los regímenes militares, pero la historia no tiene por qué repetirse

Una seguidora del candidato Jair Bolsonaro, de extrema derecha, en un acto de apoyo después de su apuñalamiento.
Una seguidora del candidato Jair Bolsonaro, de extrema derecha, en un acto de apoyo después de su apuñalamiento.MAURO PIMENTEL (AFP)

El tiempo gira en círculos en el realismo mágico de Gabriel García Márquez. Aunque no tiene por qué suceder lo mismo en la realidad económica de América Latina. La región lo ha hecho bien desde que se desprendió de los regímenes militares, la violencia política y las políticas estatalistas de los setenta. No obstante, durante las últimas semanas, los demonios del pasado han resurgido. Pero la historia no tiene por qué repetirse.

Países como Chile, Brasil, Perú y México han abierto el camino hacia un futuro más próspero, aunque de forma titubeante. Consiste en aplicar la prudencia fiscal, la economía de mercado y programas antipobreza sostenibles, apuntalados con comercio bastante libre, un Estado de derecho fiable y unas instituciones relativamente independientes.

La economía de Venezuela ha caído en picado con Maduro. El New York Times contaba el sábado que funcionarios de EE UU se han reunido con militares venezolanos para echar del poder al mandatario. Pero es mejor que caiga por su propia incompetencia.

En Brasil, un admirador del militarismo de extrema derecha, Jair Bolsonaro, fue apuñalado la semana pasada mientras hacía campaña para las elecciones presidenciales. Los votantes decidirán el mes que viene si quieren un retroceso con él liderando el país. Su trayectoria como congresista indica que practicaría el nacionalismo económico.

Mientras, Argentina está frente a una de sus habituales crisis de divisa. El presidente Macri tiene problemas para arreglar una economía destrozada por su predecesora, la populista Cristina Fernández. Consciente de lo que ocurrió en el pasado, Macri dijo la semana pasada que la crisis actual “tiene que ser la última”. Los argentinos pueden respaldar sus esfuerzos para conseguirlo en las elecciones del año que viene – o recuperar el peronismo de Fernández.

En México, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador quiere inyectar dinero en Pemex, la ineficiente petrolera estatal, mientras retrasa la hasta ahora exitosa apertura de la perforación a inversores privados y extranjeros. Devolver la industria petrolífera a los setenta probablemente no acabe bien. A veces García Márquez da en el clavo.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción es responsabilidad de CincoDías.

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