Trump autoriza a la francesa Atos a comprar Syntel pese a la guerra comercial con la UE
La adquisición, valorada en 2.940 millones, “no afecta a la seguridad nacional” EE UU denegó la compra de Broadcom o la licencia a China Mobile
Los vetos a la entrada de inversores extranjeros por parte de EE UU se han frenado. O bien esas prohibiciones solo afectan, por ahora, a los inversores asiáticos. Esa es la principal conclusión que se puede extraer de la autorización del Comité de Inversión Extranjera en EE UU (CFIUS, por sus siglas en inglés) que dio luz verde el martes a la compra de la estadounidense Syntel por parte de la francesa Atos “ya que no hay problemas de seguridad nacional”.
La operación, anunciada en julio, supondrá que la empresa de servicios informáticos francesa Atos desembolsará 2.940 millones por hacerse con la estadounidense Syntel, especializada en aplicaciones y que cotiza en el Nasdaq, con lo que aumentará significativamente su presencia en EE UU. Una vez concedido el permiso por parte del CFIUS, el último escollo que tendrá que superar la operación es la aprobación por parte de los accionistas de Syntel, algo que se conocerá en la Junta Extraordinaria que se celebrará el próximo 1 de octubre. De esta manera, la firma francesa prevé que la operación esté culminada a principios del cuarto trimestre y augura que la integración de ambas firmas le reportará un ahorro anual cercano a los 104 millones de euros.
Con esta decisión, CFIUS rompe una racha de vetos a inversores extranjeros, fundamentalmente asiáticos, al reconocer que compra de la firma estadounidense no afectaba a la seguridad nacional. Syntel es dueña de patentes en sectores informáticos clave que suponen el 40% de su facturación y eso podía dar al traste con la operación, toda vez que ese había sido el argumento esgrimido, por ejemplo, en el caso de las firmas asiáticas.
De esta manera, EE UU afloja la tensión en la guerra comercial con la Unión Europea, que hasta ahora se ha limitado a los intercambios comerciales. Desde el pasado 1 de junio, EE UU grava las exportaciones europeas con recargos del 25% en el caso del acero y del 10% en el caso del aluminio, lo que supone un coste para las empresas europeas valorado en 6.400 millones de euros. La respuesta por parte de la UE no se hizo esperar. Desde el 22 de junio, Bruselas también impuso aranceles por valor de 2.800 millones a exportaciones de EE UU, entre las que se encontraban productos genuinamente estadounidenses como el bourbon, los vaqueros Levi´s o las motos Harley-Davidson. El resto para compensar los aranceles de EE UU (3.600 millones), solo los podrá aplicar tres años después o siempre y cuando la Organización Mundial de Comercio resuelva a su favor.
EE UU también ha prohibido vender componentes a ZTE o ha denegado la licencia a China Mobile
La aprobación de la operación de Atos no tiene nada que ver con la sucesión de vetos a inversores asiáticos. El caso más sonado fue el de Qualcomm, fabricante de microprocesadores de Singapur, que compró por 94.562 millones de euros, a su competidora estadounidense Broadcom a finales de 2017. Finalmente optó por retirar su oferta, después de que el presidente de EEUU, Donald Trump, vetase la operación al considerar que representaba una amenaza para la seguridad nacional de EEUU. “Existen evidencias creíbles que me llevan a creer que Broadcom adquiriendo el control de Qualcomm podrían llevar a cabo acciones que amenazarían la seguridad nacional de EEUU", aseguró.
Pero no ha sido la única operación en la que se ha vetado la entrada de inversores en suelo estadounidense. También han sido sonados los encontronazos con las chinas ZTE o China Mobile. La empresa de telefonía ZTE fue multada en marzo de 2017 con 1.029 millones de euros por violar la prohibición expresa de realizar exportaciones a Irán y Corea del Norte. La multa también incluía sanciones disciplinarias a sus empleados. Un año después, ante la falta de expedientes contra los trabajadores, EE UU decidió prohibir durante siete años la venta de componentes de la empresa china a firmas estadounidenses. Finalmente, el conflicto quedó zanjado en junio con el pago de la sanción y la autorización para vender en EE UU.
Coincidiendo con la paz con ZTE, la Administración Trump optó por denegar la licencia para operar, solicitada desde 2011, a China Mobile, el mayor operador de telefonía móvil del mundo con 900 millones de usuarios y de propiedad estatal. En este caso fue la Administración Nacional de Información y Telecomunicaciones (NTIA, por sus siglas en inglés), que depende del Departamento de Comercio, la que citó "motivos de seguridad nacional” para emitir su recomendación. “Después de una significativa interacción con China Mobile, las preocupaciones sobre el aumento de riesgos para el orden público y la seguridad nacional en EE UU no pudieron resolverse”, afirmó en un comunicado David J. Redl, el subsecretario para Comunicaciones e Información del Departamento de Comercio.
Alemania también veta al capital extranjero
58 operaciones. El Ejecutivo de Angela Merkel estrenó su capacidad de veto a inversores chinos en 2016, cuando prohibió a Fujian Grand Chip Investment hacerse con la empresa de ingeniería mecánica Aixtron. El Ejecutivo de Angela Merkel adujo razones de seguridad nacional, aunque la realidad mostraba que era un mensaje ante la compra masiva de firmas nacionales por parte de China. Entre enero y octubre de 2016 se cerraron 58 adquisiciones. Solo las tres más importantes supusieron un desembolso de 7.000 millones de euros: por Kuka, líder de robótica industrial, se pagaron 4.600 millones de euros; por el fabricante de maquinaria KraussMaffei 1.000 millones, y por EEW, fabricante y proveedor de equipamiento para la quema de basura, 1.600 millones.
25% del capital. Alemania aprobó en 2016 una legislación para vetar compras que supusieran la entrada de capital foráneo en al menos el 25% de una firma germana. El Ejecutivo de Merkel ha estado a punto de hacerlo en dos ocasiones el pasado verano. En julio ordenó al banco estatal de desarrollo KfW que comprara un 20% en 50Hertz, un operador de red de energía de alto voltaje, con el fin de adelantarse a un inversor estatal chino. En paralelo presionó a la china Yantai Taihai, interesada en adquirir a la aeronáutica Leifeld Metal Spinning, para que retirara su oferta.